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Sáenz de Urturi: "La igualdad real es no tener que destacar que la protagonista es una mujer"

La escritora ha ganado el Premio Planeta 2020 con Aquitania, un thriller histórico ambientado en el medievo y protagonizado por Eleanor de Aquitania.

Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) es ya una de esas autoras del millón de lectores, logrado con la trilogía de La ciudad blanca (El silencio de la ciudad blanca, Los ritos del agua y Los señores del tiempo), traducida a más de una veintena de idiomas. Se ha alzado con el Premio Planeta 2020 apostando por un thriller histórico apuntalado en conspiraciones, traiciones, batallas y venganzas, protagonizado por Eleanor de Aquitania (1122-1204), la joven noble que llegó a ser reina consorte de Francia, primero, y de Inglaterra, después.

"Esta es la historia de mis dos familias. Los terribles duques de Aquitania y los infames Capetos, monarcas de Francia, y de cómo nos odiamos y cruzamos nuestras vidas una y otra vez hasta destrozarnos mutuamente durante aquel turbulento siglo XII, la centuria en que Occidente cambió para siempre"

Aquitania abarca los años entre 1137 y 1149, una época turbulenta caracterizada por las tensiones palaciegas, las luchas por el poder y la sed de venganza en la que Eleanor debe coger las riendas tras el extraño fallecimiento de su padre, el duque Guilhem X, durante su peregrinaje a Compostela. Con el convencimiento de que el duque ha sido asesinado por los Capetos, que reinan en Francia, traza un plan para averiguar quién fue el culpable y vengar su muerte.

PREGUNTA. Ganas el Premio Planeta con una historia con Leonor de Aquitania como protagonista, una figura fascinante que creo que encuentras documentándote para una novela anterior.

Respuesta. Una parte de Los señores del tiempo estaba ambientada en el reino de Navarra en el siglo XII. Encuentro la anécdota de que una princesa de Navarra se casa con Ricardo Corazón de León. Seguí leyendo y descubrí que su madre le acompañó hasta una isla del Mediterráneo, una mujer de 72 años cruzándose a caballo todo el continente. Leonor de Aquitania vivió hasta los 82 años. Fue reina de Francia y la primera del medievo en tomar la iniciativa de separarse del marido. A los dos meses se casó con un joven 10 años menor que él. Ella tenía 27 años y él 19. En menos de dos años, se convierten en reyes de Inglaterra. ¡Me chocó tanto! Fue la única persona que ha sido soberana de Francia e Inglaterra, no ha pasado nunca más en la historia.

P. Leonor dice que nació del vientre de su peor enemiga, pero su padre le instruye para gobernar. Era la heredera más rica de la cristiandad y sabía que era una pieza clave de ese tablero. ¿Puso siempre el bien común, el bien de Aquitania, por encima de cualquier interés individual?

R. A ella la le inculcaron que gobernar bien significaba que le fuese bien a todos los aquitanos. Aún hoy, los antiguos aquitanos, que viven de los recursos naturales, son ricos, tienen mucho dinero. A Aquitania le iba bien porque todos los vasallos eran ricos. Tenían aceite de oliva, vinos, aceite de Ballena, sal, muchos recursos naturales. Además, los duques de Aquitania eran muy buenos empresarios y gestores, legislaban muy bien. Ella es muy buena empresaria desde joven porque la han educado para eso.

P. ¿Asumió el papel que le había tocado sin reparos?

R. La educaron para que fuese muy segura de sí misma y, además, le tocaron ases ganadores en la vida. Era la persona más rica del mundo y muy bella, en un momento en el que a la mujer se le juzgaba por su belleza y su capacidad paridora. Tenía muchas cartas ganadoras y ella nunca se inhibió. En la política europea fue una figura de primer nivel desde los 13 años hasta los 80, que se retiró porque ya estaba cansada. Con 80 años y en invierno, cogió un caballo y se cruzó todo Francia para llegar a Burgos y elegir, entre sus dos nietas, cuál se casaría con el nieto de su primer marido. Entre Urraca y María, elige a la segunda. Imagínate la fortaleza física que tenía. ¡Y era el medievo! Es impresionante.

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P. Con 13 años y tras la muerte de su padre, decide meterse en la boca del lobo y sacrificarse en busca de la venganza.

R. Ella está convencida de que detrás de la muerte de su padre está el rey de Francia y, en lugar de quedarse en Aquitania y casarse con un varón aquitano, decide viajar a París e investigar desde dentro. Para ella, la mejor manera de vencer era que de su propio linaje saliesen los siguientes reyes de Francia. Se casa con el heredero, con el hijo de su peor enemigo, con la intención de educar a sus hijos para que un aquitano fuese quien gobernara Francia.

P. ¿Qué le mueve?

R. Le mueve el querer saber y la responsabilidad de no destrozar Aquitania. En el testamento escribe, y esto es real, que ella mantendrá el gobierno de Aquitania y el rey solo sería el duque consorte de Aquitania.

P. En esa época no solo debía ser reina sino que debía aparentarlo, mostrar toda la exuberancia posible. ¿Eso hizo que tuviera tanta influencia?

R. Influyó en muchas áreas, en la forma de vestir, en la música de los trovadores, en la arquitectura... Era una mujer con una cultura amplísima y eso se nota. Además, era rica y tenía el poderío para hacer lo que quisiera.

P. ¿Cómo es recordada en Francia e Inglaterra?

R. Durante muchos años tuvo el estigma de la reina infiel, la reina maldita, pero, en su época, fue muy popular. A ella se le compara con Ginebra. Es la que creó toda esta cultura del amor cortés en la que todo caballero tiene siempre como objeto de amor a una mujer casada inalcanzable. Ella era la dama de los trovadores, es decir, ese objeto de seducción inalcanzable.

P. El abanico de personajes femeninos de Aquitania es bastante amplio y sostienen la gran parte de la trama. ¿Ha tenido que ver algo los movimientos reivindicativos actuales?

R. No ha sido para nada mi intención reivindicar el papel de la mujer en el medievo. Para mí, la igualdad real es no plantearme si yo soy una mujer o un hombre. Me da igual si mis lectores son hombres o mujeres, son personas que leen y mis personajes son personas a las que les pasan cosas interesantes, me da igual si son hombres o mujeres. No es que no sea feminista, es que pienso que la igualdad real es que nadie destaque que la protagonista es una mujer.

P. El lector puede pasear por los mercados, por los castillos, conocer costumbres de la época y hasta descubrir los métodos de envenenamiento que se llevaban. ¿Cómo te has sumergido en la época?

R. En la antigua Aquitania, que ahora es el valle del Loira, hay muchísimas librerías de libros viejos. Me compré hasta un atlas del París medieval para saber cómo estaban situadas las calles y cómo eran los palacios. También libros de gastronomía de mujeres que recogían recetas de palacio y las volvían a hacer para ver cómo sabían. Te encuentras cosas como que en la boda de Leonor se sirvió, como algo muy exquisito, sopa de ortigas, mientras que las ostras se vendían en la orilla del Sena a los pobres.

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Eleanor de Aquitania y su hijo Juan

P. ¿Con qué personaje más reciente puede compararse Leonor?

R. Con Churchill. Churchill fue el único que durante la Segunda Guerra Mundial tuvo la fortaleza y las narices de plantar cara a Hitler. Fue un estratega y pudo frenar el nazismo. A Leonor le tocó frenar a su segundo marido, que tras subir al trono de Inglaterra se convirtió en un auténtico tirano y por poco destroza Inglaterra. Convenció a sus hijos adolescentes para iniciar la revuelta contra Henry. No pudo con él y éste perdonó a sus hijos pero a ella la encerró durante quince años en un castillo. Cuando murió, la primera orden del heredero, de Ricardo, fue liberar a su madre. Más tarde, cuando heredó el trono su hijo Juan I Sin Tierra, que era un psicópata paranoide, un asesino, mimado, sin perfil político, le tocó volver a frenar la tiranía. Leonor de Aquitania puede compararse con Churchill porque ambos tuvieron una gran responsabilidad política.

P. En la gala de los Premios Planeta dijiste que esta novela era un homenaje a El nombre de la Rosa. ¿Qué significa ese libro para ti?

R. Es la típica novela de referencia de un bestseller culto. Con ella, cayeron todos los prejuicios sobre que si una novela vende mucho, no puede ser literaria. Cuando un autor del prestigio de Umberto Eco tuvo un éxito comercial tan abrumador, se empezó a hablar de una categoría de bestseller de calidad y a mí me gusta mucho eso. ¿Qué sentido tiene que si una novela tiene cien lectores es literaria y esos lectores tienen un gusto exquisito, pero si son un millón tienen mal gusto literario? El argumento se cae. Me gusta mucho poner de referencia El nombre de la rosa.

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Saenz de Urturi, ganadora del Premio Planeta 2020 | EFE

P. Precisamente, lo que más se destacó de esta edición de los Premios Planeta es que eres una escritora superventas.

R. Fue maravilloso, fíjate, por lo que supone que después de ocho años teniendo más de un millón de lectores y recibiendo premios de prestigio, teniendo buenas críticas en más 40 países, por fin se reconozca. No había manera de que en las entrevistas los periodistas se creyesen esas cifras o destacasen el millón de lectores. Pero esa noche me convertí en superventas. Soy consciente de que lo escribían en tono peyorativo, pero para mí fue decir ‘hombre, por fin ha calado el mensaje de que es cierto que tengo un millón de lectores’.

P. En Aquitania has mantenido tu estilo y no es una novela histórica, sino que tiene mucho de thriller.

R. Quería escribir un thriller, pero me fui al medievo. A la hora de crear y planificar una novela ha sido exactamente igual que la trilogía de La ciudad blanca. He planificado un thriller, con sus reglas específicas para que funcione. No quería hacer una biografía novelada de Leonor ni crear una novela histórica, que estructuralmente son mucho más sencillas porque son lineales. Esto era más complicado.

P. ¿Cuánto te ha llevado?

R. Dos años y medio. Entregué en mayo mi anterior novela y en junio ya estaba con Aquitania.

P. Entonces, ¿puede que ya estés con la siguiente?

R. No, no quiero escribir nada por el momento. Tengo que vivir, tengo que descansar.

P. Echemos la vista atrás. Hace diez años autopublicabas tu primera novela y hoy cuentas con más de un millón de lectores y un Premio Planeta. ¿Cambiarías algo?

R. Me alegro de tener los lectores que tengo, me alegra que mis novelas tengan las críticas que tienen por parte de los lectores, que son las que me importan, y ha sido un camino bonito, pero también es cierto que he sacrificado mucho y he dejado mucho mucho mucho por el camino, muchísimo mucho más de lo que cualquiera puede suponer. En ese sentido, a partir de ahora me lo tomaré con mucha más tranquilidad y sopesaré mucho más cada cuánto público y cada cuánta vida me dejo.

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