Política de cintura para abajo
'Eros y política' es un libro único en el panorama literario español que recomiendo vivamente a los lectores.
Está mal visto juzgar a la gente por su físico. Y, más aún, por las sensaciones o deseos que despierta su físico. Observar este tabú ahora apuntalado por la dictadura pudibunda de la corrección política no sólo nos priva del gusto de mirar sin culpa. Prescindir del factor sexual nos aboca a un juicio sesgado en política.
Permítanme el ejemplo obvio. Es imposible explicar a Pedro Sánchez sin el narcisismo que fermenta en su conciencia satisfecha de guapo. A partir de ahí se explican muchas cosas. Su reciente ego-trip a América, pero también la elección de ministras-tía (ministras-sobrina, tras la última remodelación de Gobierno) que le adoran y suspiran al mirarlo.
No se puede entender el mundo ignorando el sexo, pero ya se sabe que a más intelectualismo más pudor, y hay muy pocos escritores que nos atrevamos a escribir de sexo.
Por eso es tan importante el libro del que voy a hablarles hoy. Eros y política, de Juan Abreu, ofrece al lector un retrato único, de cintura para abajo, de un centenar de personalidades de la vida política e intelectual española. A lo largo de más de doscientas páginas, Abreu escribe a calzón quitado de las pulsiones eróticas que, al verlos en la tele o cruzárselos en un cóctel, le suscitan los políticos y personajes públicos que están estos días en el candelero.
Deseo, lascivia, atracción animal, protección maternal y admiración, ante la belleza florentina de una diputada apartada o la sospecha de una vara de alcalde más larga de lo normal. Y a veces, también, repugnancia mezclada con morbo, amor a las tetas que embellecen el Congreso y la melancolía que provoca la hermosura plana, de cartel electoral.
Quizá les interese saber a los lectores de Libertad Digital que Abreu es cubano, huyó de la isla-cárcel por el puerto del Mariel y profesa un odio furibundo hacia el comunismo en todas sus formas y denominaciones. El hombre es un todo y no puede disociar sus dos centros de gravedad, por lo que las pasiones políticas del autor tienen su protagonismo en este libro.
Pero Abreu es de todo menos un sectario ideológico entre las sábanas, y no permite que las diferencias políticas se interpongan en el camino al placer carnal. Abreu no se censura ninguna fantasía, y se emplea a fondo en encontrar motivos de exaltación corpórea hasta en los retratados más desagradables del elenco.
Eros y política es un libro único en el panorama literario español que recomiendo vivamente a los lectores. Por una parte, les dará nuevas claves para ver la tele e interesarse por la política. La escandalosa licenciosidad de Abreu les descubrirá, además, atractivos, y fantasías, que permanecían ocultos, o reprimidas, detrás de la venda reduccionista de la política.
(Ahora que en USA han comparado a nuestro Sánchez con Supermán, déjenme contarles como adelanto lo que Abreu escribe de Pablo Casado: un "pepillo pimpollo pipiolo" que "se cree Batman pero siempre será Robin").
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