En lo que va de la contraportada al inicio del libro, Antonio Escohotado se olvida de un número (un año, una referencia). No sabemos si fue 1983 ó 1984 cuando decidió abandonar la isla de Ibiza. Pronto empieza la desmemoria del fundador de la discoteca Amnesia (que él quería haber llamado Taller del Olvido). El autor de Historia general de las drogas trae en este libro aquellos maravillosos años 70 en los que pasó su juventud en Ibiza. Todo lo que se puedan imaginar y más está en este libro: hippies, revolución, psicotrópicos, sexo, música y... cárcel.
Descubrí que lo imaginario nunca se acerca en audacia e inventiva a lo real, y me puse en camino hacia relatos donde nombres y verbos deben ser suficientes. Los epítetos quedan para profetas y propagandistas, poco inclinados a que el lector saque sus propias conclusiones.
El primer texto autobiográfico del filósofo Antonio Escohotado parece ser el inicio de una colección de memorias en las que el morbo por los ritos iniciáticos de este firme defensor de las drogas está servido. La condena y el paso por la cárcel acusado de tráfico de cocaína en grado de tentativa es la crónica de la muerte anunciada de sus vivencias en la isla de Ibiza.
Es un libro breve, con 8 páginas de fotografías y 10 capítulos en los que recorrer una época. Al relato de este filósofo poco convencional, que se pasea por platós de las televisiones provocando a los progres, le acompaña una colección de imáenes de una etapa paradigmática de nuestro país (de 1970 a 1984). Estuvo en el lugar y el sitio donde pasaban las cosas.
Las metamorfosis de Ibiza quizá permiten pasar del género autobiográfico a perfiles de una realidad propiamente dicha, difusos en otro caso, y con eso como brújula preciso algunos recuerdos y datos.
Los recuerdos de Escohotado comienzan con las penurias de unos jóvenes que se marchan a una paradisiaca isla para vivir en una comuna. Modelo comunista absoluto, en el que todo es de todos, y como no tienen casi nada, no hay problemas. Hippies en los 70 en la que ahora es la isla mediterránea más comercial de toda Europa. Esos melenudos a los que los payeses señalaban estaban creando una moda sin saberlo (estampados floreados y pantalones de campana). Allí se daban cita algunos nombres de Hollywood (Orson Welles, Ursula Andress o Clifford Irving) atraídos por lo que se cocinaba entre bambalinas.
Comenzaba la Guerra Fría, pero la polarización política no conllevó polarización cultural, y en las democracias liberales el culto a la vanguardia se mantuvo intacto, preconizando un arte revolucionario que vez de entrar por ojos y el oído, como antes, nació didáctico –para educar el gusto en vez de plegarse a sus arbitrariedades-, y solo se disfruta aprendiendo lo oportuno de cada autor y tendencia.
Cuenta Escohotado que utilizó la escasa herencia de su madre recientemente fallecida para reformar una masía abandonada, preludio de la ahora famosísima discoteca. También que pasó hambre y frío, obviamente no siempre en Ibiza es verano. Que se tiró un año a la sombra tras ser condenado a dos años y un día por un 'malentendido' con algunas sustancias lisérgicas. Y que solo pedían 25 pesetas por la entrada y copa en Amnesia (cinco duros, más que suficiente).
Curiosamente, ser condenado a dos años y un día coexistió y coexiste con la impresión de que hubo una maniobra organizada contra la única voz antiprohibicionista del momento, aunque mi culpabilidad o inocencia sea mucho menos ilustrativa que otras circunstancias, y en todo caso no seré yo quien pontifique al respecto.
Un álbum de recuerdos en tapa dura, con imágenes de una época que no volverá. Un repaso a la primera etapa vital de quien siempre ha perseguido el conocimiento, motivo por el que en muchos aspectos ha podido cambiar de ideas.
Antonio Escohotado. Mi Ibiza privada. Espasa, 2019. ISBN: 9788467055948. 104 páginas. 19,90 euros.