Azabache 20 años se estrenó en Sevilla en el pasado verano, proyectada para ser una única función. El éxito ha llevado a la productora Concert Tour a representarla por toda España, en principio hasta el próximo mes de septiembre.
En lo que va de año, con todas las entradas vendidas, se ha dado a conocer en varias ciudades andaluzas. Y los pasados 24 y 25 de febrero (como anunciamos en Chic), nada menos que en el Teatro Real de Madrid. El espectáculo pretende rememorar aquel otro de la Expo sevillana de 1992. Pero es diferente, aunque la mayoría de las coplas aquí incluidas, de corte clásico, sean las mismas de entonces. Creemos que era innecesario recurrir a la misma leyenda anunciadora: podría haberse elegido otro título, mas eso sólo ha de juzgarse como simple elección publicitaria.
El Azabache primerizo, evento de muy elevado presupuesto –a costa del erario público- se desarrollaba en un amplísimo escenario, que permitía, por ejemplo, las evoluciones de un ballet. Un director teatral y acreditado escenógrafo se encargó de dirigir el espectacular montaje. Que es mucho más simple en este nuevo Azabache 20 años, con algunas leves novedades, como es que cada intérprete, antes de abandonar el escenario, "da la vez" al siguiente, entre pasos de baile y amistosos gestos. Otro asunto son los novedosos arreglos del director de la Orquesta Sinfónica del Aljarafe, buen pianista asimismo. Y, desde luego, los distintos estilos de sus estrellas femeninas, que hacen versiones muy distintas a las de sus creadoras en su tiempo de célebres coplas: Estrellita Castro, Imperio Argentina, Conchita Piquer y Juanita Reina. Cantaban éstas, (si exceptuamos a la primera, más chispeante), con gran naturalidad, conteniendo los excesos dramáticos.
En cambio, sus sucesoras en la canción española abundan en un tratamiento más teatral. De lo que no tenemos la más mínima duda es de que se trata de un terceto, hoy por hoy, inigualable, difícil de reunir en un escenario, por la categoría de sus voces: Pastora Soler, Diana Navarro y Pasión Vega. Quienes, por otra parte, lucieron atractivos trajes de noche y otros de inspiración andaluza, con volantes y batas de cola, amén de exhibir airosos mantones de Manila, a lo largo de las dos horas y cuarenta y cinco minutos de duración del espectáculo.
Las tres antedichas bordan las zambras, ritmo del que se compone la mayor parte del repertorio de Azabache 20 años; aquel que precisa de una técnica vocal indispensable, y muchas facultades. Lo que hoy no cultivan esos copleros de nuevo cuño que sólo le dan a la rumbita de tres al cuarto con melifluas voces . Ellas, no: cantan por lo derecho. Pasodobles, o acercándose a los aledaños al flamenco, ya sean bulerías o tientos. La más folclórica, fiel a las esencias de la copla, es Pastora Soler, que ya puede presumir de veteranía. Con su potente voz, el desgarro cuando es preciso, la gracia también de la rumba. Muy aplaudida en una copla moderna, de Rocío Jurado, Que no daría yo como en una clásica, La Lola se va a los puertos. Vibrante también en Cinco farolas, Triniá y El clavel. Y siguiendo con ese repertorio tradicional de los maestros Quintero, León, Valverde y Quiroga, y Ochaíta, Valerio y Solano, Pasión Vega nos deleitó con Ojos verdes, Tatuaje, Francisco Alegre, Y sin embargo te quiero...
Algo menos arrebatadora que sus compañeras, pero con el brillo de su prodigiosa garganta. Y quien se salió más del clasicismo de la copla de ayer fue la excelente y bellísima Diana Navarro, sensual en su Carmen de España, singular en su versión de un cuplé tan añejo como La violetera, a base de sus personales gorgoritos y jipíos, y más centrada en María de la O, aquel exitazo de Estrellita Castro, que esta malagueña recreó con brío y acentos melodramáticos, aunque cuando más brilló fue con los Tientos del cariño y unas bulerías que fusionaron las notas lorquianas de La Tarara y una sensacional zambra que en su día estrenó la recientemente desaparecida Marifé de Triana: La Loba. En ese instante, el público del Real se desbordó. Y Diana Navarro recogió la mayor ovación de la velada.
El resto fueron dúos entre ella y Pasión Vega (El día que nací yo, aquel número de Imperio Argentina) y Pastora Soler y Manuel Lombo (Cárcel de oro). Este último, que proviene del flamenco, cumplió en su papel de cancionero. Coplas aflamencadas que sonaron muy dignas con su voz aguda: Antonio Vargas Heredia, Señorío, La Lirio, Mañana sale y Capote de grana y oro. Como rúbrica, los cuatro se despidieron con el más emblemático de los pasodobles, Suspiros de España, no en la versión de su letra original, sino en la que cantaba Estrellita Castro en la película de igual título.
Espectáculo sobresaliente este Azabache 20 años, que ojalá tuviera prolongación en el futuro, y debería ser ejemplo para que otros valores actuales de la copla siguieran su ejemplo.