¿Por qué los economistas no saben leer?
Creo que es posible elaborar una teoría del consumo literario de los economistas, un modelo de sus preferencias como lectores que explique algunas de sus chapuzas como escritores. De hecho, lo estoy haciendo para La Ilustración Liberal y me temo que el resultado no gustará a los liberales citados en ese artículo. Lo siento mucho. Que aprendan a leer.
El profesor Juan Velarde pone de relieve la ignorancia de los prebostes de la II República en las cuestiones de la Ciencia Económica. Marcelino Domingo, el ministro de la reforma agraria, abandonó en una ocasión el hemiciclo, en pleno debate, para ir en busca de Pascual Carrión y preguntarle: "Don Pascual, ¿qué son los bienes comunales?". Y del diario de Azaña, descolla una anotación de 1912, en París, de cómo se vio atrapado, por accidente, en una conferencia de Leroy-Baulieu: "Me parece que no me cogen en otra". Por lo demás, J.F. Revel dedicó su obra más célebre, El conocimiento inútil, a reponerse del siguiente estupor: por qué los intelectuales de Occidente, disponiendo de todos los datos de la ciencia y de toda la experiencia de la historia, se obstinan en propagar ideologías asesinas y mentirosas. La cuestión de por qué los escritores, particularmente los españoles e hispanoamericanos, son tan cretinos cuando hablan de Política, Economía o Moral ha sido tratada de manera concluyente por los sres. Montaner, Vargas Llosa (d. Álvaro) y Mendoza, en su justamente aclamado Manual del perfecto idiota...
Todas esas perspectivas del desdén bruto o malicioso de nuestros "intelectuales" por la verdad, durante el siglo XX (y lo que te rondaré...) son esencialmente correctas, y uno simplemente añadiría que la putrefacción mental viene del Romanticismo, o sea, de Rousseau en adelante, cuando el intelectual se convence de que es lo bastante genial como para vivir de lo que piensa (generalmente, a cuerpo de rey) sin necesidad de vivir como piensa.
Total, para no aburrirles que empieza el Barça, que, siendo todo esto así, me he preguntado a mí mismo, para mis adentros, qué demonios ha venido pasando en el otro sentido de la carretera, el que se supone que deberían haber recorrido los economistas, durante su formación, como turistas en pos de las doradas playas de la tradición humanista. Acoto el objeto de estudio a los economistas liberales porque, cuando pienso en los economistas marxistas me vienen inmediatamente a la cabeza los casos del sr. José Luis Sampedro y de Jacques Attali, me deprimo pensando que quizá Thomas Carlyle tenía razón cuando dijo que la Economía es una "ciencia lúgubre," y se me baja la líbido de escribir una teoría para demostrar que la mayoría de los economistas (y asimilados: periodistas de divulgación económica, ingenieros evolucionistas, asesores fiscales randianos, geeks de la Internet, buscadores de rentas en los criaderos de tertulias...) no sabe escribir, simplemente, porque no sabe leer.
Las diez hipótesis del modelo son las siguientes:
El profesor Juan Velarde pone de relieve la ignorancia de los prebostes de la II República en las cuestiones de la Ciencia Económica. Marcelino Domingo, el ministro de la reforma agraria, abandonó en una ocasión el hemiciclo, en pleno debate, para ir en busca de Pascual Carrión y preguntarle: "Don Pascual, ¿qué son los bienes comunales?". Y del diario de Azaña, descolla una anotación de 1912, en París, de cómo se vio atrapado, por accidente, en una conferencia de Leroy-Baulieu: "Me parece que no me cogen en otra". Por lo demás, J.F. Revel dedicó su obra más célebre, El conocimiento inútil, a reponerse del siguiente estupor: por qué los intelectuales de Occidente, disponiendo de todos los datos de la ciencia y de toda la experiencia de la historia, se obstinan en propagar ideologías asesinas y mentirosas. La cuestión de por qué los escritores, particularmente los españoles e hispanoamericanos, son tan cretinos cuando hablan de Política, Economía o Moral ha sido tratada de manera concluyente por los sres. Montaner, Vargas Llosa (d. Álvaro) y Mendoza, en su justamente aclamado Manual del perfecto idiota...
Todas esas perspectivas del desdén bruto o malicioso de nuestros "intelectuales" por la verdad, durante el siglo XX (y lo que te rondaré...) son esencialmente correctas, y uno simplemente añadiría que la putrefacción mental viene del Romanticismo, o sea, de Rousseau en adelante, cuando el intelectual se convence de que es lo bastante genial como para vivir de lo que piensa (generalmente, a cuerpo de rey) sin necesidad de vivir como piensa.
Total, para no aburrirles que empieza el Barça, que, siendo todo esto así, me he preguntado a mí mismo, para mis adentros, qué demonios ha venido pasando en el otro sentido de la carretera, el que se supone que deberían haber recorrido los economistas, durante su formación, como turistas en pos de las doradas playas de la tradición humanista. Acoto el objeto de estudio a los economistas liberales porque, cuando pienso en los economistas marxistas me vienen inmediatamente a la cabeza los casos del sr. José Luis Sampedro y de Jacques Attali, me deprimo pensando que quizá Thomas Carlyle tenía razón cuando dijo que la Economía es una "ciencia lúgubre," y se me baja la líbido de escribir una teoría para demostrar que la mayoría de los economistas (y asimilados: periodistas de divulgación económica, ingenieros evolucionistas, asesores fiscales randianos, geeks de la Internet, buscadores de rentas en los criaderos de tertulias...) no sabe escribir, simplemente, porque no sabe leer.
Las diez hipótesis del modelo son las siguientes:
Y tal y cual. Hala, a comprar La Ilustración Liberal antes de que el tío Mario se arrepienta.1. Un economista liberal es, básicamente, un lector proteccionista. El sentido de su elección en la biblioteca o en la FNAC consiste en preservar la pureza de su producción interior de silogismos. No dudará en erigir barreras arancelarias y fitosanitarias a la libre circulación de imágenes no homologadas a la lógica aristotélica. Para un economista liberal, un verso como "la mano o el labio o el pájaro nevaban" (La muerte de Narciso, 1937, J. Lezama Lima) es competencia desleal y una aberración contra la industria nacional de verdades como puños.
2. Un Economista liberal lee para ver confirmadas sus ideas. No hay nada que le guste tanto como la literatura con mensaje. Por eso, Ayn Rand, cuya obra puede compararse con una enorme bosta de vaca seca y cursi, tiene tanto éxito entre los liberales. Un economista liberal comentó, en la reseña número 2.567 a La rebelión de Atlas, que, en esa novela, Rand "comprime en mil páginas su cosmovisión". ¿Qué entiende un economista por comprimir? ¿Siempre son tan rigurosos en sus análisis sobre Economía? ( Si quiere saber quién fue el autor de la reseña, compre el próximo número de La Ilustración Liberal)
3. Un economista liberal lee muchas novelas de ciencia ficción porque en el fondo de su corazón libertario vive un utópico que sueña con mundos perfectos u horrendos (pero redimibles con la utopía del mercado total). En su biblioteca no pueden faltar Arthur Clarke, I. Asimov o A. Eschbach.
4. Una economista liberal (o asimilada) lee poesía sólo si es de Mario Benedetti. Entre los economistas liberales machos no hemos detectado aún esta conducta, pero todo se andará, porque unos y otras comparten un mismo instinto que les empuja con irresistible fuerza a "la sensibilidad comunicante".
5. Un economista liberal recomendó una vez El corazón invisible, de Russell Roberts, y los demás corrieron a comprarlo. No hay nada más gregario que un economista liberal leyendo. El economista liberal es incapaz de leer por libre.
6. Un economista liberal leerá una novela cuya trama incluirá, indefectiblemente, alguno de los siguientes ingredientes (o todos): un Estado totalitario, un prota que lucha por la libertad, un pueblo bruto y oprimido, un largo cautiverio. Ayuda mucho que el escritor haya sido un perseguido. Lo que nunca hay en las novelas que lee un economista liberal es el típico chico y la típica chica copulando. Un economista liberal es un dios cuando piensa y un estrecho cuando lee.
7. Un economista liberal es incapaz de leer nada que tenga más de un sentido. Para un economista liberal, Thomas de Quincey iba en serio cuando escribió Del asesinato considerado como una de las bellas artes, interesante tratado para enriquecer la oferta del sector servicios, siempre que el Estado no se entrometa. El sistema poético que puede tolerar un economista liberal se resume en: "al pan, pan, y al vino, patrón oro".
8. Se nota en su forma de escribir si un economista liberal ha leído a Borges o cree que es una marca de ciruelas pasas. Es evidente que el profesor Rodríguez Braun lo ha leído. Es evidente que otros muchos, no. Llamamos a esta hipótesis "preferencia lectora revelada".
9. Es más fácil desarrollar un criterio económico que un criterio lector. La Ciencia Económica tiene poco más de 200 años; nuestra tradición literaria, más de 2.000. Para comprender el funcionamiento del mercado, basta con leer tres o cuatro clásicos; para aproximarse al funcionamiento del individuo, bastantes más.
10. Un economista liberal escribe generalmente como lee, o sea, con el culo.
Me ha encantado. Y el tono, que es muy apropiado. Y aun mas el que se haya escrito en este periódico. Siempre leo a los economistas de LD, especialmente a Rallo. Pero hay que reconocer que la inmensa mayor parte de ellos, en cuanto se apartan de la economía, cuando se salen del campo de la numerología, la estadística y el libre mercado, argumentan sin saber por donde andan. En páginas de LD he llegado a leer de algunos 'economicistas' que lo mejor contra las drogas era legalizarlas, y concluir, más o menos, que a los padres que les toque un hijo drogadicto que San Pedro se lo bendiga, que a fin de cuentas el curso económico no tiene por qué hacerse cargo de semejante suceso. Y quedarse tan fresco. Tan bien es verdad que para la mayoría de los 'literatos' la economía es una ciencia triste, apta solo para fascistas que juegan en bolsa. En resumen: que para los economicistas se escribe '¿Quién ha robado mi queso?', y para los 'literatos' cualquier cosa donde haya jodienda y anticlericalismo. Enhorabuena por el escrito, tanto por el fondo como por el atrevimiento en la forma.
Hola a todos, me gusta leer este blog y eso que lo reconozco, no leo tanto como los que escriben en él o como Mario, pero y también reconociendo que soy fan de Mario Noya, hoy tengo que darle algún palo y eso siempre nos viene bien a todos. De acuerdo, hay muchos economistas que no ven más alla de su economía y o que lo basan todo en ella y hay más de uno que se puede considerar liberal y puede serlo tanto como ZP; pero yo creo que en vez de que haya alguien que reparta carnés de liberales en los blogs, creo que bastarían las opiniones de gente con verdadero pensamiento liberal las que les pusieran y/o deberían ponerlas en su sitio. Y si Mario, si piensas así de "tus economistas", hazlo claro y dí tus opiniones concretas sobre las cosas; te sigo desde hace tiempo y me escama que siempre compares a unos con otros, o unas ideas dichas por alguien en contraposición con otros liberales, pero, y tu opinión directa, sin subterfugios o comparaciones con libros, escritores, etc, al menos de vez en cuando. Yo soy liberal y lo primero que tengo es mi libertad y mi responsabilidad, y por lo tanto mis ideas propias, claras y sinceras, me equivoque luego o no en opinión de los demás y no tengo ningún problema en decírselas a aquellos que me quieran escuchar, lo haga también criticando a otros. Un saludo.
Encacesa: La entrada es de Víctor, no de Mario. Mira debajo del título.
Es cierto, lo siento. Pido mil disculpas.
Hola a todos. Ya he llegado de la playa y estoy de nuevo en Madrid. A partir de ahora me dedicaré a ponerme al día, leyendo las entradas de las últimas semanas, tanto las del Tío Mario y Víctor, como las de los demás contertulios. Y en breve volveré soltar mis chapas. Espero que todos lo hayáis pasado bien de vacaciones (los que las hayáis tenido). Saludos.
Buenas tardes, D. Víctor, como diría un mayordomo británico de la época victoriana (traducido) "Yo discrepo, si se me permite la expresión." No se puede encasillar al economista liberal en un estereotipo como el que propone, si ése es el "corolario" de su modelo, o uno de ellos: 1.- Depende. A mí ese verso que Vd. cita no me gusta; pero le aseguro que mis elecciones en Amazon, EBay o en la tienda de libros de la esquina son escasamente "aristotélicas" y sólo se ajustan a mi búsqueda de nuevos conocimientos en campos que considero necesarios o entretenidos (antropología, biología, química, astronomía, ..., terror, misterio (sin incluir aquí la dichosa trilogía veraniega)..., humor del que sólo (o casi) me hace reír a mí, etc.). 2.- "Un economista liberal lee para ver confirmadas sus ideas" ¡Meeeeec! si generaliza Vd. Alguno habrá; pero otros, al menos este menda, preferimos contrastar constantemente lo que pensamos y abrir los ojos aunque nos haga daño la claridad. 3.- No tengo libro alguno de Eschbach. En cambio, me encantan Philip K. Dick (a pesar de su apellido) o Richard Matheson (terror-c.f., de regusto progresón, incluso en la mayor adversidad de su "Soy leyenda"). Dudo mucho que fuesen liberales (estoy casi seguro de lo contrario) o que sus fantasías pudiesen arreglarse con el liberalismo. Además, ¿es que necesitan ser arregladas o sólo ser disfrutadas como ficción, como evasión momentánea que sustituya al júrgol o a unos cuantos cubatas (y, de paso, leyéndolas en V.O., repasamos el inglés para poder chatear con la nena angloparlante del PiPí rajoyesco). 4.- Poesía de Bene-¿quién?. Ya, la wiki. Uyy, que Serrat grabó un disco con poemas suyos (Tots contra el foc?). A mí me gustan los eternos enemigos: Quevedo y Góngora. En especial los sonetos del 1º: "Érase un hombre a una nariz pegado ..." (cont.)
(cont.) 5.- Tampoco he leído al Sr. Roberts, debo ser un ignorante liberal dentro de su modelo. Pero, leyéndole a Vd., me entra una duda: ¿le molesta la difusión de unas ideas (las liberales) que han sido ocultadas por los políticos y coleguis de éstos de todos los signos (y siglos)? Si es así, ¿qué hace Vd. por aquí? 6.- "Un economista liberal leerá una novela cuya trama incluirá (Bla, bla, bla)" Por un gallifante, dígame qué Estado totalitario, prota héroe liberal, etc., hay en la novela "The hunger" de Whitley Strieber, que yo recomendé por aquí hace algunos hilos, si no recuerdo mal. 7.- Este punto ni merece comentario, por lo menos uno distinto a los anteriores. Se pierde Vd. generalizando, D. Víctor. 8.- Continuamos con mi ignorancia y falta de sensibilidad: me leí "El Aleph" y perdí la cuenta de las veces que me dormí en tal odisea. En cambio, el profe R. Braun no me produce ese sopor cuando le leo o escucho. ¿En qué categoría me sitúa esto? ¿En los chiripitifláuticos de arriba o en los de abajo? 9.- Vale, entonces si leo varios clásicos antiguos y me gustan (como es el caso), ¿tampoco soy uno de sus liberales modélicos? 10.- La grosería, si es "generalizadora" (¡toma palabro! ¡Y existe!) mejor. Yo creo que su modelo es una mera descripción del señor de los moderadores de blog, que responde (o respondía) a las siglas D.R.H. Pero me temo que un solo caso es insuficiente para aceptar su lógica. En resumen, me acabo de cargar su teoría de "todos los economistas liberales no saben leer [como a Vd. le gusta]" totalmente gratis, con un simple contraejemplo (el mío). http://es.wikipedia.org/wiki/Contraejemplo Ahora, entre nosotros y el resto de la web, se le nota descontento con su entorno (no sólo en este hilo). ¿Por qué no funda una asociación para cambiarlo? Si deja de generalizar, a lo mejor alguien le ayuda. Por mí no lo haga, conste. Un saludo
Víctor, tus tesis, además de osadas, son tan verosímiles que no te puede rentar ningún beneficio esto que pretendes publicar, si el tiempo y la autoridad no lo impiden. “Zapatero, a tus zapatos”. Yo no considero a Girauta o a García Domínguez economistas debido a su grande y poco conocido talento literario. Por lo menos, no son economistas como cualquier otro: estos sí ha leído y han leído bien y han leído de todo. Un economista normal, joven o viejo, ha leído poco y mal y por eso sabe lo justo de su lengua materna. Se les nota mucho. Tenemos a los veteranos: Rodríguez Braun, Huerta de Soto, Cabrillo, Raga, Velarde y Barea. Se expresan bien y saben que hay cosas de las que es mejor no hablar. Raga es el que más español sabe, pero quizá sea más por sus estudios de Derecho que por su experiencia. Sobre los chavales de la canter como: Rallo, Ramírez, Ravier, Esplugas, Llamas; Se les nota que necesitan unos cuantos años de buenas lecturas para pulir su estilo como columnistas. Por mi parte, el que más me gusta es el de que busca Ancapia. Su estilo está más cerca de la literatura que de la realidad. Luego tenemos casos como el de Emilio J. González, Carlos Cuesta o Carmen Tomás, que son más periodistas económicos que economistas. Son los más realistas y “razonables” de todos. Se nota que leen muy poca o ninguna literatura. Girauta, que ahora resulta que es más copero que ninguno, es una rara avis. Sabe de economía, sabe de política, sabe de música, sabe de literatura, sabe de lenguas y sabe escribir. Y encima es catalán. Lo tiene todo para ser odiado y envidiado por todo el mundo. Y, sin embargo, sigue vivo y todavía no se rinde. Grande. No creo que tus tesis se puedan aplicar a este personaje. Pero, sobre todo, ten cuidado con estas cosas que escribes, no sea que te tomen demasiado en serio y te hagan ministro de kultura o algo peor. Salud
Una sugerencia para el nuevo curso. Más sobre ciencia. En España existen buenos científicos a quienes "dejan" publicar de vez en cuando y la ignorancia científica es abrumadora incuso entre gente culta. Sí, ya sé que lo hicísteis la temporda pasada, pero más. Un abrazote
Y sobre libros de ciencia aunque no sean de autores españoles, claro. Mucho y muy bueno donde elegir. Hacerme caso. Otro abrazote
¡Qué pena! El Radiador ha terminado. Qué ratos de risa. Y así murió la COPE. Bueno pues, panta rei que resumió aquel.
Los economistas tienen que ver con las finanzas. Y éstas las manejan los bancos y afines, cuya objetivo es obtener beneficios mediante el engaño masivo sin que se note. Para eso están estos individuos que se postulan con conocimientos en la materia; para cubrir los puestos en el nivel que sea por un salario. Se miente y "asesina" (Revel dixit) porque ello deriva de la lucha por la supervivencia y el triunfo del más apto.No se puede estar con Darwin y deducir consecuencias como las inocentes del título "no saben leer".
Lugoma #9 y #10 Excelente idea. Ya lo hace, al menos de vez en cuando, Jorge Alcalde, en el suplemento de "Libros" (por cierto, recomendado el del enlace): http://libros.libertaddigital.com/muchos-mundos-en-uno-1276236762.html y puede que en su sección de Ciencia en esta web: http://www.libertaddigital.com/ciencia/ Pero no estaría de más la competencia interna (sanísima) en este aspecto (aunque D. Jorge lleva casi todas las de ganar, por su experiencia divulgativa en Quo). Como recomendaciones en ciencia, creo que ya hablé de la "Historia de las matemáticas para jóvenes" de Moreno y Vegas. Son dos libros no demasiado largos y muy amenos (no sólo hay una mera descripción de la Historia de la disciplina, también hay que pensar para entender los ejemplos y explicaciones) escritos para chavales de 14 ... a 99, como decían en mi época de los cómics: http://www.nivola.com/detalle_libro2.php?id=69&tipo=COLECCIÓN:&texto=VIOLETA http://www.nivola.com/detalle_libro2.php?id=187&tipo=COLECCIÓN:&texto=VIOLETA De la misma editorial, "El nacimiento de la química de proteínas" de Martínez del Pozo http://www.nivola.com/detalle_libro2.php?id=216&tipo=&texto= Y, en inglés (¿traducido?) algo de física cuántica para los que no somos físicos de carrera (En busca del minino perdido de Schrodinger por 'Indiana' John Gribiin) http://www.powells.com/biblio/17-9780553342536-0 Por cierto, si se te ocurre alguno, bienvenido será. Un saludo
Antimarx ¡¡!! Te cuento los que me han dejado más huella o que me resultan especialmente curiosos, casi todos ellos de autores extranjeros, por desgracia. De Edward O. Wilson, autor por el que tengo fijación, recomendaría todo. Creo que es un ejemplo de muchas cosas, por ejemplo de ser capaz de aguantar el chaparrón progre en plena década de los setenta con su “Sociobiología”, casi nada; y por ser un maestro en muchos campos (evolución, sociobiología, conservación, relación de la ciencia con las humanidades, etc…). Como todo no vale, me quedaría con “La diversidad de la vida”, -o cómo se hace poesía con la ciencia-, que podemos o podíamos encontrar en editorial Crítica (colección Drakontos); “La creación” en Katz; “El futuro de la vida” en Galaxia Gutemberg y “Consilience”, en la misma editorial. Wilson aparte, un libro muy entretenido de química que se puede leer de tirón o cogerlo por donde se quiera o cuándo se quiera, sería “Moléculas en una exposición” de John Emsley, en Ediciones Península. Es muy entretenido y trata de forma muy amena sobre moléculas con las que nos tenemos que ver todos los días en nuestra vida cotidiana. Un autor que me gusta mucho aunque me parece algo irregular, es Oliver Sacks. Me quedaría con “El tío Tungsteno” que debería ser de obligada lectura para jóvenes y “jóvenas” a los que interesara la ciencia, y que nos habla de química de forma amena, pero sobre todo de las inquietudes de un chaval capaz de fascinarse con la ciencia cuando los recursos familiares no sobraban precisamente. Muy recomendable también, “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, un clásico con capítulos memorables como el del enfermo de touretismo capaz de ser un gran cirujano, actividad en la que su enfermedad sorprendentemente no se manifiesta. El primero en la editorial Anagrama, y el segundo en Muchnik editores.
Me parece maravilloso también “La estatua interior” de François Jacob, en la que uno de los grandes biólogos del siglo XX nos habla de ciencia, de su gran descubrimiento junto con Monod, pero también de sus experiencias personales en momentos históricos tan duros como la segunda guerra mundial y la posguerra. Lo podemos encontrar en Tusquets. Muy curioso su relato del "desembarco" de los jóvenes y muy informales investigadores americanos en el, entonces, formalísimo Instituto Pasteur, donde dejaron una huella imborrable. Y de autores y editoriales españolas me quedaría con tres: De la editorial española que comentas, Nivola, la biografía de Euler, es lo mejor que he leido por allí, peeeero escrita por William Dunham. Muy recomendable para quienes piensen que los matemáticos o los hombres de ciencia son todos unos tarados. Impresionante este chico Euler. “Las grandes metáforas de la física”, escrito por un excelente divulgador como Rafael Alemañ que estaba en Celeste ediciones. Y “Pasiones, Piojos, Dioses y Matemáticas” que es muy reciente, que me estoy leyendo y que me va gustando, de Antonio J. Durán, que se puede encontrar en Ediciones Destino. El primero tiene ya sus años (el libro) pero es difícil explicar tan bien muchos de los entresijos “incomprensibles” de la física. Lo difícil será encontrarlo. Perdón por el rollo. Un abrazote.
Y gracias por recordarme que Jorge Alcalde tiene también una sección de libros muy interesante. Un abrazote.
Buenos días Lugoma, ¡Muchas gracias! Mi lista de libros pendientes (unos 500 más o menos) acaba de crecer gracias a ti (o por tu culpa, según se mire, je). De todos los que recomiendas, el único que no me voy a comprar es el de Sacks, ¡porque ya lo leí y me encantó!. De ese mismo autor imagino que conocerás "Despertares", novela cuya trama incluye los siguientes ingredientes: un Estado totalitario, con un prota héroe liberal ... (jua, jua, ...). Ahora en serio, en él Sacks cuenta su experiencia intentando curar la encefalitis letárgica con L-DOPA, y que inspiró la peli de Robin Williams y Robert de Niro (es recomendable tener al lado una caja entera de kleenex para verla). Entre los famosos 500 también tengo "A briefer history of time" de Hawking (supongo que traducido como "brevísima historia del tiempo" o algo así). Sobre su predecesor ("A brief history of time") leí comentarios de que ni se me ocurriese tocarlo, que se necesitaba saber bastante Física para entenderlo (y aún así ...). Sobre el segundo se comenta que ya es más asequible. ¿Alguna opinión?. Hace algunos hilos (no sé si tú ya estabas por aquí) recomendé leerse el libro del Dr. de la Morena "¿Qué me pasa, doctor?". Es una recopilación pensada para los que no somos profesionales de la medicina, en la que se incluye información sobre las enfermedades más comunes de los ex-pañoles (origen, síntomas, formas de diagnóstico, prevención, tratamiento, etc.). Aunque es bastante completo y sirve para aumentar terminología médica, encuentro que le faltan ilustraciones anatómicas. Para completarlo en ese sentido, he pedido un libro de "principios de anatomía" (que, por la vista previa en Amazon, parece que lo puedo entender hasta yo) cuyo autor es Gerard Tortora. Lleva varias ediciones (¿12?) y parece un libro de texto introductorio para médicos. Si te interesa esta materia, me lo dices e intercambiamos títulos. Un abrazo
Lugoma, el libro de Sacks al que me refería es “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”. Olvidé que recomendabas dos (¡la pastilla, abueeeelo!) Otro abrazo
Hola AntiMarx: Sí, claro que me encanta esta materia. Ayer se me olvidó colocar dos que tienen que ver con el asunto: "Cómo morimos" de Sherwin B. Nuland, que está en Alianza Editorial, (o estaba) y que es un librito impresionante a pesar del título. Preciosas, sí, preciosas, las reflexiones del autor sobre los mayores de su infancia, especialmente su abuela. No, no es triste. Una de las cosas que más me imprsionó del libro es la reflexión del autor sobre este "matrix" en el que vivimos y en el que n se comprenden cosas como la muerte. Muy, muy bueno. Y "Los diez mayores descubrimientos de la medicina" de Meyer Friedman y Gerald W. Friedland (parece un trabalenguas) que no sé si seguirá en Paidós. Gracias mil por recordarme el libro de De la Morena. Por cierto, si te sirve, muy recomendables las imágenes de anatomía que se pueden encontrar en la red. Eso que te ahorras. Un abrazote.
Ja, ja, ja. Pues si te tienes que tomar tú la pastilla, mal vamos los demás.
Termino: Me apunto también lo de "Despertares" ya que vi la película "Alguien voló sobre el nido del cuco", pero no me leí el libro. ¡500!. Eso tiene muy buena pinta
Para los que pertenecemos al gremio de la Sociología, las lecturas de algunos economistas incluso nos parecen un faro en medio de la oscura y negra noche. ¡Ojalá los sociólogos (la gran mayoría), leyeran lo que leen los economistas liberales! Felicidades por una entrada tan fresca divertida.
El problema que tenemos los economistas es que como dijo Robert Lucas "... las consecuencias que este tipo de cuestiones (las economicas) entrañan para el bienestar humano son sencillamente estremecedoras: una vez que uno empieza a pensar en ellas es dificil pensar en otra cosa" Las novelas son ficción, la Economía es la vida real. ¿Què prefieren el sucedaneo o lo auténtico? Por cierto la Economía trata sobre personas no sobre el dinero. Pero es normal: cualquiera puede acabar cualquier carrera sin saber nada de Economía. Saludos.
Estoy siguiendo este hilo un poco como los turistas en los sanfermines de Pamplona, desde la barrera, porque no soy economista, pero quería matizar el comentario de MILL: No toda la novela es ficción. Hay novela autobiográfica, o que narra hechos reales. Le aseguro que lo que narra Jünger en "Tempestades de acero", por ejemplo (una de mis novelas favoritas) es bastante real. Por otro lado, la Economía no es la vida real, es un intento de entender y explicar una faceta muy importante de la realidad. Saludos a todos.
¿Era necesario esta entrada? Quiero decir, ¿a alguien le quitaba el sueño el no saber que don Víctor cree (no deja de ser una opinión) que los economistas escriben mal o no tienen ni idea de leer? Esta entrada está fuera de lugar totalmente, y las generalizaciones baratas (¿todos los economistas liberales son así?) no llegan a buen puerto. De hecho, todavía estoy tratando de saber qué se quiere conseguir con esto. Hacer amigos seguro que no. Como se suele decir, no sólo del esfuerzo se consiguen buenos resultados, hay que tener en cuenta lo que el prójimo necesita, y a partir de ahí dedicarle el esfuerzo correspondiente para obtener los deseados beneficios. Habrá costado cierto esfuerzo llegar a la conclusión de que los economistas liberales no saben leer, pero esque a poca gente creo que le importe saber esto. Saludos! Y ya queda menos para esRadio :)!
Oh, qué nervios. Cada vez falta menos para que pongan el huevo. Mejor dicho, para que eclosione. Para que de este huevo, que algunos creen de gallina, salga el dragón (sin referencias bíblicas) audaz y sardónico que ponga a todos los serviles y listillos de España en su sitio, tras la tregua de agosto y la defenestración de resultados risibles. Qué felices son los enemigos de la Libertad con la neo-cope. Pero el siete a las siete se les acaba el chollo. Respecto al apañero AFaroni, tengo que salir en defensa de la entrada y de Gago, en ese orden. Primero, la entrada, siendo una opinión, y ya sabemos qué eran para Perménides y para Clint Eastwood las opiniones, me parece perfectamente válida y pertinente. Encaja en el espíritu de LD y con la personalidad (o personajeidad) de su autor. Y, hablando del autor, Gago, como Noya o como todo hijo de vecino, pone en su blog lo que le sale de sus gónadas ¡Faltaría más! No obstante, también proclamo que los comentaristas y seguidores como tú y como yo también podemos decir lo que nos dé la gana, de modo que no sientas que censuro tu aportación. Por supuesto, el propietario del blog tiene derecho a decidir si se publica una respuesta, si se le prohibe el acceso a un indeseable o hasta dónde quiere llegar con un chiste o con la interacción virtual con los lectores. Vamos, esto es así hasta que a Rubalcabra se le acabe la paciencia. Digo. Nada más. Un saludo a la afición. Viva España, viva la Libertad y ¡viva LibertadDigital.com y LDTV y esRadio! El año que viene lanzamos una sonda espacial para que los marcianos se vayan enterando. Haced llegar mi sugerencia a Javier Rubio. Salud
No quería dejar este 'genial' hilo sin mi conclusión: aunque fuera cierta la teoría de Gago, cien veces mejor ser un economista liberal salido de una máquina de producirlos en serie (como las que pondría UPyD, con el asesoramiento de Fefé Savater y de Piniés) que un maníaco depresivo con impulsos suicidas ¡y que estudia/estudió medicina! (a lo mejor para no cometer fallos en su hobby de un solo intento potencial) a las órdenes de un niñato trepa, fracasado, acomplejado y cambia-chaquetas. Dios los cría ...