La revuelta de verduleras que paralizó Madrid
Victoria Gallardo recopila en "Fuimos indómitas" (La Librería, 2021) sucesos y testimonios de oficios desaparecidos de la mujer madrileña.
"Las verduleras ambulantes son las más pobres y desdichadas entre las mujeres que trabajan", escribió un periodista de El Día en 1892. Y ese mismo año, en un mes tan dado a las escaramuzas como es julio, decidieron convertir esa desdicha en furia y acción: ante el nuevo impuesto establecido por el alcalde, respondieron a los guardias municipales con su arrojadizo género de escarolas, patatas y tomates. Con insultos y amenazas consiguieron el cierre de todos los puestos del Mercado de la Cebada. La improvisada manifestación se dirigió al Rastro y de ahí a todos los mercados de la capital -San Ildefonso, San Miguel, San Antón-, cundiendo u obligando a cundir su ejemplo, cerrando a su paso todo salvo las farmacias, sorteando a la autoridad y culminando en el Ayuntamiento. Dos días de revuelta, con el gobernador entre los heridos, seguidos de la cancelación del impuesto y un juicio en el que se retiró la acusación.
Este episodio, casi un trasunto de Blasco Ibáñez cruzado con Galdós, es una de las muchas historias recogidas por Victoria Gallardo Romera en "Fuimos indómitas: los oficios desaparecidos de las mujeres de Madrid". Con generosa documentación y valiosas declaraciones, el lector viaja al día a día de modistas, castañeras, aguadoras y demás trabajadoras demasiadas veces reducidas a arquetipo, a secundaria de sainete, a denominación vulgar.
Con una prosa elegante, con el justo costumbrismo y sin caer en la fácil nostalgia, la autora hilvana recuerdos de nietos y bisnietos y alguna que otra superviviente ("Las castañeras no tenían derecho a pensión alguna. Mi abuela murió trabajando", cuenta Amalia Maroto, nieta de castañera, con entrevistas, reportajes y artículos de la prensa decimonónica y de principios de siglo).
Descubrimos a la taquillera de metro que durante años ocultó estar casada y con hijos a todos sus compañeros, ya que la política de la compañía era cesar a las trabajadoras al contraer el enlace; a las lavanderas que reunieron sus pírricos ahorros para mandar una corona funeraria al entierro de la reina María Victoria, esposa de Amadeo I, que había fundado un centro de caridad para los hijos de las trabajadoras; a las cigarreras que se rebelaban ante la mal merecida fama que les dio la obra Carmen ("Somos liberales, pero no como la gente piensa"). Las jornadas interminables de las costureras, el sorprendente pasado de Clara Campoamor como telefonista o el estupor de literatos como Gómez de la Serna ante el negocio de las aguadoras, único en Europa. Las primeras asociaciones, el trabajo infantil, las jornadas trágicas tienen cabida en estas páginas, pero también la solidaridad, el compañerismo, la voluntad, la dignidad.
"A todas estas mujeres les debemos mucho más que el trabajo de sus manos" es la descriptiva tesis de la autora. Si bien pocas veces ha otorgado la Historia un hueco a estas trabajadoras, los blanquísimos puños y camisas de ministros que hacían y deshacían gobiernos, los surtidos banquetes de la realeza, los trajes que vistieron y el tabaco que fumaron nuestros grandes escritores fueron posibles gracias a la labor de todas aquellas mujeres. Un oportuno y sincero homenaje.
Victoria Gallardo. Fuimos indómitas, Madrid, Ediciones La Librería, 2021. 128 páginas, 13,90 euros. ISBN: 978-84-987-3460-7.
Lo más popular
-
La UCO encuentra el contrato laboral original remitido al hermano de Sánchez: no podía tributar en Portugal -
"Sánchez al Tribunal" o "Begoña la Fundraiser": rebautizan las estaciones de Metro de Madrid -
Federico Jiménez Losantos: 'Sánchez actúa ya como un Estado dentro del Estado' -
Domingo Soriano: '¿Y si el euro se rompe por el norte? La amenaza silenciosa que sobrevuela la economía española' -
El ajolote: la reencarnación del dios de la muerte que se ha puesto de moda como mascota
Ver los comentarios Ocultar los comentarios