Lo primero que explica Ricardo Axeito, especialista del archivo de la Real Academia Gallega (RAG), cuando se le pregunta acerca de las 85 cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán que la institución adquirió en una subasta recientemente es que "vienen a rellenar un hueco enorme, que continúa bastante vacío". "En el archivo de Pardo Bazán faltan absolutamente todas sus cartas. No están. Precisamente por eso, para conseguir las pocas que se conservan firmadas por ella, los investigadores han tenido que ir acudiendo a los archivos de sus remitentes, para ver si allí al menos permanecen las que ella les envió". De esa manera costosa y rudimentaria, han ido surgiendo con el tiempo curiosos descubrimientos, entre los que destaca la ya famosa correspondencia subida de tono que la escritora se intercambió con Pérez Galdós, recopilada en el libro Miquiño mío (Turner) hace unos años.
Ayer tuvo lugar en la Casa Museo de Emilia Pardo Bazán la presentación del nuevo número de la revista La Tribuna. Cuadernos da Casa-Museo Emilia Pardo Bazán, y aprovechando esa ocasión, la RAG mostró al público el nuevo hallazgo, "importantísimo tanto por la enorme cantidad de cartas recuperadas, como por el extensísimo periodo de tiempo que abarcan". En concreto las misivas fueron redactadas a lo largo de cuatro décadas, desde los años setenta del siglo XIX hasta finales de la década de los diez del siglo siguiente, y enviadas desde puntos tan dispares como La Coruña, Meirás, Mondariz, París y Madrid. Todas ellas iban dirigidas a una íntima amiga, Carmen Miranda Armada, y a partir de sus revelaciones se ha podido profundizar en la faceta más confidente y desenfadada de una voz de sobra conocida. "Teniendo en cuenta que la correspondencia se alarga durante muchos años, puede verse perfectamente la evolución personal e intelectual de Pardo Bazán, lo que ya de por sí es interesantísimo", apunta Axeito.
La moda como tema transversal
En las conversaciones de las amigas aparecen relatados, por ejemplo, los primeros viajes de la escritora a Francia. También aquel que hizo a París que tanto revuelo generó, porque lo hizo sola, siendo mujer. Y sobre todo destacan las consideraciones graciosas y desenfadadas que la condesa hacía acerca de las gentes y costumbres del país vecino. Al mismo tiempo puede verse su evolución ideológica, desde su militancia hasta su ruptura definitiva con el carlismo, y sus intereses culturales y literarios, así como su relación estrecha con algunos de los escritores más destacados de la época. "Leyendo todas las cartas se descubren anécdotas graciosas", comenta Axeito. "Como cuando dice que los escritores parisinos son todos unos sosos, o como cuando deja caer ciertas pullitas dirigidas al marido de su confidente, un conocido carlista, el mismo año que decidió romper definitivamente con ellos".
Sin embargo, el propio Axeito también señala que, de todo el contenido de las misivas, lo más interesante, tal vez, sea la gran cantidad de referencias a la moda. "Las dos amigas eran unas grandes interesadas de la moda. Se escribían mucho sobre eso. Se hacían encargos… Incluso puede verse cómo Pardo Bazán llegó en algunas cartas hasta a dibujar prendas que quería describirle a Miranda Armada". A ese respecto, el experto considera interesantes esas aportaciones por varios motivos. "En primer lugar porque muestran una vez más a la Pardo Bazán más íntima y divertida. Ella escribía en muchas revistas sobre moda, pero no es lo mismo escribir de cara al público que de manera confidencial, y ese contraste entre su discurso privado y su discurso público es de por sí interesantísimo también". En segundo lugar, "porque la propia moda cada vez tiene más presencia en el mundo académico. Cada vez es estudiada más: desde el punto de vista antropológico, filosófico, sociológico… Y en ese sentido las aportaciones de Pardo Bazán van a atraer a muchísimos investigadores", sentencia.
Como colofón, Axeito termina su explicación sobre la importancia del hallazgo con una reflexión que resuena con una evidencia demoledora. "No hay que olvidar que la carta es un género literario en sí mismo. Y Pardo Bazán era una escritora brillante. Leer sus cartas es un verdadero placer porque en ellas se muestra tal como es, tan graciosa y afilada como siempre, pero con una ironía más fresca, si cabe; y eso tiene un gran valor literario".