Se ha dejado llevar
Antonio Vega.
Descanse ––ojalá–– en paz.
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Hemos comentado los sonetos de Shakespeare y los desencantos de los Panero, el terrible Pony colorado de Steinbeck y La parcela de Dios y de Caldwell. Por lo que hace a los leones, han dado buena cuenta de La libertad a prueba, de Lord Dahrendorf. Además, hemos tenido el honor de entrevistar a Jorge Alcalde, que ha venido a presentarnos su más reciente criatura: Las mentiras de lo paranormal.
Pasen y vean y, si quieren y pueden, lean.
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Toso, carraspeo y se me escapan gallos cuando hablo catacúmbico y nasal (y el peluquero me pregunta, entre sonrisas que le salen tarde muy tarde, si por un casual no habré estado en los Estados Unidos Mexicanos. ¡No mames, güey!): "¿Qué me pasa, doctor?".
Descanse en paz el gran Antonio Vega. Ya nos han dejado los que yo considero los más grandes del pop español: Enrique Urquijo, y Antonio Vega. Bueno, ellos se han ido a descansar (buscando “una vida agitada, quizá, más tranquila”, como cantaba Enrique), pero siguen con nosotros a través de su música. Gracias a los dos por lo mucho que nos han dado. Pero no olvidemos el gran daño que hicieron las drogas a la juventud de su generación. Y no olvidemos que los socialistas eran quienes promovían el consumo de drogas, es decir, el consumo de muerte y sufrimiento. El máximo exponente de aquello fue el tétrico tierno Galván (ex abogado defensor de terroristas del grapo, ex marxista contrario a la democratización del psoe) con su “ a colocarse y al loro”, pero no fue el único socialista que promovió las drogas, sino que la apología del consumo de drogas era una de las grandes banderas del socialismo de aquella época. Sobre el programa de ayer, me resultó muy curiosa la historia de los Panero, de los cuales debo confesar que no había oído hablar (espero que esta confesión de ignorancia no conlleve que el tío Mario me mande más deberes). ...
… Y también fue muy interesante la entrevista a Jorge Alcalde. Reconozco que yo soy escéptico, pero tan escéptico de los “flipadillos”, como de los científicos. Bueno, un poco más de los científicos. Pero Alcalde es una persona sensata, a la que me gusta escuchar, aunque no siempre esté de acuerdo con él. Por ejemplo, yo tengo un criterio que es que considero que si algo ha durado miles de años y está presente en todas las civilizaciones conocidas, tiene que ser cierto, aunque yo no sepa por qué es cierto. Y ese es el caso de la influencia de los astros en la vida de los humanos. Estoy seguro de que existe tal influencia, por el criterio antes comentado. Pero ni leo los horóscopos, ni siquiera sé todos los signos del Zodíaco, ni, mucho menos, soy de esos que preguntan “que signo eres”, y ante la respuesta dada meten una chapa que no suele coincidir con la persona preguntada. Pero es que hay otra cosa sobre la ciencia: es posible demostrar que algo existe, pero es casi imposible demostrar que algo no existe. Por ejemplo, Alcalde dio varios motivos por los cuales él decía que demostraba que los astros no influían en nuestra vida. Pero lo que demostró es que él desconocía los motivos por los cuales los astros influían en nuestras vidas. Puede haber muchos factores que él (y el resto de los humanos) desconozca, o no haya tenido en cuenta. Y creo que en este caso es así. A pesar de estas discrepancias me pareció muy interesante su entrevista, y muy recomendable su libro.
Voy a hablar de política, en lugar de libros. Espero que a nadie le moleste. Creo que hay algo que es fundamental hacer comprender a todos los ciudadanos, que es que el dinero del Estado es el dinero de cada uno de nosotros. Porque la gente se cree que ese dinero no es de nadie, y por eso les encantan las “ayudas” que reparte generosamente el Gobierno. Si la gente entendiese que entre lo que paga de impuestos directos, y lo que paga de indirectos, se le va la mitad del sueldo, se cabrearía. Pero si entendiese que si se cortasen las ayudas podría pagar muchísimo dinero de todo ese que le quitan en impuestos, nadie estaría a favor de dar ayudas para comprar pisos, coches, para los agricultores, para las energías renovables, etc.
Para Mario Noya, ante la torticera encerrona en la tertulia con José García Domínguez, perro viejo. Procuraré desmontar el argumento de que no existe libertad para elegir idioma como tampoco para estudiar matemáticas. Cuando llega el ingreso en la facultad, unos lo hacen en la de ciencias exactas y otros en bellas artes. Hay libertad, antes alguien ha tomado la decisión por tí. En el bachillerato unos estudian letras y otros ciencias, hay libertad, antes el estado decide por el alumno y padres. Las matemáticas es una asignatura útil, que los padres hasta cierto nivel básico la demandan. Antes de organizarse el estado moderno y arrebatar la competencia de educar a los padres, las escuelas enseñaban libremente y nadie, por ejemplo, le decía a Aristóteles o Platón lo que debían impartir, ni obligaban a nadie a asistir a clase. En otros países está más desarrollada la práctica del homeschooling, que se puede hacer siguiendo un programa oficial o al margen de cualquier guía, dejando que padres y alumnos evolucionen curricularmente. El estado no tiene ningún derecho a decidir por los padres y alumnos, ninguno. El estado, pagado por los contribuyentes, puede ofertarnos un sistema educativo pero no obligar a aceptarlo como único, pueden surgir otras ofertas educativas que me interesn más, ¿soy acaso un esclavo del estado? Porque si esto es así, lo que hay que revisar no es el derecho de los padres, sino la misión del estado burocrático, que se está sirviendo de los administrados, no sirviendo a.