Una lucha implacable por el poder, estratagemas, traiciones y batallas en una Roma exquisitamente recreada. En el centro de la trama, la mujer que llegó a ser la más poderosa de todo el Imperio romano, Julia Domna (170-217). Así es Yo, Julia, la novela con la que Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se ha alzado con el Premio Planeta de Novela 2018, dotado con 601.000 euros. Comprende desde los años 192 al 197, justo cuando muere Cómodo, para los cinéfilos, más o menos cuando termina Gladiator (Ridley Scott, 2000).
Profesor de literatura en la Universidad Jaume I de Castellón, Posteguillo abre la novela con un poema de Robert Graves que bien pudiera referirse a Julia, una mujer de gran inteligencia que supo rodearse de intelectuales, envidiada, repudiada por extranjera, y la mente que gestó la dinastía Severa.
Posteguillo es el autor español de novela histórica más vendido -sus trilogías sobre Escipión y Trajano suman más un millón de lectores-, y, además, es un apasionado de los libros – cuenta con otra trilogía dedicada a la literatura-.
PREGUNTA. ¿Buscaste a Julia Domna o te la encontraste?
RESPUESTA. La busqué. Después de algunas novelas en las que no aparecían mujeres y tras el toque de atención de una amiga, comencé un proceso de búsqueda de un personaje femenino. Me pregunté si había habido pocas mujeres relevantes o si es que las pocas que hubo habían sido silenciadas, como ocurrió. En esta novela fui coherente con mi tradición de hablar de personajes desconocidos por el gran público. Entre mujeres, me resultó más fácil encontrar un personaje femenino desconocido e interesante.
P. La historia de Roma fue contada por hombres que hablaban de hombres y, aún así, aparece Julia.
R. Las fuentes clásicas están escritas por hombres y aún así la mencionan bastante. Aparece por todas las esquinas pero no elaboran su historia.Tantas menciones, tantas monedas, tantos títulos...tenía que ser muy importante. Me quedé fascinado. Hay una biografía sobre Julia, muy buena, de Bárbara Levick en la que la autora se pregunta cómo no hay novelas o películas sobre este personaje. Y me dije: "la película no depende de mí pero la novela sí".
P. Dibujas a Julia como una mujer inteligente, dispuesta, bella y una gran estratega.
R. Tiene todo lo que se necesita para conseguir despuntar en la lucha por el poder político. Solo tiene un hándicap, presente hoy en día, ser mujer. Julia ni se lo plantea. No se trata de feminismo o no feminismo, ella valora sus opciones, ataca por defensa propia y decide que tiene unos objetivos y que los va a conseguir. Para eso utiliza las herramientas que tiene a su disposición, su inteligencia, su astucia y bueno, rodeada de hombres, una mujer hermosa sabe que puede manipularles y ella no renuncia tampoco a eso. Su belleza la usa sistemáticamente sólo con una persona, con su marido. Es muy hábil y muy tenaz. Si tú eres capaz de influir en el emperador de Roma, tu capacidad de influencia en la política es muy grande.
P. Natural de Siria, no llegó a encajar por ser considerada extranjera. ¿Esos prejuicios siguen hoy en día?
R. Sí, es despreciada por extranjera y lo soluciona diciendo "Roma va a ser yo". Después de 1800 años siguen los prejuicios contra Oriente, los sirios y las mujeres. Avanzamos nominalmente pero no de forma práctica, aunque hay que reconocer que en el mundo occidental hemos progresado.
P. Julia llegó a ser parte activa en la administración del imperio. Ella vio en la muerte de Cómodo una oportunidad. ¿Crees que Septimo Severo habría llegado a ser emperador sin ella?
R. Creo que no. Era un hombre muy poderoso, estaba bien establecido pero también tenía un nivel de prudencia elevado y sabía que meterse en la disputa por el poder era difícil. Claudio Pompeyano, muy inteligente, rehúsa tres veces ser emperador y murió tranquilamente de viejo en su casa. Pero Julia, que se siente menospreciada y despreciada, piensa que si no se posicionan por encima siempre estarán por debajo.
P. ¿A qué mujer de hoy equivale Julia?
R. En el plano de líder político, sin coincidir con sus ideas, estaría próxima a Margaret Thatcher.
P. Le tocó vivir un periodo en el que los emperadores no tenían una larga vida.
R. La dinastía Severa se mantendrá en el poder unos cuantos decenios, los últimos de paz imperial. En el acceso al poder hay mucha violencia pero le dan 30 años de paz a Roma. Después llega la anarquía militar.
P. Hay dos conceptos que aparecen constantemente en la historia: ambición y lealtad.
R. La ambición es un motor en la novela y la lealtad está muy valorada. Julia es ambiciosa desde la autodefensa. La lealtad es crucial en Yo, Julia. Que alguien esté contigo de forma continuada no tiene precio.
P. En el escenario político actual, ¿están presentes estos conceptos?
R. La naturaleza humana, en 2000 años, no ha cambiado. Amamos, odiados y valoramos la lealtad de la misma forma que en Roma. Lo que echo de menos en la actualidad es la inteligencia en la lucha por el poder. Me gustaría que en mi país hubiera más inteligencia en el poder, no solo el Gobierno, sino en la lucha por el poder, es bastante trasversal.
P. La corrupción estaba en el Imperio romano. Suena bastante actual.
R. Somos herederos de Roma en lo bueno y en lo malo. Alguien me ha sugerido que Juliano era el Bárcenas de la época, un tipo que piensa que todo tiene un precio y es una comparación razonable. Julia no se venderá.
P. ¿Qué lección podemos extraer de Yo, Julia?
R. Que las mujeres, desde hace mucho tiempo, han tenido capacidad de gobernar y de gobernar bien. Margaret Thatcher, Angela Merkel, Hillary Clinton...está muy bien, pero esto ya ha pasado. Las mujeres que hoy día están entrando en la política de alto nivel tienen que saber que no construyen sobre un vacío, que deben mirar la Historia.
P. ¿Qué puede hacer un escritor?
R. No puedo influir políticamente en la medida que no soy un diputado ni estoy en el Gobierno, pero sí que puedo dar una base histórica para que las mujeres que luchan hoy en día por la igualdad vean que la mujer ya ha estado ahí. Ya ha habido mujeres que han gobernado entidades administrativas tan grandes como la Unión Europa como hizo Julia. Esto ya ha ocurrido, tampoco nos desmelenemos tanto. Se trata de que no se oculte, se sepa y consigamos una igualdad más efectiva.
P. El título es un guiño a Yo, Claudio. Claudio, temiendo por su vida, escribe su biografía pero Julia no habla en primera persona. Aún así, los capítulos se organizan por enemigo. ¿Por qué decidiste hacerlo así?
R. Hay una reflexión de Aristóteles que dice que "el poderoso no sabe quiénes son sus amigos". Una novela de 60 o 70 personajes, con tantos enfrentamientos entre unos y otros, es bastante compleja y yo pienso mucho la estructura de los libros para que se entiendan bien. Me pareció que era muy fácil organizar la novela según sus cinco enemigos. En cada sección, Julia va a intentar acabar o sobrevivir a cada uno de ellos.
P. Sin desvelar demasiado, ¿una mujer será su punto débil?
R. Busqué enfrentamientos también novelescos pero no dejan de ser verdad. Rehuyo cualquier machismo pero, a veces, aunque sea un estereotipo, una mujer entiende mejor a una mujer. Será una mujer la que desbarate sus planes porque los ve venir.
P. Tus lectores están acostumbrados a trilogías, ¿esta novela se quedará en una?
R. Tengo que meditarlo, vamos a ver la recepción por parte del público. Yo, Claudio tiene dos partes, lo mismo me planteo hacer el paralelismo completo.
P. Hay otro personaje crucial en la novela: Galeno, el médico imperial. ¿Sabemos de él tanto como merece?
R. No. Es un personaje formidable. De hecho, vas al diccionario de la RAE y galeno es equivalente a médico. Está Hipócrates y después Galeno. Quería mostrar en la novela esa lucha particular que él tiene por avanzar la medicina 1300 años. Quiere conseguir hacer disecciones humanas. Encontramos que el discurso político está luchando por el presente cortoplacista mientras que una mente intelectual médica lucha por avanzar la ciencia que tanto nos puede beneficiar a todos, pero no se entienden. Los políticos no terminan de entender nunca que el cáncer u otro tipo de enfermedad no entiende de clases. Me deja alucinado.
P. Tus lectores están acostumbrados a novelas históricas con protagonistas masculinos. ¿Crees que Julia les puede frenar?
R. Tenía mi miedo y mi respeto a este tema, pero siempre me he movido por mis entrañas literarias. Me pidió Escipión y la gente me decía "hazlo de Aníbal". Yo contestaba que no me daba la gana. Con Trajano igual, me decían "¿cómo vas a hablar de un emperador homosexual?" ¡Pero era tan bueno! Los españoles somos tan mequetrefes que creemos que lo extranjero es mejor y no teníamos en cuenta a Trajano porque era hispano. Roma no llega a su máxima extensión cuando gobierna Trajano sino que llega a su máxima extensión porque gobierna Trajano. Ahora, mis entrañas me pedían contar la historia de Julia. Le he preguntado a algún lector si le molesta que la protagonista sea mujer y por sus respuestas interpreto que, si es entretenida como las otras, no va a importar.
P. ¿Cuál es el último libro que te has comprado?
R. Women & Power, de Mary Beard. Es un manifiesto feminista en el que repasa desde los clásicos cómo la mujer ha estado maltratada. Comenta como Telémaco en la Odisea le dice a su madre Penélope: "Cállate madre, que hablar en público es cosa de hombres". Desde ahí hasta ahora.
Santiago Posteguillo. Yo, Julia. Planeta, 2018. ISBN: 9788408197409. 704 páginas. 21 euros.