La madre de Barbatruco y Raúl el Mamporrero, Lina Ruz, "se reía de todo", nos cuenta su hija Juanita, pronto octogenaria; hasta de su mala sombra:
(...) en sus últimos años [murió en 1963], cuando el fracaso de la revolución era evidente y a diario le llovían las quejas, ella que ya estaba muy enferma, nunca perdía el humor, y cuando alguien le preguntaba "¿Lina, cómo está?", siempre respondía: "¿Cómo quieren que esté? ¡Si todo el mundo se caga en la madre de Fidel!".
(Juanita Castro, Fidel y Raúl, mis hermanos, p. 46)
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Lo prometido es deuda
Carmen no escribe pero transcribe; por ejemplo y sin ir más lejos, uno de los relatos que citó el otro día:
La misa del perro (Manuel Hidalgo)
ucedió el día de Año Nuevo, muy temprano. La mujer menudita y el perro menudito entraron en el templo a escuchar la Santa Misa. La mujer tomó agua bendita de la pila, se persignó y también hizo la señal de la cruz en la frente del perrillo, que iba protegido del frío por un abrigo escocés. Se sentaron en el último banco, a mi lado. Llegado el momento de darnos la paz, la mujer me extendió una mano y el perro me dio una patita. ¿Qué iba a hacer yo? "La paz sea contigo", le dije al perro, que me miró con agradecimiento. Cuando llegó la hora de comulgar, la mujer me pidió que cuidara del chucho hasta su regreso, y allí nos quedamos, el perro y yo, lejos ambos del estado de gracia exigido. Que recuerde, yo nunca he mordido a nadie, pero el perro quizá tuviera ese pecadillo sin confesar. En fin, eso no era asunto mío, del mismo modo que mis asuntos no parecían ser de la incumbencia de aquel perro, el cual, al término del oficio, se mostró huidizo.
Por cierto: se dice y se comenta entre La Tropa Feisbuquera que Miss Carbonell es en realidad Greta Carbo.
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LTP: la semana pasada practicó las artes del palíndromo y el haiku; un ejemplo de cada:
Sara Baras (autor: Anavmor, de profesión sus legajos y de afición aguililla).
Recogiendo los caquis
se le enfrían los huevos
con el viento del otoño(Ryokan, de la mano extremeña de Navarro Morales, Amador).
Ahora andan recordando versos que les hicieron toc-toc en el corasón o las entendederas y pergeñando coplillas satíricas por ver si se agencian el libro del Grupo Risa.
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Hay editoriales que cuando les pides un libro hacen como el roñica ese sesentón, que en vez de tomarse la viagra la lamía pa que le aguantara por lo menos tres viajes. Y hay editoriales como RBA, que nos mandan de una vez, en una caja, Todo Marlowe, de Raymond Chandler; El martillo azul y La mirada del adiós, de Ross MacDonald; Puertas abiertas, de Ian Rankin; La familia Moskat, del enorme Isaac Bashevis Singer; El Muro de Berlín, de Frederick Taylor; Heinrich Himmler, de Peter Longerich, y Espíritu federal, de Pasqual Maragall y el rimal se va a acabal.
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Lecturas: atención, atención, mucha atención: Años de guerra (Vasili Grossman) y El hombre vigilado (Vesko Branev), ambas editadas por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, adscrita como RBA al gremio de las editoriales espléndidas.