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El humor inglés de Dickens tiene mucho de español

Andrés Amorós recomienda Aventuras de Pickwick, una novela de actualidad por un doble motivo.

Los Libros: 'Aventuras de Pickwick'

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Andrés Amorós recomienda Aventuras de Pickwick, una novela de actualidad por un doble motivo.
Retrato de Charles Dickens. | Wikipedia

En 1868, Benito Pérez Galdós publicó su traducción de las Aventuras de Pickwick en el diario La Nación, la primera novela del gran Charles Dickens. En ella se narran las aventuras de los miembros de un absurdo club, el Club Pickwick, que debe su nombre a Samuel Pickwick, filántropo y filósofo que estudia al ser humano. Junto con sus tres compañeros y su criado, Sam Weller, todos ellos extravagantes personajes, emprende diferentes viajes por Inglaterra en los que se suceden un sinfín de disparatadas aventuras.

Esta novela está de doble actualidad porque se cumplen 150 años de la muerte de Dickens (1812-1870) y cien años de la muerte de Galdós (1843-1920).

Se trata de la primera novela de Dickens, escrita a los 24 años y, curiosamente, Galdós la tradujo en 1867, también a los 24 años.

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Galdós visitó la Abadía de Westminster y vio la tumba de Dickens "con arrobamiento místico". Lo consideraba su "maestro más amado". Elogia de él "la mayor verdad que cabe en las creaciones del arte, la aptitud para comprender el corazón humano, el amor a la humanidad: o conmueve o hace reír". Dickens es un escritor con una vida muy pintoresca. Tenía una fuerza de voluntad tremenda y quería ser el héroe de su propia vida.

Es una novela muy larga, de 900 páginas, ideal, por tanto, para el verano. Se publicó por entregas durante año y medio. La revista que lo sacó pasó de vender 400 a 40.000 ejemplares.

'El Quijote', la gran influencia

El modelo de Pickwick, de Dickens y, en general, de la novela inglesa es El Quijote. Empieza como una parodia y lo desborda. Es un personaje inicialmente ridículo -al igual que el Quijote es un loco-, pero va creciendo y se le coge cariño. Le acompaña su "Sancho", el criado Sam Weller, que representa la sabiduría del pueblo, el cockney.

También, como en El Quijote, se intercalan novelas cortas. De la novela picaresca, Dickens coge los viajes y distintos personajes. Resulta una parodia de las sociedades filantrópicas con pretensiones científicas.

El tono general de la novela es la ironía comprensiva, aunque hay algunos sectores a los que trata con dureza, como los abogados, clérigos, políticos, periodistas. Dickens nos regala una sátira cariñosa de la Inglaterra victoriana, la "old Merry England". Les acompaña unos compañeros muy humanos: el enamoradizo , el poeta, el deportista…

Las desgracias las compensa con la comida y la bebida entre amigos: té, brandy, cerveza, ron, ponche, madeira, oporto, burdeos, tostadas con mantequilla, huevos, jamón, fiambre, ostras, carnero…

Una descomunal ponchera, algo más pequeña que una tina de lavar, dentro de la cual las manzanas calientes silbaban y bullían de modo tan hermoso de admirar y alegre de oír, que resultaba perfectamente irresistible.

Mr. Picwick es "un observador de la naturaleza humana". Durante dos años investiga "las diferentes variedades de caracteres de la especie humana". Exactamente igual que Balzac o Galdós.

En definitiva, es una estupenda novela, aunque larga y minuciosa; un gran ejemplo del humor inglés. Hay que adoptar actitud ingenua, casi infantil, para leerla.

Charles Dickens, Aventuras de Pickwick, traducción de Benito Pérez Galdós, Madrid, ed, Castalia, col. Clásicos Universales, 912 págs, 22 euros. ISBN: 9788497404341

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