La Biblioteca General Histórica de Salamanca es la biblioteca universitaria más antigua de España, fundada en 1218 por voluntad de Alfonso IX de León. Sin embargo, hasta 1254 Alfonso X ‘El Sabio’ no le otorgó su primera carta constitucional y en 1255 el Papa Alejandro IV le concedió validez universal a los títulos impartidos por dicha Universidad.
Este documento Alfonsí es el origen de la Biblioteca Universitaria ¿por qué motivo? Porque crea la figura del Estacionario o encargado de mantener buenos los textos revisados por los maestros. Sin embargo, a pesar de que ya existía cierta actividad bibliotecaria, hasta el siglo XV no hay sala específica cuando, en 1465, por orden de las constituciones papales se obligaba a crear una ‘domus intra Studium’ para pecias y libros.
Años más tarde, ya en 1473, los claustrales aprobaron la construcción de una biblioteca que fue ubicada sobre la capilla de San Jerónimo y cubierta con pinturas de temas astrológicos de Fernando Gallego. No obstante, la biblioteca no alcanzó su primer esplendor hasta la segunda mitad del siglo XV y durante todo el siglo XVI.
Cabe destacar que ya en 1471 se recoge la primera referencia al número de obras existentes en la Biblioteca, que era una cifra de 201, aunque no se conserva inventario de ellas. Posiblemente, la mayor parte de esas obras fue gracias a la donación que realizó Juan de Segovia quien, en un acta de donación con fecha de 1466 exigía que se sujetaran sus libros con cadenas y fueran trasladados a una sala exclusiva. Juan de Segovia donó a la biblioteca de la Universidad de Salamanca cerca de 211 manuscritos.
En cuanto al local, en 1470 los libros abandonaron la casa del Estacionario y se trasladaron a una sala exclusiva para ellos, situada en la zona alta de la capilla. Sin embargo, a principios del siglo XVI, la instalación del retablo de Juan de Flandes obligó a derribar el techo que separaba la capilla y la Biblioteca, de modo que la Universidad debió quedar unos cinco o seis años sin sala para sus libros. Llegado ya 1509 se abordó la construcción del local actual, en la planta alta del claustro.
El inventario más antiguo de la Biblioteca, con relación nominal de autores y títulos, data de principios del siglo XVII y en él se contabilizan 879 obras, entre manuscritos e impresos. En la actualidad hay 2.774 manuscritos, 483 incunables y alrededor de 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XVIII.
La Biblioteca nacida de las obras de 1749 ocupó el mismo espacio que la anterior, conservando la portada gótica y la reja de 1526, y quedó configurada tal como puede verse hoy. La sala alberga también mobiliario del Colegio Mayor de San Bartolomé, los libros redondos y gordos que empezó a adquirir el escritor y catedrático Torres Villarroel, y el retrato del Papa Clemente XII, mecenas de la Librería.
Poco después de la reconstrucción de la Biblioteca, el fondo bibliográfico creció sustancialmente, pues a las compras y sucesivas donaciones de profesores y estudiantes se unieron los libros trasladados a la Universidad tras la expulsión de los jesuitas en 1767. Por este concepto llegaron a la Biblioteca alrededor de 12.000 volúmenes. El ingreso fue especialmente rico en obras de los siglos XVI y XVII de Teología, Filosofía y Clásicos latinos y griegos, con algunos manuscritos excepcionales, como el lujoso Séneca.
La Biblioteca hoy en día
La Antigua Librería forma parte de la Biblioteca General Histórica, centro de investigación del Sistema Bibliotecario de la Universidad responsable de gestionar el patrimonio bibliográfico histórico, constituido por 2.783 manuscritos, 487 incunables y alrededor de 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y primera mitad del XIX. A los fondos históricos se unen prensa y monografías salmantinas, la colección cartográfica, los libros utilizados antes de la existencia de las bibliotecas de facultad y la bibliografía moderna de apoyo a la investigación.
En la actualidad para dar a conocer sus fondos la Biblioteca cuenta con catálogos en papel, especialmente exhaustivo el de los manuscritos, como en internet. Además, sus registros están presentes en los catálogos de la Red de Bibliotecas Universitarias Españolas y del Patrimonio Bibliográfico Español así como en el portal del libro antiguo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
La digitalización de los fondos siguiendo directrices europeas permite cumplir dos grandes objetivos: la preservación, mediante la formación de un archivo digital de seguridad, y la difusión, mediante el acceso libre a las imágenes de una obra desde cualquier ordenador conectado a internet.
Otras bibliotecas antiguas que no te puedes perder
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