Uno de los tópicos que abundan en los círculos musicales europeos dice que el Rock and Roll se inventó al otro lado del Atlántico, pero se llevó a su máxima expresión en Gran Bretaña. Discusiones aparte, lo cierto es que este álbum clásico de Rod Stewart podría utilizarse como argumento para apoyar afirmaciones como ésta. Con Every Picture Tells a Story (1971), nos encontramos con un Stewart pletórico, tanto a nivel compositivo como en la ejecución de versiones (terreno en el que se ha movido como nadie): borda a Dylan (Tomorrow is a Long Time), rinde tributo al Amazing Grace y deslumbra, precisamente, en el primer tema rock que había grabado el mismísimo Elvis, That’s All Right.
Pero no se queda en el terreno del rock, sino que además incorpora elementos de country, soul y sobre todo, una acertadísima vena folk para sobresalir en dos temas, firmados por el propio artista (que, además, produce el álbum): la excepcional Mandoline Wind y el single que elevó este disco hasta en número uno en las islas británicas: Maggie May. Un tema en el que se aprecia toda su potencia vocal, sensibilidad compositiva y otro de los grandes aciertos a lo largo de su carrera: saber rodearse de músicos de primera fila, como sus compañeros en The Faces (mención especial para Ronnie Wood) o Ray Jackson, que ponía la guinda en el tema estrella del álbum, con la mandolina que recordaba a la famosa Maggie. Una canción y un álbum para conocer de la mejor manera posible al gran Rod Stewart.