Carmen Pulín me ha pasado una sugerencia para este San Valentín. Ella dice que es una "trospidez" pero a mí me gusta. Me gusta porque es fruto del ingenio comercial, y me sorprende. 

No recuerdo haber visto un perfume dentro de un libro, aunque sí la famosa petaca-libro, perdida en algún mercadillo, en cuya portada se anunciaba al rey Arturo y que en realidad contenía a la reina Ginebra.

A los que les gusta el olor a libro viejo, tienen que dejar añejar el perfume Paper Passion, que es como se llama. El envase, como no podía ser de otra manera, es un libro. No es un simple envoltorio, sino que contiene ensayos de Lagerfeld, Gunter Grass, Schoen y del propio editor de Wallpaper (Tony Chambers) que supongo que hablará sobre lsu idea de crear este perfume.

Aseguran que este libro mejora con el tiempo, como lo hace un buen vino. Eso siempre que te guste el olor a libro viejo, porque me he encontrado de todo en este trabajo arduo de investigación en la red. Los hay que quieren disimular el olor de los libros viejos, los que son fans de un grupo de Fb dedicado precisamente a eso, o los que se compran ambientadores con el olor de libros nuevos.

Este olor -fruto de la degradación- aparece porque el papel y la tinta poseen partículas volátiles que se desprenden con el paso de los años, tal y como cuenta la revista Quo. Este olor delata la antigüedad de los escritos, cosa que sabrán por los peritos calígrafos de los que tanto se habla en estos días.

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Y ya que estamos, aquí está el audio del programa de este fin de semana, que lo disfruten.