Esta vez hemos recomendado la Indignación de Philip Roth, El diario de la duquesa de Robin Chapman, el Shakespeare de Acrkoyd y el último número de La Ilustración Liberal; arrojado a los leones a Gala el Plagiario, despotricado contra un profe de Ética de un cole católico por mezclar churras (el consumismo) con merinas (el capitalismo) y entrevistado a Esperanza Puente, que anda Rompiendo el silencio. Rompedlo vosotros también y decidnos si os ha gustado la cosa.
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Se lee cada cosa...
Palabras clave: comunista, negros, prejuicios, discriminación, pánico, racismo, segregados, vergüenza.
La dirección [del partido comunista estadounidense] sacó pecho y se enorgulleció de mantener unido un partido que combinaba gente de todos los orígenes. La Komintern no estaba convencida. Los negros formaban la mayor minoría racial de Estados Unidos. El partido estaba formalmente comprometido para integrarlos en sus filas, pero no hizo prácticamente nada al respecto. Cuando en 1925 Stalin interrogó sobre esta cuestión a la delegación estadounidense enviada a Moscú, sus miembros reconocieron que existían "prejuicios y discriminación". Moscú se impuso. En 1927 la Komintern ordenó a la dirección del partido que enviara diez negros aptos para ser formados en la Universidad Comunista del Este en Moscú. La decisión causó pánico en el partido norteamericano. El Comité Político pensaba que era posible elegir dos o tres candidatos adecuados a lo sumo. La Komintern tenía su propio racismo oculto: ¿por qué se relacionaba con Asia a los negros americanos, descendientes de esclavos africanos y completamente asimilados a la cultura y la economía de Estados Unidos? A su llegada a Moscú, los estudiantes negros, protestaron por ser segregados y tener que sufrir el chovinismo "blanco". Los problemas tampoco desaparecieron en el partido en Estados Unidos. Para su vergüenza, a los miembros negros todavía se les negó la admisión en el baile de los mineros en 1929.
Robert Service, Camaradas. Breve historia del comunismo, Ediciones B, 2009, pp. 180-181.
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Correspondencias
De Andrés García-Carro
Creo que eres excesivamente duro en tu crítica a la reseña de Villena a los Diarios de Sándor Márai. Cierto que arrima el ascua a su "sucia sardina" en lo relativo a la eutanasia, pero no lo es menos ––y esto, al cabo, "pesa" más–– que con esa reseña (amenamente informativa, como todas las suyas) Villena incita/anima a la lectura del libro y autor en cuestión. Combatamos el sectarismo, sí, pero hagámoslo con ecuanimidad. De lo contrario caeremos en un sectarismo de signo contrario, que no por ello deja de ser sectarismo.
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¿Qué libro vais a regalar en el Día del Ídem, si se puede saber?
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¡Ups! Se me olvidaba deciros que en breve entrevistaremos al jefe, Mr. Recarte, a cuenta de su célebre Informe. Y que queremos trasladarle algunas preguntas de vuesas mercedes; así que ya estáis llenando la sección "Comentarios", que últimamente la tenéis abandonaíca perdida...