Siglo II a.C. Tiempos de la tercera guerra púnica, germen de las guerras lusitanas y celtibéricas. Roma es la máxima potencia del Mediterráneo tras haber derrotado a la Cartago de Aníbal y a los poderosos reinos de Siria y Macedonia. El primer senador de Roma (Esfera de los libros) se ocupa de estos acontecimientos bélicos, políticos y sociales acaecidos en esta "espectacular" etapa. Es una novela en la que su autor, Juan Torres Zalba, trata de volcar su pasión y entusiasmo por "la grandeza" del mundo romano. "Seguimos siendo muy romanos", opina.
La novela nació con el propósito de hablar de los hermanos Graco, Cayo Sempronio y Tiberio Sempronio. "Para hablar de ellos, tenía que retrotraerme a su infancia, que coincide con la destrucción de Cartago, un periodo espectacular desde el punto de vista militar y político por las intrigas que hubo, las animadversiones y las mentiras", explica a Libertad Digital su autor. Sin embargo, el protagonismo de la novela se reparte entre otros personajes, como Catón, un hombre al que "siempre lo pintan huraño, austero, con muy mal carácter, pero que resulta una figura con unos valores muy potentes"; Cornelia, la madre de los Gracos, "una mujer de una personalidad extraordinaria" o Emiliano, un "personaje más oscuro, difícil, muy ambicioso". Tres pilares que dan músculo a una novela "cuyo esqueleto está en la propia Historia".
Por las páginas de El primer senador de Roma desfilan los miembros de las principales familias senatoriales: Escipiones, Claudios, Fabios, Licinios, Fulvios o Sulpicios, cuya ambición última es la de aumentar su prestigio, honor y fama. "Para llegar a ser un buen senador era imprescindible tener de partida mucha ambición, dinero y orgullo. Y ser zorro, muy importante. En definitiva, ser político", resume Torres. El objetivo era perdurar eternamente :"Que la familia fuese aún más grande y prestigiosa a su muerte que cuando se nace. En el mundo romano, el mayor éxito era engrandecer eternamente el lustre de la familia. Si Catón supiera que se están escribiendo novelas sobre él dos mil años después daría botes de orgullo y alegría permanente".
La novela está salpicada alianzas y deslealtades que se cometen en pos del propio beneficio, unas intrigas que la dotan de cierta contemporaneidad. "Creo que innovamos poco. El senado romano era un conjunto de 300 personas. No había partidos políticos, pero había facciones que se movían según los intereses. La lucha entre ellos era permanente, sobre todo a partir de la época que he novelado. El senado de Roma es lo más parecido al Congreso actual. Nuestros sistemas son herederos de esa República romana, lo que hacemos es reproducir el mismo mecanismo", asegura Torres.
En ese sentido, el autor – abogado de profesión y voraz lector de novela romana y greco-persa - cree que los políticos actuales deberían lanzar una mirada al pasado: "Puede sonar moralizante, pero creo que Roma creció y fue muy grande mientras mantuvo valores y equilibrios, sentido común, razonabilidad. Desde el momento que se perdió eso, fue un baño de sangre. Se desmoronó de una manera muy dramática. Hay que mantener una línea de valores que no se vean vencidos. Nuestros políticos deberían verlo".
Para Torres, esta novela es su particular máquina del tiempo. "Me hubiera gustado vivir en esa época, verla con mis ojos y, como no puedo, lo escribo". De ahí que sea muy cuidadoso con la ambientación, con "muchos detalles pero sin ser plomo". Considera que más que una novela histórica es "historia novelada" en la que ha tomado a los grandes personajes de la época y ha creado diálogos y situaciones sin inventar en exceso. "Sigue siendo novela, una lectura entretenida, pero a nivel global me permito muy pocas licencias. Soy riguroso, quiero que tenga coherencia con lo que pudo pasar de verdad".
No son superhéroes
Esta disposición del autor propicia que los personajes sean "muy humanos". "No me gusta hacer superhéroes. Tienen sus aristas, se equivocan y toman decisiones desacertadas. Tienen lados con luz y otros oscuros. Me gusta que mis personajes estén muy humanizados. Gracias a las fuentes antiguas podemos entrever cuál era el carácter de cada uno. Por ejemplo, Catón tenía mucho orgullo y Cordelia se dibuja como la matrona ejemplar que cuidaba a sus hijos. Los historiadores perfilan la personalidad y yo, como novelista, termino de darle forma".
La novela histórica, y en concreto las historias de romanos, gozan de buena salud: "No sé si es porque nos vemos reflejados. Somos muy romanos en nuestra cultura, lengua, comportamiento, valores. Es un pasado no muy lejano que fue grandioso. Una diminuta ciudad fue capaz no solo de una conquista militar increíble, sino de una conquista cultural y social. Eran muy buenos a nivel de marketing, supieron vender las togas, las carreras de caballos, los desfiles, los gladiadores…"
Para Juan Torres, la autora Colleen McCullough y su serie Señores de Roma es la gran referencia, aunque en España también se hace muy buena novela histórica: "Santiago Posteguillo es un novelista fantástico".
Juan Torres. El primer senador de Roma. Esfera de los libros, 2020. ISBN 9788491648130. 836 páginas. 24,90 euros.