Zenobia Camprubí Aymar (1887-1956) fue una de las personalidades más interesantes de la primera mitad del siglo XX: escritora y traductora, empresaria visionaria y activista feminista, profesora universitaria y pedagoga entregada a la infancia. Alianza editorial publica Zenobia Camprubí: La llama viva, un libro que muestra la personalidad íntima de Zenobia Camprubí a través de un conjunto de textos a menudo omitidos en las biografías tradicionales como diarios, notas, reflexiones y correspondencia.
Se trata de la primera biografía completa de una mujer singular, verdaderamente extraordinaria y fuera de lo común. Fue la mujer de Juan Ramón Jiménez, lo aguantó toda la vida y le resolvió los problemas económicos. Él era un grandísimo poeta pero muy raro y complicado como persona. Juan Ramón Jiménez le puso el apelativo de la llama viva.
La autora es Emilia Cortés Ibáñez (Utiel, Valencia, 1946), Doctora en Filología Española por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Cortés lleva veinte años estudiando a Zenobia y ahora publica un resumen de su biografía con muchas citas de la protagonista.
A Zenobia (1887-1956) la llamaban de joven la americanita porque era de una familia medio española medio cubana, con conexiones en Estados Unidos. Conoció a Juan Ramón en Madrid en una conferencia de Manuel B. Cossío. Se casaron en Nueva York en 1916. Tras exiliarse de España el 22 agosto de 1936, vivieron en Cuba, Estados Unidos y Puerto Rico. El 25 octubre de 1956 les llegó la noticia de la concesión del premio Nobel a Juan Ramón y, tres días después, el poeta murió.
Fue una inquieta empresaria. Montó una tienda de arte popular español (c/ Santa Catalina, 10) y talleres de bordados en pueblos de Castilla para exportar material a Estados Unidos. También se dedicó a decorar pisos para alquilarlos. Decoró el primer parador de turismo de España. En lo social, fue "enfermera a domicilio" para asistir a enfermos y participó de un Comité femenino de higiene popular. En 1936, acogió niños huérfanos junto a su marido.
En su biografía destacan las actividades feministas, con María de Maeztu o María Goyri. Participó en el comité de Becas a mujeres y en el Lyceum Club, la primera asociación cultural feminista. Tuvo un papel muy destacado como traductora. Tradujo a Tagore y Synge y fue profesora en la Universidad de Maryland.
Sus grandes frases
Sus diarios recogen frases sobre sí misma:
"Lo peor que se puede hacer en la vida es ceder a la tristeza".
"No soy sino un deseo"
"Qué hermosa cosa hubiera sido tener un hijo"
A los 26 años: "Yo soy la clase de mujer que no se casa. La verdad es que yo me puedo arreglar perfectamente sin marido".
Sobre Juan Ramón, al que llamaba El Inefable y Jim, dijo:
"Un niñito enfermo, triste y completamente chiflado... ¿Por qué está Ud. siempre con cara de alma en pena?... Yo le voy a curar a Ud. de raíz, pero de raíz..."
"Juan Ramón y yo no somos de la misma variedad de la especie humana".
"Toda mi vida, mi propósito ha sido que Juan Ramón no tuviera ninguna preocupación económica".
"Se ha vuelto un completo misántropo. No hace nada para agradar a los demás sino a sí mismo... Se niega a todo lo que no tiene que ver con él, salvo dar de comer a los pájaros".
Zenobia Camprubí es un personaje muy valioso y merecía una biografía como ésta. Su historia suena bastante trágica, consagrada a un hombre, pero es lo que ella eligió.
Emilia Cortés: Zenobia Camprubí: la llama viva, Madrid, Alianza Editorial, 2020, 443 págs, 22’80 euros. ISBN: 978-84-9181-898-4.
