Una isla en forma de jamón
Carmen Martín Gaite fue mi Miss Lunatic, de Caperucita en Manhathan, cuando yo era una Caperucita perdida en la selva de la vida.
"Mucha gente se cree que Manhattan es Nueva York, cuando simplemente forma parte de Nueva York. Una parte especial, eso sí. Se trata de una isla en forma de jamón con un pastel de espinacas en el centro que se llama Central Park". Con esta imagen tan poderosa y tan castiza abre Caperucita en Manhathan Carmen Martín Gaite. Y con ella nos anuncia el género de su libro, publicado por Siruela en 1990 dentro de la colección Las Tres Edades, de ocho a ochenta y ocho años. Una interpretación moderna del famoso cuento de Charles Perrault, Caperucita Roja. Me habían regalado este libro en el año 1991 y desde entonces me esperaba porque intenté leerlo varias veces y siempre lo abandoné. Cada cosa a su tiempo, lo que importa es saber esperar. Al regresar de Nueva York leí la primera parte en la que se presentan los personajes, una niña de diez años: Sara Allen, su madre y su abuela. Sara vive en Brooklyn y su mayor deseo es ir sola a Manhattan, ese mundo misterios que ve desde su ventana, para llevar a su abuela una tarta de fresa. En la segunda parte, leída ayer en el tren, Sara cumple su sueño con la ayuda de Miss Lunatic: una mujer de pelo blanco que arrastra un cochecito viejo de bebé por las calles de la ciudad, hablando, ayudando, aconsejando a los que lo necesitan. Miss Lunatic tiene acento francés, le gusta cantar, lo mismo tararea el himno alsaciano que un suave Plaisir d'amour. Y sobre todo es una fuente de sabiduría y de bondad que va transmitiendo a Sara en su camino a Central Park. Allí se despiden con estas palabras de Miss Lunatic: "Procura encontrar tu camino en el laberinto. Quien no ama la vida no lo encuentra. Pero tú la amas mucho... y no olvides una cosa. No hay que mirar nunca para atrás. En todo puede surgir un aventura...".
Central Park, ese "pastel de espinacas" en el centro de la isla es un lugar de especial importancia en este cuento porque allí se producen dos encuentros fundamentales para el relato de Martín Gaite. Los dos de noche. El primero: Miss Lunatic y Edgar Wolf, el Dulce Lobo. El segundo: El Dulce Lobo y Sara. Dos encuentros clave para el desarrollo del relato. Cuando nosotros estuvimos en Central Park no era de noche ni encontramos ningún lobo. Era una mañana espléndida, fría y luminosa que intensificaba la belleza del lugar. Sí vimos algunas ardillas correteando por los senderos, de árbol en árbol. No vimos a Caperucita pero sí a Alicia sentada en una seta gigante, con su gata Dinah en el regazo, rodeada por el conejo blanco, el gato Cheshire, el lirón y el Sombrero loco. Que nuestra escritora haya escogido Nueva York como escenario de este cuento para niños y mayores con alma de niños no es ninguna excepción. A los pocos días de mi regreso se estrenó en muchas ciudades de España Wonderstruck/ El museo de las maravillas de Todd Haynes que nos cuenta una historia donde los niños son de nuevo protagonistas. Dos chicos sordos que viajan a Nueva York buscando, el chico a su padre, ella a su madre. El lugar clave es ahora el Museo de Historia Natural, un paraíso para los niños, según comprobó mi hijo la tarde en que lo visitó. Imaginen mi sorpresa y mi contento al recibir el regalo que supuso ver esta película, que es un canto a la ciudad de Nueva York, en dos tiempos, ya que arranca en 1977, pero la historia paralela de la niña, contada en blanco y negro se remonta a cincuenta años atrás. Es sin duda cierto que cuando vivimos algo con intensidad sentimos con más fuerza esas llamadas de atención que provoca el azar que otras veces ignoramos, aunque nos guste pensar que han sido preparadas especialmente para nosotros.
En estos apuntes sobre Nueva York, hemos visto a varios escritores que se instalan en la ciudad por un tiempo, no solo como viajeros curiosos sino también buscando en ella, bien un descanso en sus vidas, un cambio o un refugio. Nuevos emigrantes que buscan sobrevivir no económicamente como los que llegaban a Ellis Island, pero sí en busca de sosiego espiritual. Muñoz Molina llega a Manhattan, además de por motivos profesionales, era entonces profesor en el Instituto Cervantes, en busca de la privacidad que no tiene en España donde se ha convertido en un personaje mediático. Hoy, de vuelta ya en España, hace tan sólo una semana publica en Babelia, El País, sábado 27. 01. 18, su artículo semanal con el siguiente título: Hay que ocultarse. "Escribo ahora en la biblioteca de un hotel de Lisboa, a salvo de ruidos insidiosos: los titulares del periódico y el guirigay neurótico de las redes". Laura Ferrero huye de Ibiza y de Barcelona cuando llega a Nueva York. Pero comprende que su lugar no está allí cuando clarifica sus sentimientos.
Carmen Martín Gaite se va a Nueva York después de la muerte de su hija. Pensando en ella he escrito este texto. Para revivir su recuerdo. Miss Lunatic y la escritora se parecen como dos gotas de agua. Ella fue mi Miss Lunatic cuando yo era una Caperucita perdida en la selva de la vida. Conservo tus sietes cartas como siete lecciones de sabiduría. Donde quiera que estés, siempre gracias.
Este texto fue escrito en febrero de 2018, al regreso de primer viaje a Nueva York con mis hijos. Con él quiero sumarme a la conmemoración de los veinte años de su muerte, el 23 de julio del 2000.
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