Menú

Juan Manuel Gil: "El humor nos permite cuestionar cualquier certeza que nos parezca inmutable"

Trigo Limpio es mucho más que una novela, es la novela. Una máquina exacta, fiel, llena de emoción y de búsqueda.

Trigo Limpio es mucho más que una novela, es la novela. Una máquina exacta, fiel, llena de emoción y de búsqueda.
Juan Manuel Gil | Iván Jiménez-Seix Barral

Juan Manuel Gil (Almería 1979) escritor y profesor de Lengua y Literatura, acaba de ganar uno de los premios literarios más prestigiosos de este país, el Biblioteca Breve de Novela con la obra Trigo Limpio (Ed. Seix Barral). El jurado estaba formado por Pere Gimferrer, Olga Merino, Raquel Taranilla, Elena Ramírez y Enrique Vila-Matas. Es autor del libro de poesía Guía inútil de un naufragio (Premio Andalucía Joven de Poesía) y de las novelas Inopia, Las islas vertebradas y Un hombre bajo el agua, además, de un par de libros inclasificables pero extraordinarios como Mi padre y yo: Un western, con el que obtuvo el Premio Argaria, e Hispamatic.

juan-manuel-gil1.jpg
Juan Manuel Gil

Hasta llegar a este premio, Juan Manuel Gil, ha ido soltando perlas literarias con todo lo que se ha propuesto. Como si nos avisara de lo que estaba por llegar. Por eso Trigo Limpio es mucho más que una novela, es la novela. Una máquina exacta, fiel, llena de emoción y de búsqueda. Es un laberinto hilvanado y cosido milímetro a milímetro, una pieza única de pura piel donde no asoma ninguna costura porque el autor ha escogido la aguja de la sencillez, difícil y exquisita. Es además original, un tratado de literatura creativa dentro de una novela llena de realidad y ficción, reflexiva y con un sentido del humor excelso. "Trigo limpio" es un regalo de un valor incalculable para la literatura, porque es a la vez antídoto y vacuna contra cualquier veneno y contra cualquier virus. Trigo Limpio huele a nuevo y su autor consigue una voz propia, que en esto del arte vale mucho más que el mayor de los premios. Gil ya estaba, lo sabíamos bastantes lectores, pero ahora sabemos que ya está para todos y que además está para quedarse.

LD: ¿Cuántas cosas ha tenido que dejar de lado para seguir escribiendo?

Juan Manuel Gil: Quizá a lo que más he renunciado es al sueño, al descanso. Acostumbro a escribir a las cinco de la mañana, nada más servirme el café. Es un momento bisagra entre el sueño que se va y la vigilia que comienza a aclararte la mirada.

LD: ¿Se despierta de madrugada y se levanta para anotar cosas?

JMG: Creo que no lo he hecho nunca. Y, desde que nació mi hija, eso me parece un lujo que no puedo permitirme. Me despierto de madrugada solo si ella lo decide. Mis ojeras dan buena cuenta de esta ¿verdad?

LD: ¿Todas las novelas de un autor son la misma historia contada con la perspectiva de cada edad?

JMG: No me atrevería a decir que son la misma historia, pero sí que suelen compartir un buen puñado de preguntas a las que intentamos buscarle algunas respuestas decentes. Lo que sí tengo claro es que entre las obras de un autor es posible hallar pasadizos que podemos transitar y que enriquecen la experiencia lectora. Esos pasadizos nos definen de algún modo.

LD: ¿Qué queda del joven poeta?

JMG: Solo el sustantivo. El adjetivo joven se lo ha llevado el viento. Eso sí, procuro mantenerlo controlado cuando me pongo a escribir narrativa. Es tremendo. Cómo se las gastan los poetas.

LD: ¿Cuál es el precio de tanta distancia con los mentideros de Madrid y Barcelona?

JMG: Hace tiempo que decidí hacer virtud de mi condición de escritor de la periferia. Es el lugar desde el que miro, en el que siento y por el que camino. Eso me hace mantener a raya cualquier impostura.

LD: Mucho me temo que no escribirá mas poesía. Desmiéntalo.

JMG: No me engaña. Usted no piensa que en las novelas no haya poesía. Desmiéntalo, si no.

LD: Véndame su novela.

JMG: Lo llevo haciendo desde que contesté a su primera pregunta.

LD: He disfrutado con la historia muchísimo ¿Qué tiene el humor que no tengan otras?

JMG: El humor nos permite cuestionar cualquier certeza que nos parezca inmutable. Empezando por uno mismo. Eso es tan saludable como la fruta o el deporte. Se lo recomiendo.

LD: ¿Un premio es importante o es un tópico?

JMG: Un premio es importante. Lo que generalmente se convierte en tópico es no ganarlo. Lo sé porque no he ganado muchas veces.

LD: Esta es su cuarta novela, díganos qué motivaciones tiene para encerrarse de nuevo.

JMG: Escribir es una pasión. Más te vale no renunciar a las pasiones. Además, mi familia agradece profundamente que no abandone la escritura. Me convertiría en un ser insoportable. Tengo muchas preguntas anotadas en mis cuadernos. Son las semillas de próximos libros.

LD: Acaba de escribir la novela. ¿Cuál es el proceso mental hasta escribir la siguiente?

JMG: No lo sé, la verdad. Lo vivo con naturalidad. Suele suceder así: una noche, mientras ceno en familia, comento que al día siguiente voy a madrugar porque creo tener algo entre manos. Ellos asienten. El resto es poner el despertador.

LD: Stephen King en su libro Mientras escribo habla de escribir apoyado por una caja de herramientas. Para autores noveles ¿Qué hay de su caja?

JMG: Lectura y disciplina. Leer, leer, leer. Escribir, escribir, escribir.

LD: A mí me interesa mucho cuánto hay de realidad y ficción en su novela pero me interesa mucho más cómo diseña los personajes para que sean tan verdaderos y el lector crea en la historia de principio a fin.

JMG: Para esta respuesta necesitaría un par de temporadas. Cuando escribo procuro que la novela crezca de manera orgánica y no abandonar nunca el principio de asombro. Yo soy su primer lector. Soy el primero que tiene que creerse la historia de principio a fin.

LD: En Trigo limpio se ponen en juego muchas cosas y parecen sencillas cuando terminamos de leer y salimos del laberinto ¿Escribir es una forma de escapar de la infancia y los recuerdos, o es más un ajuste de cuentas?

JMG: Escribir te permite desplazar el punto de vista. Y eso, a su vez, poner en tela de juicio todo lo que puede parecer de una solidez extraordinaria: la infancia y los recuerdos, el presente y el futuro. Produce vértigo. Es verdad. Pero estamos obligados a ello.

LD: Cada vez que leo una de sus novelas me sabe y me huele todo a nuevo y además creo que el lector se siente partícipe de la historia de principio a fin porque se siente seducido ¿Es excitante ese juego? ¿Cuánto hay de premeditación?

JMG: Es un verdadero reto. Encontrar la complicidad del lector requiere un profundo trabajo literario. Probablemente sea una de mis obsesiones mientras desarrollo un proyecto narrativo: por las buenas, convencer al lector de que necesito que me acompañe hasta la última página; por la malas, llevármelo en volandas.

En Cultura

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso