Cristina Morales, granadina residente en Barcelona, es la flamante galardonada con el Premio Nacional de Narrativa, otorgado por el Ministerio de Cultura del Reino de España. En sus primeras declaraciones tras la concesión de premio, dotado con 20.000 euros, la señora Morales dijo, entre otras cosas:
Es una alegría ver el centro de Barcelona, las vías comerciales tomadas por la explotación turística y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí; es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas.
Y añadió:
La violencia es la de la Policía; lo único que se puede esperar de la Policía. Es un cuerpo violento ante el que solo cabe el sometimiento o la autodefensa.
Un dato significativo es que Cristina Morales hizo estas declaraciones precisamente desde Cuba, donde las protestas contra el régimen están prohibidísimas y son duramente reprimidas.
El caso es que no he leído (ni tengo intención de leer, por el momento) la obra por la que se le ha concedido el premio, Lectura fácil, pero les dejo aquí un artículo de Pepe Albert de Paco, que sí se la ha leído y ha extractado cuatro significativos párrafos. Uno de ellos dice lo siguiente:
Empiezo a tirarme pedos silenciosos, apretando el culo para que no suenen, haciendo equilibrios sobre los isquiones en el asiento, avergonzándome del olor. Alguna vez he llegado a la Autónoma con las bragas cagadas. Después de soltar un poquito de caca ya puedes aguantar mejor, pero siguen quedando seis paradas con el lametoncito de mierda en el culo. ¿No hay lavabos en el tren? No, en los ferrocarriles de corta distancia de la Generalitat no hay lavabos. Hay que subirse al tren meada, cagada y follada.
Pues esto es lo que hay.
–¿Va de perroflauta, pues?
–¡Así es!
–¿Por la poli siente inquina?
–¡Cristina!
–¿Y escribe prosas fecales?
–¡Morales!
Usando nuestros caudales,
los jerarcas culturales
le han dado un premio a una tía
que a España tiene manía.
¡Así es Cristina Morales!