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Programa dedicado a Carmen Pulín y Eugenia Monche, en gratitud a las deliciosas viandas. Amigas, no somos dignos.
La idea de consultar sobre el libro ideal para regalar (y ser regalado) en San Valentín ha provocado un motín en el grupo de LD Libros en Facebook. Que si cursis, que si horteras... Nosotros también os queremos.

Afortunadamente, siempre hay espíritus románticos.

Pedro Martínez Martín aceptó de buen grado el juego, y se lleva un libro de regalo (porque a Mario le sale... del corazón). Pedro nos recomienda, por San Valentín, Diario de Adán y Eva, de Mark Twain.

Francisco Javier Prida (otro libro para él) se pide, por el Día de los Enamorados, cualquier libro que le dedique Carmen Carbonell de su puño y letra. Viva el piropo español.

Mario

En San Valentín, regalaría La invención de Morel (Adolfo Bioy Casares): "Historia estupefaciente de un amor imposible, escatológico"; pero es que quizá, como dice el protagonista, "siempre hemos querido que la persona amada tenga una existencia de fantasma".

De su enamorada, Mario aceptaría gustoso ser obsequiado con un ejemplar de Tokio Blues o de Al sur de la frontera, al oeste del Sol, ambos, de H. Murakami, autor de "prosa hipnótica y sensorial".
 

Carmen

Regalaría, por San Valentín, poemas de Luis Alberto de Cuenca; por ejemplo, Vamos a ser felices. De hecho, admite Carmen, traviesa, que ya lo ha regalado.

De regalo, Carmen, que es "muy cariñosa", acepta "cualquier libro". Dicho queda.

Víctor

Regalaría Pequeños cuentos misóginos (Patricia Highsmith), porque nadie conoce a la mujer mejor que otra mujer.

Agradecería el regalo de The original of Laura (V. Nabokov): la novela que el autor de Lolita dejó inconclusa al morir. Inédita aún en España, ya se ha publicado en Estados Unidos.
 

Uno de nuestros libros de la semana es Dos damas muy serias, de Jane Bowles, en una edición que incluye también todos sus cuentos, reunidos con el título de Placeres sencillos. Christina Goering y Frieda Copperfield, las protagonistas, viven vidas paralelas en esta novela, cuya estructura alterna las andanzas de una y otra en su particular ruptura con las convenciones y búsqueda de la libertad personal. Un antecedente literario de Thelma y Louise, bastante más rico en matices y significados, así como por el interés de sus protagonistas. El bonus del libro son los cuentos de Bowles, que no están a la altura de su única novela.

Mario ha seleccionado esta semana El cojo y el loco, de Jaime Baily. "Absténganse buscadores de una evasión light o una nueva confesión íntima del autor", ha advertido Gina Montaner en el suplemento de Libros de LD; advertencia que el director del programa hace suya. Un relato duro, en el que "imperan la violencia, el horror, la crueldad, el sadismo, el dolor, el dolor y el dolor... del resentido y de su víctima".  "Literatura de altos vuelo, de la ciénaga y el asco, que hace palpar la objetiva solidez del pecado". Aunque falla el final, nos cuenta Mario, es un libro "sin concesiones, no apto para todos los públicos" y, en particular, no recomendable para quienes están pensando en el Baily showman.

Justivir, amigo y colaborador del programa, nos ha dejado una audioreseña sobre Oro entre brumas, de Luis Melero. Buen aficionado al género de los relatos de aventuras marinas, Justivir esperaba encontrar una buena ración de batallas, tormentas y motines en esta historia ambientada en la ruta atlántica del oro de la flota de Indias, hacia 1700. "Nada de eso", comenta decepcionado. Lo que este libro ofrece al lector es una colección de "tópicos" y una actitud seudocientífica. Se cuentan dos historias, en capítulos alternos: los pares narran las aventuras de un caballero templario que toma parte en la gran flota de Indias con una misión secreta... que nunca se nos revela; en los impares, la trama pivota sobre un equipo de televisión que prepara un documental sobre los pecios de aquella época. "Pudiendo haber sido una buena novela de aventuras navales, se pierde en los lugares comunes de las novelas de saldo y ocasión". Una trama "poco cautivadora" que, unido a esa ambición del autor de "dárselas de Dan Brown con materia de Emilio Salgari", da como resultado "un pestiño que, de nuevo, nos hace dudar de la existencia de este subgénero literario, las aventuras navales, en la literatura en español".

Muchas gracias, Justivir.

En la sección de literatura sobre viajes, Gina Montaner nos comenta esta semana su lectura de La geografía de la felicidad. Un viajero en busca del país más feliz de la tierra, de Eric J. Weinner. La felicidad: un tema escurridizo donde los haya. El autor visita ocho países. En cada uno permanece durante dos semanas, observando a sus habitantes y hablando de su bienestar. En Holanda conoce a un estudiante dedicado a medir la felicidad de las naciones. En Bhután, el Rey ha promulgado la felicidad por decreto. A los cerdos de este país se les administra marihuana para que coman más. "En realidad", bromea Gina, "los más felices de Bután son los cerdos". Una de las conclusiones del libro es que los países más felices son seculares, homogéneos y, paradójicamente, tienen un mayor índice de suicidios. Gina lo toma todo con mucha reserva. Dos semanas en cada país es muy poco tiempo para sacar conclusiones tan solemnes. Un libro ameno, nos dice, pero con demasiadas generalizaciones.


Mario y Carmen conversan con Rafael Balanzá, autor de Los asesinos lentos, premio Café Gijón 2009. Una historia de amor y desamor, incomunicación y desamparo con un arranque hechizante. Su autor nos cuenta que la "semilla" fue una reflexión de un amigo escritor sobre los tres principios para escribir una buena novela: poner en pie a dos personajes creíbles que dialoguen entre sí, un arranque que enganche y un quiebro inesperado a mitad de la trama. Interesantísima entrevista sobre el oficio de novelista, con pistas muy sugerentes para disfrutar de Los asesinos lentos, ópera prima de Balanzá.

Los celos son ladridos de perro que atraen a los ladrones.