Ani, un escriba del faráón, y su esposa Tutu, sacerdotisa de alto rango, prepararon su paso al otro mundo con el Libro de los Muertos. Encargaron un papiro pintado a mano de 23.6 metros, todo un derroche de ostentación, con jeroglíficos e ilustraciones de extraordinaria belleza, allá por el año 1250 a.C. Costó el equivalente a diez salarios anuales de un trabajador de la época.
Durante siglos permaneció en la tumba de Ani en Tebas, hasta que Ernest Wallis Budge lo trasladó a Londres. Para ello, Budge cometió una de las acciones más controvertidas de la Historia del Arte: cortó el Papiro de Ani en treinta y siete hojas para facilitar su manejo en el Museo Británico, donde se guarda desde 1888. La editorial española CM Editores publica el primer y único facsímil de este papiro, considerado el Libro de los Muertos más sobresaliente del antiguo Egipto.
"Se trata del texto religioso funerario por excelencia del Antiguo Egipto. Durante mucho tiempo se consideró un equivalente a la Biblia o el Corán, aunque con los estudios posteriores sabemos que eran un conjunto de creencias en torno a la vida después de la muerte", explica a Libertad Digital Daniel Díez, director de CM Editores y alma máter de este proyecto.
El Papiro de Ani contiene un compendio de pautas, conjuros, oraciones, letanías, fórmulas mágicas y recitaciones que los egipcios, una vez fallecidos, debían seguir hasta presentarse en el juicio de Osiris, el dios egipcio de la resurrección. Debían ser aprendidos o consultados, por eso se incluían en la cámara funeraria. "Es una obra fascinante que ilustra la historia de Egipto y la manera de pensar de una cultura que tanto influyó en los judíos, griegos, romanos y, finalmente, en la Europa cristiana. Es el concepto de juicio final y la idea de la inmortalidad del alma", expone Díaz.
Asimismo, conecta con los Diez Mandamientos cristianos. "No hay otros textos legislativos en el antiguo Egipto que diga lo que está bien o lo que está mal, pero este papiro incluye 42 recitaciones negativas, es decir, dicen lo que no se había hecho: no he robado, no he maltratado a los sirvientes, no le he quitado el pan a los dioses... Nos permite establecer qué criterios éticos eran los aceptables en una sociedad tan avanzada como la egipcia".
Para elaborar los 999 ejemplares de esta primera edición facsímil, limitada y bajo notario, han sido necesarios tres años de trabajo especializado y una tecnología puntera, pues todas las tentativas anteriores de imprimir sobre papiro habían fracasado. Los papiros son de importación, traídos en tandas desde hace meses desde Egipto. Se han respetado las medidas y las imperfecciones, con una fidelidad absoluta al original.
Su precio asciende a los 10.800 euros y el perfil del comprador es "un coleccionista apasionado de la historia con cierto nivel cultural y adquisitivo", así como instituciones. "Veinte universidades americanas lo han adquirido a día de hoy para investigación", desvela el director de la editorial. Cuenta con un prólogo de Zahi Hawass, uno de los egiptólogo más reputados, y con comentarios del periodista Nacho Ares.