Me estoy embaulando una Breve historia del comunismo de 780, setecientas ochenta, se-te-cien-tas o-chen-ta, páginas. Cosas del editor español. ¡Joder con los de Bilbao de Barcelona!
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O sea que sí, que El mundo después de USA ("El libro de cabecera de Barack Obama", vende la editorial; "nanay", joden la marrana los de la embajada) es lo que parece en cuanto le pones la mano encima. Y encima, qué errores, erratas y cosas raras: "expectacular" (p. 15), fatuas que son fetuas; de una revista (Der Spiegel) nos hacen un periódico (p. 45); y esta frasecica, que tiene su aquél, caramba: "(...) las subidas de precio de los ceros se han digerido con mayor facilidad" (p. 35).
(Hablando del que se agacha ante el rey de lo que no es ni por el forro Roma: según Dershowitz, se trata de un intelectual con un vocabulario muy amplio y surtido en el que faltan dos palabras: sí y no).
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Correspondencias
De mi idolatrada N.-san, que ha vuelto de los japones hablando maravillas del país, del paisaje y del paisanaje, tan amable y circunspecto y serenísimo:
¡Deja de leer ya, coño! Que luego se te resiente la salud. Sal, habla con humanos, cocina mejillones con tabasco como yo...
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¿Qué es lo que más os gusta del programa, si se puede saber? ¿Y lo que menos?
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Lecturas: Adiós, Shanghai, de Angel Wagenstein; El hombre sin cabeza, de Sergio González; la vasta Breve historia del comunismo de Robert Service.