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La guarida de los manuscritos e incunables más raros del mundo

La Universidad de Yale cuenta con una de las bibliotecas más peculiares, tanto por su arquitectura como por los ejemplares que almacena.

Biblioteca de Beinecke, en la Universidad de Yale | Flickr/CC/ckhamken

Su nombre parece sacado de una novela de J.K. Rowling. La Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos encierra, como su propio título indica, algunos de los incunables, papiros y originales más extraños del mundo, una porción escrita de un pasado que conviene conservar y un regalo para investigadores del medievo y Renacimiento. Se encuentra en la Universidad de Yale y hasta el espacio físico que ocupa está concebido con la premisa de proteger esos tesoros.

Biblioteca Beinecke, en la Universidad de Yale

Fue construida por el arquitecto estadounidense Gordon Bunshaft en la década de los 60 del siglo pasado. Sus seis pisos de altura –más una planta excavada a 15 metros– se levantan imponentes en una fachada sin ventanas, construida con paneles de mármol tensados por una cuadrícula de hormigón que dejan pasar una luz de baja intensidad por sus vetas, dotando al espacio de una sutil atmósfera ámbar. Una estantería de cristal cerrada herméticamente al vacío actúa de segunda protección. La parte superior guarda 180.000 volúmenes y la subterránea supera el millón.

'Alchimia opvscvla complvra vetervm philosophorum'

Entre sus libros más relevantes destacan un ejemplar de Alchimia opvscvla complvra vetervm philosophorum, un libro sobre alquimia escrito en latín en 1550; un ejemplar de la primera Biblia impresa de Gutenberg o el único volumen del Manuscrito Voynich, un enigmático texto anónimo del siglo XV escrito en un idioma desconocido, el denominado voynichés, que ha desconcertado a historiadores y criptógrafos desde su descubrimiento en el siglo XIX.

'Manuscrito Voynich'

La seguridad es uno de los principales retos a los que se enfrenta a diario la Biblioteca Beinecke. Por ejemplo, cuenta con sistemas de prevención de incendios que reducen el nivel de oxígeno de las salas al detectar llamas para evitar su propagación.

En los 70 tuvieron que hacer frente a un problema de seguridad bastante peculiar. El centro adquirió un ejemplar que contenía larvas del llamado escarabajo del reloj de la muerte y se desató una plaga. Debido a la rareza de los ejemplares, no podían arriesgarse a usar insecticidas por lo que se optó por la congelación. Se envolvieron los libros afectados en plásticos y se sometieron a temperaturas de 36 grados bajo cero durante un par de días. A partir de ese momento, todas las nuevas adquisiciones reciben este tratamiento como medida de precaución y ha sido adoptado por otras bibliotecas para tratar sus colecciones especiales.

Para los peligros de dos patas, cuenta con una sofisticada red de cámaras de vigilancia, mejorada después de que un famoso traficante de antigüedades fuese sorprendido cortando mapas de libros raros en 2005. Una investigación posterior descubrió que había sustraído docenas de mapas de seis instituciones, tales como la Biblioteca Pública de Boston o la Biblioteca Británica de Londres, que alcanzarían un valor de mercado de unos tres millones de dólares.

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