Alguna vez, todos, hasta sin ser conscientes, hemos estado en una sala llena de corazones rotos. Es difícil pasar por la vida totalmente indemnes, sin cicatrices, sin la huella de otro alguien. Sin ser una historia grande, sin casi causar intriga, la escritora estadounidense Anne Tyler (Mineápolis, 1941), ganadora de los premios Pulitzer, National Book Critics Circle y PEN/FAULKNER, ha escrito una novela que posee una bella simpleza que atrapa, como suele ser característico en ella. Una sala llena de corazones rotos (Lumen) está protagonizado por un hombre obligado a ver el mundo con nuevos ojos que invita al lector a replantearse su propia vida.
Micah Mortime es un hombre de mediana edad, reservado, que lleva su rutina grabada en piedra. Todas las mañanas a las siete y cuarto sale a correr, tiene reservado un día fijo para cada tarea del hogar y le fastidia todo aquello que interrumpa su secuencia habitual. "¿Alguna vez se para a reflexionar sobre su vida? ¿Sobre su sentido, su objetivo? ¿Le atormenta pensar que lo más probable es que pase los próximos treinta o cuarenta años de la misma manera? Nadie lo sabe. Y, casi con total seguridad, nadie se lo ha preguntado nunca". (pág. 10)
Se mantiene gracias a las chapuzas que realiza en su edificio y los cuatro trabajos que le salen en su pequeña empresa informática. Un día su novia se cansa de esperar a que este tecnoermitaño dé un paso más en la relación y, paralelamente, llega a su casa un adolescente que piensa que ha encontrado a su padre. Es el hijo de 18 años de su novia de la universidad, su "primer amor verdadero" y, a pesar de que está seguro de que no le une ningún lazo biológico, su llegada desbarata su vida.
Cuesta entrar, pero casi llevado por la inercia, como vive el propio protagonista, el lector necesitará saber más de la historia. La autora es capaz de convertir una vida aparentemente rutinaria en una historia interesante. Este sujeto ha dejado de lado sus ambiciones personales acomodado en una vida absolutamente previsible. Algunas escenas serán, para muchos lectores, un espejo.
Entre escenas muy cotidianas (comidas con familiares, encuentros con vecinos…) se cuelan reflexiones muy interesantes. "Dices adiós al primer gran amor de tu vida y pasas al siguiente, pero te das cuenta de que tienes menos que ofrecerle a la segunda. Una brizna de ti se ha perdido; ya no estás tan presente en la nueva relación". (pág. 46)
Es una invitación a pararnos a pensar qué queremos en la vida, si nos gusta cómo vivimos y si, en caso de ser así, cómo nos afectaría un cambio ajeno a nuestra voluntad. No en las grandes cosas, sino en las minucias que, al final, componen nuestra vida. El protagonista intenta frenar la vida, pero el asunto no funciona así. También se habla de la soledad, el perdón y las mentiras autoimpuestas. Es un libro, en definitiva, sobre el conformismo, que abre un debate sobre el derrotismo y la aceptación. Estas reflexiones se suceden gracias al ritmo pausado de la narración de Anne Tyler –que a algunos pudiera cansar en exceso–, pero que no deja de ser agradable, con un punto irónico que saca sonrisas.
Escrita y publicada en EEUU durante los meses más complicados de pandemia en 2020, muchos lectores hallaron en Una sala llena de corazones rotos una invitación a levantarse y seguir luchando. Anne Tyler es autora de una veintena de novelas, como Reunión en el restaurante Nostalgia (Premio PEN/Faulkner 1983, publicada por Lumen en 2012), Ejercicios respiratorios (Premio Pulitzer 1989), El turista accidental (Premio National Book Critics Circle 1986 y llevada a la gran pantalla) o El hilo azul (Lumen, 2016).
Anne Tyler. Una sala llena de corazones rotos (Redhead by the Side of the Road). Traducción de Ana Mata Buil. Lumen, 2021. ISBN: 9788426407832. 200 páginas.