
Cuando cierro los ojos, en lo profundo de mis recuerdos veo los candiles y su luz.

Edith Scott Saavedra, doctora en Derecho por la Universidad de Harvard y autora de varios ensayos, ha trasladado hasta Estados Unidos las bondades de una de las localidades más bonitas de España, el pueblo de Albarracín. Lo ha hecho en forma de novela histórica, Los candiles de Albarracín, publicada en español e inglés por Floricanto Press. Se trata de una historia cimentada sobre la convivencias de las distintas religiones y costumbres en la España del siglo XV, dotada de un gran simbolismo y repleta de referencias a la iconografía judía "Espero que esta novela inspire a muchos lectores de todo el mundo a visitar España, Aragón y la Sierra de Albarracín, que es y siempre será parte de mi corazón", asegura la autora estadounidense a Libertad Digital.
La historia arranca en 1480, cuando la Inquisición se instaura en la Corona de Aragón. Está narrada en primera persona por Sara, una niña judía que debe escapar por el puerto de Valencia y que da voz a judíos, musulmanes, conversos, mudéjares y cristianos. "Había una avenida donde las familias prósperas de la fe cristiana, musulmana y judía vivían lado a lado. El trabajo de la historiadora Mary Halavais, ahora en la Universidad Estatal de Sonoma en California, muestra que cuando el inquisidor llegó con sus verdugos a las puertas de Teruel, el concejo municipal se negó a dejarles ingresar. Teruel se levantó para defender a todos sus residentes de diferentes credos", explica Scott.

Su siguiente paso fue "aún más notable", dice. "La ciudad envió una carta al rey Fernando explicando que su majestad se equivocó al enviar a la Inquisición porque el juicio de las almas de los hombres está reservado para Dios al final de los tiempos. ¡Y lo hizo por razones morales!"
Scott se impuso sentir qué significaba ser un judío y qué significaba convertirse en cristiano en la Edad Media: "Me di cuenta de que la única manera de capturar esta experiencia era experimentarla de primera mano. Tendría que convertirme en la chica. Transporto al lector más de quinientos años para que se sienta junto al hogar en el barrio judío, en el corazón de una familia judía, y contarle a través de mi propia experiencia los primeros años de la Inquisición". La autora usó declaraciones reales de conversos registradas por los inquisidores. "Encontré que las emociones dominantes son el dolor y la soledad. Las voces del pasado son conmovedoras", asegura.
La luz y los candiles
La luz y los candiles conducen al lector por esa huida hacia Valencia que vive su protagonista. Cada familia judía tenía su janukiya, el conjunto de nueve lámparas de cerámica que se enciende durante el Festival Judío de las Luces. A pesar de que la mayoría de los judíos se las llevaron consigo tras la expulsión en 1492, algunas se conservan en museos españoles. La contemplación de uno de ellos en el Museo Provincial de Teruel fue vital para Edith Scott. "Era una janukiya medieval. Las lámparas estaban pintadas con ojos a cada lado del pico, lo que las hace aparentar pajaritos. Comencé a preguntarme si las habían dejado atrás durante la expulsión de los judíos. El pensamiento de que una janukiya, destinada a dar luz, sobrevive ilesa después de siglos en la oscuridad, realmente me intrigó".
Las lámparas, asegura, son símbolos importantes también en el islam y en el cristianismo: "Representan la espiritualidad y la esperanza que perdura a través de todas las generaciones".
Las ilustraciones de distintos candiles decoran las páginas del libro, lámparas reales de su colección y réplicas de candiles antiguos de la época emiral de Córdoba, candiles aragoneses del estilo tradicional de Teruel y otros de Israel de herencia sefardí española. La portada muestra una creación de la talentosa ceramista de Isreal Inban Oren. "Por las noches para inspirarme encendía los candiles, uno por uno. Miraba sus llamas, cómo ardían, qué colores brillaban en las llamas y los patrones que su humo trazaba en la oscuridad. Esto me ayudó a cruzar el portal de la imaginación al reino de mis personajes y visualizar los dramas en sus vidas".
Cuando la novela estaba terminada, Scott descubrió que tenía cáncer avanzado con metástasis – actualmente en remisión-, y esta circunstancia le hizo replantearse parte de la historia. "La repentina posibilidad de llegar al final del viaje de mi propia vida me llevó a regresar al manuscrito, específicamente a sus temas espirituales. Regresé y repinté la oscuridad y la luz, más vívidamente. Para la mayoría de nosotros, lo místico comienza a abrirse cuando nos enfrentamos al final de la vida. Mi mensaje espiritual es que siempre debemos estar abiertos a la maravilla y la revelación, a la belleza de este mundo, porque hay mucho más en este mundo de lo que podríamos imaginar. Este fue también un mensaje de los místicos sufíes del islam medieval y el Judaísmo místico tal como se expresa en la tradición sefardí española".
Su vinculación con España
La familia de Scott por parte de madre llegó al istmo de Panamá, desde España, a principios del siglo XVII. Eran comerciantes de perlas con galeones que navegaban hacia los puertos del Ecuador y durante siglos conservaron las tradiciones españolas. Ella, ávida de conocer más sobre sus raíces, tiró de su segundo apellido (Saavedra, como Miguel de Cervantes) para hallar más resquicios de su pasado y encontró lazos familiares en una aldea en la Sierra de Albarracín, un lugar que la enamoró. La autora ha querido trasmitir la belleza y el patrimonio multicultural de Aragón con referencias al arte medieval, la arquitectura, la artesanía, la poesía y la música. Una de las subtramas gira, por ejemplo, en torno a una obra de Miguel Ximenez, aprendiz de Bartolomé Bermejo y pintor de Fernando el Católico.
Aquí uno no tiene que imaginar que está en el paraíso. En la sierra de Albarracín tenemos flores para cada credo.

"Los Candiles de Albarracín es todo un himno de amor a Aragón. La joven protagonista dice: 'aunque abandoné mi tierra hace largos años, soy aragonesa de corazón'. Su paisaje es muy espiritual. Otro de los personajes dice: 'Aquí uno no tiene que imaginar que está en el paraíso. En la sierra de Albarracín tenemos flores para cada credo'. La novela está impregnada de los deliciosos platos regionales de Aragón, sus sabores y aromas".
Edith Scott Saavedra. Los candiles de Albarracín. Floricanto Press, 2018. ISBN: 13 978172478838. 352 páginas. 22 euros.