Roberto Emanuelli siempre sintió una predilección por el arte. Escribió desde muy joven e incluso llegó a concluir un relato ambicioso que, sin embargo, acabó abandonado en un cajón porque, según sus propias palabras, "era un poco bastante feo". Ahora es la gran revelación editorial de Italia después de que su segunda novela, La vida son dos días, entonces bésame (Planeta) vendiese en pocos meses más de 100.000 ejemplares. Con ella desembarca en España por primera vez, tras haber culminado un periplo plagado de obstáculos en el que la escritura, antes que nada, le sirvió como salvavidas.
"Me había dado la espalda a mí mismo", dice él, explicando someramente las vicisitudes que le llevaron a abrir el blog con el que comenzaría a tomarse más en serio como escritor. "Llegó un momento en el que sentí miedo de ahondar en lo que era y preferí, por seguridad, dedicarme a cosas menos arriesgadas financieramente hablando". "Sin embargo con el tiempo comencé a sentirme vacío, como si me estuviera muriendo por dentro. Me había abandonado al cinismo y a la ambición y había dejado de ser quien realmente era", añade. Entonces llegó el año 2012. "Fue un momento realmente duro. Tuve dificultades de dinero, en el trabajo, personales… La relación que tenía con la mujer con la que vivía se terminó; dejé de poder pagar la casa en la que vivía; tuve que regresar a la casa de mi madre… Comencé a tener pensamientos realmente oscuros. Y entonces fue cuando abrí el blog. Ahí fue donde descargué todo mi malestar".
El éxito fue inmediato pero ni siquiera gracias a él consiguió facilidades para publicar. Contactó con la enorme editorial italiana Rizzoli y sólo consiguió perder un año esperando una respuesta que acabó siendo negativa. Antes de tirar la toalla prefirió autopublicarse él mismo. Con la aparición de Davanti agli occhi comenzó realmente su andadura. "La gente que me sigue se ha portado genial desde el principio. Mi libro se convirtió en número uno de descargas en la plataforma de autopublicación más grande de Italia, y cuando me fichó un pequeñísimo editor con poquísima capacidad de distribución, las ventas se dispararon en las plataformas online. Acabé entrando en el top 10 de libros vendidos en Italia, junto a nombres importantísimos, y entonces fue cuando regresó Rizzoli y me ofreció un contrato para escribir Entonces bésame".
El libro, pese a lo que pueda parecer, no es una novela romántica al uso. "Mucha gente la define así, pero en realidad es también así. Me refiero a que es eso y otras muchas cosas, y a que aborda el amor desde muchas perspectivas distintas". Habla, por ejemplo, del amor entre padres, y entre amigos, o de la importancia del primer amor adolescente, así como de la enormidad del gran amor de toda una vida, ese que nunca se olvida y que siempre se persigue. Sin embargo, el amor central que sustenta toda la novela es el que siente un padre por su hija, y viceversa, con todas sus dificultades. "No creo que exista un único gran amor en la vida", dice él. "Aunque sí que creo que existe un gran amor. Y cuando llega ese gran amor, creo que es bonito dedicar la vida a él. En este caso, el gran amor de la vida de Leonardo ha dado vida a otro gran amor, que es el que siente por su hija Laura. Y el amor entre un padre y una hija es complicado, pero es enorme".
Los dos personajes principales están marcados por el abandono de la madre y esposa de ambos, una experiencia que, hasta cierto punto, tiene varios tintes autobiográficos. "Mi padre murió cuando era un niño y, aunque evidentemente no es lo mismo, psicológicamente viví ese acontecimiento como un abandono. Era algo en lo que quería profundizar, y por eso introduje el personaje de Ángela". Al final, la idea que se desprende de las páginas es la de que "el amor llega de repente y lo descoloca todo, pero que es necesario entregarse a él con todas las consecuencias, y forzar al destino para que reescriba un final que, a la larga, siempre debería acabar de una forma feliz".
Pese al enorme éxito cosechado en tan poco tiempo, Emanuelli continúa sin buscar más reconocimiento del que le llega de forma involuntaria. "Me siento cómodo con mis limitaciones. Me considero un autor pop, es como me siento. No soy como otros escritores que tal vez empezaron siendo pop y luego trataron de hacer cosas más intelectuales. Yo me limito a disfrutar escribiendo, y para mí es suficiente. Sé que así difícilmente ganaré algún gran premio reservado para los intelectuales, pero sinceramente me da igual", comenta. En el fondo, continúa con la misma filosofía que le llevó a publicar su primera obra. "Escribir desde el sufrimiento, como una terapia", pero siendo consciente de que siempre se escribe para alguien. "No soy hipócrita y creo que siempre existe una ambición por ser leído. Ni la lista de la compra se escribe por uno mismo. Pero tampoco pretendo abandonar esa faceta catártica que me impulsa a seguir escribiendo", concluye. "Espero que, después de la confianza que ha depositado Planeta en mí, a los españoles os guste mi novela".