Durante una visita reciente a Madrid se inauguró en la Fundación Mapfre una exposición con este sugerente título: El gusto francés y su presencia en España. Siglos XVII - XIX. Irresistible para mí, que siempre acudo puntual a todas las invitaciones relacionadas con el objeto de estudio que ocupó mi vida profesional y ahora una gran parte de mi tiempo de jubilada. En los años previos a la jubilación me preguntaban con frecuencia: ¿Y tú que vas a hacer cuando dejes a tus alumnos, tus clases, tus viajes, tus proyectos, siempre mirando a Francia? Y aunque respondía "ya veré", lo cierto es que ya me estaba preparando sin saberlo. La idea me la dio mi hijo un día que me propuso que, ya que me gustaba tanto leer y escribir, abriese un blog sobre Francia. Así nació leer y tejer. Aficionada a los periódicos, una presencia habitual en nuestra casa, encontraba con frecuencia noticias relacionadas con Francia. Con ellos empecé. El blog sería una especie de revista cultural que mostraría las noticias recientes sobre cultura francesa, publicadas en España. El objetivo era doble porque también quería demostrar que las relaciones entre los dos países, lo que se suele llamar regards croisés / miradas cruzadas eran mucho mas frecuentes e intensas de lo que se suele pensar. De ahí viene el tejer. Buscaba que ese blog abierto al mundo, se fuera convirtiendo en una malla, una red de textos, de lectores, de los dos países, y de otros, los unos mirando a Francia, los otros viendo como los vemos aquí. Después de 11 años de existencia, con 91.443 visitas hasta hoy, agradezco la acogida que ha tenido. En septiembre de 2021 se ha incorporado como colaborador, uno de los assitants, lectores, de mi última etapa en el instituto. Joven profesor en el Collège Robert Doisneau, en Clichy-sous-Bois, dispone de poco tiempo. Entregará en este mes su tercera colaboración.
Dos días antes de volver a Galicia, entré en la Sala Recoletos de la Fundación MAPFRE. Era el 11 de febrero, día de la apertura de la exposición. En ella se estudian, como indica su título, los lazos culturales entre España y Francia desde el siglo XVII al XIX. Período en el que las relaciones y las influencias entre los dos países fueron más intensas. La muestra presenta un conjunto de obras de arte: pinturas, esculturas, dibujos, piezas decorativas y suntuarias, objetos de uso cotidiano, vestidos, objetos de aseo, armas e instrumentos musicales. Todas ellas, conservadas en nuestro patrimonio, se distribuyen en once salas organizadas cronológica y temáticamente. Las primeras salas exponen la llegada de piezas francesas durante el reinado de Carlos II, último de los Habsburgo españoles. Les siguen las que tratan la consolidación del gusto francés durante el gobierno de los Borbones —con especial incidencia en los reinados de Felipe V, Carlos IV e Isabel II— y por último, la etapa del afianzamiento de la imagen romántica de España.
No me voy a extender en la descripción de la exposición sino en uno de sus aspectos en el que me hicieron pensar algunos de los retratos y objetos expuestos: los niños, la infancia en las cortes españolas y francesas. Conforme a este criterio selecciono estos cuadros que se corresponden a las tres etapas históricas presentadas. Siglo XVII: María Teresa de Austria y el gran Delfín de Francia, 1664, Charles y Henri Beaubrun. Museo Nacional del Prado. Retrato ecuestre del Delfín de Francia a los tres años. 1665, Jean Nocret. Colección particular. Siglo XVIII: Retrato del Infante Carlos, futuro Carlos III, 1716. Colección particular. María Luisa de Borbón-Parma y su hijo, el infante Francisco de Paula en los jardines de Aranjuez, 1805, una miniatura firmada por Joseph --Marie Bouton. Siglo XIX: La duquesa de Beaufort-Spontin y sus hijos, 1789. Anicet-Charles-Gabriel Lemonnier. Colección Duque del Infantado. El duque de Montpensier con su familia en los jardines de San Telmo, 1853. Alfred Dehodencq. Colección particular.
Al salir de la exposición, cruzando el Retiro de regreso a casa de mi hijo, me preguntaba el porqué de mi interés por los niños de la corte que aparecían en los cuadros, hasta que surgió el recuerdo de aquella película L'échange de pincesses (2017) (Cambio de reinas) del director belga Marc Degain que coescribió el guion con la escritora Chantal Thomas, autora del libro del mismo título, publicado en 2013. La historia transcurre entre el verano de 1721 y mayo de 1725. Luis XV, el Delfín, tiene once años. El Regente, Philippe d'0rléans quiere mantenerse en el poder cuanto más tiempo mejor. Se le ocurre una idea para mantener la paz con España: casar al futuro rey con Anna María Victoria, hija de Felipe V, de cuatro años de edad. Así quedaría aún mucho tiempo para convertirse en reina y llegar al poder. A cambio, propone casar a su hija Elizabeth, princesa de Montpensier, de doce años con el Infante de España, Luis, Príncipe de Asturias de catorce años. El acuerdo se cierra con el viaje de las dos princesas hasta la isla de los Faisanes en la desembocadura del Bidasoa, donde, en 1721 tiene lugar el intercambio. Cuatro años más tarde, las princesas se encuentran en el mismo lugar para regresar a sus países, al fracasar tan desafortunado acuerdo.
De la película al libro. Chantal Thomas propone al lector un relato, bien documentado, sobre un episodio histórico poco conocido. Esa vida de la corte como telón de fondo, donde la muerte, la enfermedad y la caza son omnipresentes, en la que los niños no tienen espacio, ni lugar. Su mirada se detiene en las dos princesas, que crecen lejos de sus familias, sufriendo todo tipo de humillaciones, que se mantienen dignas y en pie, víctimas de la cruel negociación. Un pacto igualmente difícil y temido por el Infante y el Delfín. Para la escritora se trata de una expoliación de la infancia, una niña y tres adolescentes manipulados por el poder. Es precisamente en el Siglo XVIII cuando la situación de los niños en la corte francesa va a cambiar. Esta surgiendo una nueva idea de la infancia (Rousseau, Condorcet). Un cambio que también alcanzó a los reyes que comienzan a implicarse en la educación de sus hijos, no solo como políticos sino como padres con el consiguiente cambio en las relaciones. Luis XVI y María Antonieta son un ejemplo del modelo de familia en la que los niños ocupan el centro. Tuvieron que pasar aún dos siglos para la Declaración de los Derechos del Niño, en 1959, aprobada por los 78 miembros de la ONU.
"El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento". Albert Camus.