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Maria Dolores Pradera, veterana de lujo

Pese a sus achaques de salud, Maria Dolores Pradera quiere seguir actuando a sus 88 años.

Maria Dolores Pradera | Efe

Los artistas tienen, con respecto a la mayoría de los ciudadanos, incluyendo con ellos a los de profesiones liberales, la voluntad de estar activos hasta edades indeterminadas: no han de jubilarse a los preceptivos sesenta y cinco años de antes; a los sesenta y siete de ahora. Pero no conocemos en el ámbito de la canción popular en España a nadie que iguale el récord de María Dolores Pradera, quien a sus ochenta y ocho años cumplidos en el pasado agosto trata de continuar en los escenarios.

Sin ir más lejos, el próximo 31 de marzo tiene una gala contratada en el Palacio de la Música, en Valencia. Y luego, en otras ciudades. Todo ello tras arrastrar últimamente "una mala salud de hierro", como la autodefinía en su caso el escritor César González-Ruano. En efecto: hace ahora justo un año que esta madrileña de raíces asturianas sufrió una severa neumonía, de la que se recuperó en primavera, para recaer después en mayo, lo que la obligó a suspender una gira por toda España. Perdió una decena de kilos. También ha venido arrastrando dolores de espalda, alifafes varios dada su provecta edad, que no han minado su ilusión como si fuera una jovencita de "Operación Triunfo". Y es lo que ella suele decir a sus íntimos: "Doler, me duele casi todo... menos la voz".

Porque de facultades vocales se siente una privilegiada. ¿Quién de sus coetáneos puede competir a su lado en igualdad de condiciones? Rebuscando en mis archivos encuentro, por ejemplo, que la legendaria estrella del cuplé Raquel Meller, actuó por última vez con setenta y tres años. Seis más contaba "la reina de la revista musical", Celia Gámez, cuando se despidió del público. Y la más cercana en el calendario, Nati Mistral, felizmente en activo, celebró en el último diciembre ochenta y cuatro. Los mismos que dice cumplir este 10 de marzo Sara Montiel (si no tenemos en cuenta otras fuentes de su profesión que me aseguraron que en su día cayó en la coquetería de quitarse tres inviernos). Luego a todas ellas, más algunas otras que no vienen a cuento, les gana María Dolores Pradera como longeva y veterana de la canción.

Es posible que haya quien ignore –o haya olvidado- su primigenia condición de actriz. Maravillosa actriz que representó a los mejores clásicos del teatro español y universal. La espléndida Soledad unamuniana. O la Rosana de Cyrano de Bergerac. Sin olvidarnos, entre medio centenar de títulos gloriosos de aquella Cándida, de Georges Bernard Shaw, con la que se despidió de la escena en 1975, cansada de las dos funciones diarias, que le producían hartazgo, aburrimiento y cansancio. Para entonces, ya era una acreditada intérprete de canciones folclóricas sudamericanas, boleros, algunas desperdigadas coplas y modernas baladas.

Lejano queda su debut como cantante. Fue el año 1952 –se han cumplido, por tanto, seis decenios-, en una "boîte", como se anunciaba entonces para gozo de los "snobs", llamada Alazán, sita en el madrileño paseo de Recoletos (cercana a la Biblioteca Nacional), que frecuentaban los personajes más relevantes de la vida artística y social de la época. Luego, lo que son las cosas, terminaría siendo un cabaré de lujo, con chicas de alterne, de esas que ahora dicen son de "alto standing".

Pues, bien: allí, María Dolores Pradera, como una pirueta en su carrera de actriz, entusiasmó a los concurrentes cantándoles boleros, uno de ellos Caminemos, que había compuesto uno del trío Los Panchos, el llamado Alfredo Gil. Hacia 1954 es cuando aparecen sus primeras grabaciones discográficas: el bolero del maestro Quiroga, La vida es maravillosa (incluido en la banda sonora de la película de igual título), y dos composiciones del maestro Ernesto Halffter: Alhambra y tú, bolero, y la marcha Broadway, Granada. Es difícil bucear en los inicios de su discografía; no hay apenas datos. Y ya a mediados de los 60 es cuando se produce su despegue como "la gran dama de la canción", interpretando a Chabuca Granda (Fina estampa, La piel de la canela), José Alfredo Jiménez y otros habituales del bolero y la ranchera. A ellos ha vuelto María Dolores a recordar en su último disco, Gracias a vosotros. Con catorce piezas y otros tantos dúos, con Ana Belén, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Bosé, Diego El Cigala, Miguel Poveda... Me ha encantado el que registró con Pablo Alborán, No sé por qué te quiero. María Dolores, encantada de poner su voz junto a la de la última revelación de la balada. Hermoso disco, aparecido hace un par de meses, uno de los mejores de esta admirable mujer, que recomiendo vivamente.

Por lo demás, apuntar que María Dolores Pradera es un ser dotado de un finísimo humor y una amena y culta conversación. Que desde su separación de Fernando Fernán-Gómez en 1957, tras doce años de matrimonio, supo llevar una vida discreta. En los años 60 se sabía en los círculos sociales madrileños de su vinculación con el gran periodista, director de ABC, Luis Calvo. Rota aquella relación, nada se supo de su vida sentimental. Parece que sentía una especial atracción por uno de los músicos que la acompañaban. Mas ella jamás "dio tres cuartos al pregonero" y continuó su existencia con esa gran dignidad que corona su biografía personal y artística. Una de las más grandes figuras de la historia del espectáculo español del último medio siglo.

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