A día de hoy, en uno de los ajardinados bulevares del Paseo de Recoletos, y frente a la Biblioteca Nacional, todavía puede verse una pequeña estatua que representa a una pareja de lectores. El texto escrito en su base dice: "Los libreros españoles, al libro y sus creadores". La gente que pasea ahora por la céntrica calle madrileña tal vez repare en ese homenaje silencioso —como tantas otras estatuas de la capital—, sin saber, entre otras cosas, que lleva formando parte de la ciudad desde el Día del Libro de 1984. Aquella mañana se celebró un acto al que acudió puntual el alcalde Tierno Galván, sorprendido por las constantes quejas de los madrileños hacia los atascos, y sin darse cuenta, tal vez, de que mientras él viajase en coche oficial estaría exento de sufrir problemas tan mundanos. Durante la ceremonia se ofrecieron discursos y se llamó la atención acerca de la importancia que deben tener la cultura y la educación en cualquier sociedad. Después, a primera hora de la tarde, se celebró una ofrenda floral en el monumento dedicado a Miguel de Cervantes, y Gonzalo Torrente Ballester disertó sobre la herencia quijotesca que sigue intacta en el adn español. Una vez concluido el día, más allá de los nombres relevantes y del ánimo festivo, cualquiera podría decir que no quedó nada reseñable para la posteridad. Sin embargo, permaneció esa estatua pequeñita y casi muda que, como todas, encierra mucho más de lo que exhibe su figura.
Porque se trata de un recuerdo y de un homenaje a todo un gremio. La gente que pasea ahora por el Paseo de Recoletos de Madrid tal vez repare en él y no sepa en qué día fue erigido. Seguramente tampoco conoce el nombre de Francisco Gugel, ni el de muchos otros libreros que vivieron la Transición con el ánimo de renovar una profesión que había estado demasiado maniatada durante los años de la dictadura. Pero el caso es que fueron ellos los que pelearon por rejuvenecer el sector, para acercar la lectura al máximo número de personas posible. Y fueron ellos, también, los que quisieron elevar un canto a su vocación, y dejarlo escrito en piedra frente a la mayor biblioteca del país.
Paco Gugel no sólo estuvo presente aquella mañana del 23 de abril de 1984, sino que fue el principal responsable de que ahora, la gente que camina por el Paseo de Recoletos pueda reparar en la pequeña estatua. Por aquellos tiempos era el presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), puesto que le llevó a ser uno de los principales propulsores de un sector que se encontraba en un momento crucial. "Para eso tuvo que hacerse amigo de todos", cuenta su hijo Carlos, "eran momentos de apertura, pero todavía persistían reacciones violentas de los nostálgicos de la dictadura, que llegaron a quemar librerías que ofrecían lecturas que, hasta entonces, habían estado prohibidas. Pero él vivió todo aquello sabiendo tratar siempre con libreros y editores de todos los talantes".
Gracias a Paco Gugel surgieron iniciativas que buscaron calmar las aguas y modernizar la industria: él peleó personalmente por fijar los precios de los libros, por eliminar el IVA, y por permitir que las librerías pudiesen vender libros de texto. Además, fue el responsable de la inauguración de El Premio de Oro para las librerías, otorgado cada año; y de las campañas del Día del Libro y de Navidad, en las que todas las librerías ofrecían un libro gratis a sus clientes. Ahora observa el panorama desde su retiro merecido, recordando aquellos años y disfrutando en la vejez de los frutos de toda una vida de trabajo.
LIBER 2019
Precisamente ayer fue inaugurada en IFEMA la 37ª edición de la Feria Internacional del Libro (LIBER), que supone el mayor encuentro internacional del libro en español, y que se inauguró allá por 1983, con el ánimo de relanzar un mercado que veía al fin abrirse a España a la libertad de expresión. Este año participan alrededor de 400 empresas de 17 países distintos, incluido el emirato de Sharjah, que acude como país invitado.
Según informó Efe, el ministro de Cultura y Deportes José Guirao acudió a la apertura de la feria, a la que catalogó como la "cita perfecta para hacer balance de la situación actual, pero sobre todo para mirar al futuro". El evento, organizado en colaboración con la Federación de Gremios de Editores de España, se prolongará hasta el próximo domingo 11 de octubre, y en él podrán ponerse en contacto todos los integrantes del sector librero del panorama hispanohablante, lo que convierte estas fechas en unas de las más relevantes del año para el mundo de la cultura en español.
Guirao se centró también en los principales retos que debe encarar el libro en el futuro más inmediato, y quiso hablar del nuevo paradigma digital. "Todos los sectores y agentes se han visto obligados a una revisión profunda de las maneras de producir y difundir", explicó, antes de reconocer que, en el momento actual "las plataformas están dando con un modelo sostenible y el público está dispuesto a pagar cuando se le ponen facilidades". También quiso reflexionar acerca de la necesidad de "la apertura de un debate que acabe en un pacto consensuado por todos, que vaya más allá de períodos de tiempo pequeños, que mire al porvenir y, sobre todo, que vaya más allá de un partido, de un gobierno y de una situación política concreta". Cree que así "crearemos una sociedad más consciente, más crítica y más preparada". "Unos índices de lectura altos son indicadores de que la sociedad en su conjunto es capaz de avanzar más e ir mas lejos", finalizó, congratulándose de los resultados obtenidos en la encuesta de hábitos culturales, ya que la lectura, con un 65,8%, se situó como la segunda actividad cultural que más practican los españoles, después de escuchar música.