El último programa de Cowboys de Medianoche ha tenido un invitado especial. Arturo Pérez-Reverte se ha unido a los habituales José Luis Garci, Luis Alberto de Cuenca, Eduardo Torres-Dulce y Luis Herrero para hablar de cine y literatura, pero sobre todo para presentar su última novela, Línea de Fuego (Alfaguara), ambientada en la Batalla del Ebro de la Guerra Civil española.
"Yo quería coger de la mano al lector y llevarle a ver cómo es de verdad una guerra", ha comentado el escritor. "Porque lo peor de una guerra no siempre son los tiros". "Quería además que viese lo que le pasó a su abuelo Manolo, a su tío Paco o a su bisabuelo Fernando. Porque resulta que la Guerra Civil no es una cosa ajena a ningún español. Está en la memoria genética de todos los que descendemos de ahí". Pese a todo, también ha reconocido que no se ha tratado "para nada" de un libro fácil de escribir, sino más bien de uno que le "incomodaba bastante", centrado en un tema que ha "intentado evitar durante muchos años". "El asunto es que ha pasado el tiempo y quienes de verdad vivieron la guerra han ido muriendo. Es curioso porque, además, fue gente a la que nunca le gustó hablar del asunto. Eran muy pudorosos porque no querían contaminar a los que vinimos detrás. No querían contagiarnos el odio. Y el problema es que ahora cualquiera puede apropiarse de esa memoria. A mí me llevan los diablos cuando oigo a un político treintañero, rufianesco o no rufianesco, en las Cortes, contándonos lo que fue la Guerra Civil, cuando ni la vivió ni la supo ni la leyó". Por eso, según ha explicado, ha decidido ponerse con ello él ahora. "He querido dejar mi versión. Ya sé que una novela no va a cambiar el mundo ni nada. Pero yo, que algo sé de guerras, y a mí, a quien sí me contaron la guerra quienes la vivieron de verdad, creo que puedo contar cómo se ve la guerra de verdad cuando se está en la guerra de verdad. Nada más".
A la intervención de Luis Herrero, que ha apuntado hacia la ausencia de maniqueísmos del texto, Pérez-Reverte ha respondido que "lo que sí hay es una realidad". "Existió un bando ilegítimo, el golpista. Y eso es así estés con quien estés. Desde ese punto de vista es mucho más fácil defender cierta legitimidad en el bando republicano. Lo que pasa es que después, cuando te acercas a los seres humanos que hicieron la guerra, la cosa cambia completamente. Te das cuenta de que nada es tan sencillo nunca". Su intención, según él mismo ha relatado, pasa porque al lector, "después de 50 o 100 páginas, ya no le importe de qué bando es el personaje sobre el que esté leyendo en esos momentos. Que simplemente sea el ser humano quien le enganche". Un objetivo que, según los Cowboys, ha cumplido "con creces".
Desde un plano más genérico, la guerra es para Reverte un tema fundamental. "Es monstruosa. Pero si eres capaz de mirarla con lucidez y ecuanimidad, puede enseñarte muchas cosas". Por ejemplo, algo que se ha esforzado por transmitir es una sensación concreta: "En la guerra nunca tienes una visión de conjunto. Cada uno hace su guerra parcial. Ese saber que formas parte de un conjunto geométrico perfecto, del que tú sólo eres una pequeñísima porción, es algo que me interesa mucho". La guerra como caos en la que "el miedo deja paso a la mera supervivencia o al rencor. En la que se actúa por una serie de instintos de grupo. La lealtad es fundamental". Por eso se ha esforzado por rescatar una serie de valores, que se acentúan en ese tipo de situaciones, cuando la crudeza de la muerte se muestra con su cara más siniestra. "El ser humano, cuando siente la impunidad que le da empuñar un arma, actúa de manera diferente. Se dan todo tipo de reacciones. Las más viles y también las más luminosas. Y yo quería que quedase constancia de eso". Se ha acordado entonces de sus lecturas, como la Ilíada, que siempre le ayudaron a ver las guerras que cubrió con una mirada determinada. "Es posible que gracias a eso no me volviese loco". Y también de los grandes maestros del cine. "John Ford fue el pionero, el que estableció el canon. De él surgen esas palabras que utilizo en mis novelas: Dignidad, coraje, lealtad. Son las únicas que permanecen intactas, después de que la vida haya emputecido a todas las demás. Porque no existe nadie que pueda minarlas realmente. Todo eso nos enseñó Ford con sus películas".
Como colofón, y alargando el tema cinéfilo, Garci ha querido señalar cómo han cambiado las cosas, cuando hace años "no se podía ver a Ford, porque era fascista". Siguiendo esa línea, todos han celebrado que "el tiempo haya terminado por colocar las cosas en su sitio". "Que les den por culo", ha zanjado Reverte. "Ahora ya nadie sensato se atreve a hablar mal de John Ford".