Todo comienza con un libro y una infidelidad. A partir de ahí, se desarrolla una historia que va de "padres, madres, hijos, hijas, viajes, familia, del pasado, de reinventarse y de las distintas formas de concebir la vida". Suena ambicioso, pero está condensado en las algo más de 400 páginas de Un lugar al que volver (Planeta) la segunda novela de Jose A. Pérez Ledo (Bilbao 1979), autor de Esto no es una historia de amor (Planeta 2016), de la novela gráfica Los enciclopedistas (Astiberri, 2018) y guionista del podcast de ficción El gran apagón y Guerra 3.
Confiesa ser una persona que se aburre pronto de todo y, en su inquietud creativa, se ha desenvuelto con soltura entre la ficción sonora, el cómic y la novela. Elige esta última para "contar cosas muy muy muy pequeñitas", lo que le gusta leer y, por lo tanto, escribir. "El valor que tiene una novela así, cuando en España se publican al día unos 480 libros, es que tiene mucha verdad. No es una construcción ni un juego estructural ni un ejercicio técnico. Es la máxima verdad posible".
El protagonista es Tomás, un cámara de televisión que descubre la infidelidad de su mujer. Superado por las circunstancias y con problemas laborales, decide aceptar un trabajo de chófer y guía de Tess, una adinerada mujer de Miami, y su hija adolescente. Recorrerán España para rastrear sus raíces llevado por el recuerdo de una frase que una vez le dijo su abuela, española: "La única patria del exiliado es la memoria".
"Creo que en España no tenemos memoria social. Siempre se habla de la memoria histórica, pero hay otra memoria que es fundamental, la memoria familiar. Directamente, ni se habla de ella. Hay un esfuerzo por que todos asumamos nuestro pasado reciente como sociedad y como país, pero para eso hay que asumir nuestro pasado familiar. Estamos determinados por la familia. Hay mucha gente que ni sabe directamente quiénes fueron sus abuelos en un sentido profundo, no saben quiénes eran, a qué aspiraban o si se conformaron o no. Al final, nos define eso", asegura el autor a Libertad Digital.
Los personajes de la novela van aprendiendo que la vida es "una suma de renuncias", sostiene. "Parece que es algo muy negativo, pero no deja de ser verdad. La vida es ir asumiendo una serie de renuncias: a ser niño, a que tus padres lo son todo, a tu propia belleza, a la salud y, por último, a la vida. Vivir es ir perdiendo cosas".
La novela presenta a personajes de distintas generaciones que no terminan de entenderse y, cada cual, en su propia crisis relacionada con su edad. "Hay periodos buenos entre crisis y crisis. Esto enlaza con la idea de renuncia y de pérdida", asegura el autor. "Cuanto más deprisa cambia el mundo, más fácil es que las diferencias generacionales sean más intensas", añade.
En tono de comedia, Pérez Ledo nos invita, además, a reflexionar sobre las decisiones que tomamos en la vida, "voluntarias" pero que se dan "entre un número de posibilidades": "La pareja que elegimos es, en realidad, la pareja con la que nos conformamos, porque nadie conoce a todo el mundo".
El vendehumos
Dentro del plantel de personajes de Un lugar al que volver está Darío, el "otro", el hombre al que Tomás se encuentra en paños menores al llegar a su casa. Además de desbaratarle la vida al protagonista, le da lecciones de cómo ser feliz. "El libro que te ayudará a empezar de nuevo", le escribe. "Le tengo mucha manía a la autoayuda como concepto, es una rama editorial que está dando mucho dinero, pero es una pseudociencia, es una patraña. Tanto las grandes estrellas que preconizan la pobreza desde sus mansiones como la gente más humilde que escribe sobre ello. Me apetecía crear un personaje así, que escribe dónde encontrar la felicidad cuando ni él la ha encontrado ni sabe darla a las personas que tienen a su alrededor".
No falta humor en la novela, como en "la propia vida". Así, el lector podrá "reírse de las cosas que le pasan a este pobre desgraciado".
Jose A. Pérez Ledo. Un lugar al que volver. Planeta, 2019. 448 páginas. 19 euros.