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'Joaquín Sabina: Perdonen la tristeza'… y la maldita tabarra

La primera gran biografía de Sabina, del periodista Javier Menéndez Flores, ahora se convierte en la enésima biografía de Sabina.

Hace dieciocho años, el periodista Javier Menéndez Flores (Madrid, 1969) publicó la primera gran biografía de Joaquín Sabina. Perdonen la tristeza (Plaza y Janés, 2000) recorría la vida del bardo ubetense desde su nacimiento hasta la publicación de 19 días y 500 noches y su atómica repercusión. El libro fue un superventas e inauguró –no del todo: existía un libro previo de Maurilio de Miguel (Joaquín Sabina, Ediciones Júcar, 1986)– un género que el propio Menéndez Flores, posteriormente, contribuyó a cebar con otros dos títulos: el de las biografías del autor de canciones tan maravillosas como "Aves de paso", "Eva tomando el Sol" o "Eclipse de mar".

Ahora, Menéndez Flores reedita Perdonen la tristeza en Cúpula añadiendo unos pocos capítulos que recogen el marichalazo del cantautor, sus depresiones, su recuperación, sus últimos discos, etcétera. "Se acabó la espera", arranca, pretenciosa, la nota de prensa del volumen.

En estos dieciocho años de "presunta" espera, ha habido casi más libros en general y biografías en particular de Sabina que días. La mejor, en mi opinión –y en la de Pancho Varona, mano derecha del bardo–, la que publicó Julio Valdeón el año pasado –¡sólo ha pasado un año desde la última biografía de Sabina!– en Efe Eme, Sabina. Sol y sombra. ¿Por qué? Muy sencillo: porque habla con gente que fue amiga y/o trabajó con el artista y porque te sumerge, con magnífica prosa y generosa documentación, en el universo discográfico sabinero, describiendo cómo se hacían los discos en España en los ochenta y en los noventa.

Así, en la revisión del libro de Ménendez Flores no hay nada nuevo: 1) que no hayan contado otros ya, y 2) que no haya contado él mismo y hasta con el propio Sabina –en Sabina en carne viva. Yo también sé jugarme la boca (Ediciones B, 2006); sin duda, el mejor de sus tres libros–. Hay algún apunte diferencial con respecto a Lo niego todo, pero, para enterarse bien del proceso de creación de este último disco, ya está Incluso la verdad (Planeta, 2017), otro –oootro, y van...– libro del –una vez más– propio Sabina y de Benjamín Prado, coautor de las canciones.

En definitiva, con esta reedición, Perdonen la tristeza pierde su barniz original y llega a las estanterías de un modo cansino, por no decir coñazo. La primera gran biografía de Sabina ahora se convierte en la enésima biografía de Sabina. Que el autor sea presentado en la nota de prensa como "el único periodista que ha escrito un libro sobre Sabina con el propio Sabina, quien más veces lo ha entrevistado y quien mejor conoce las claves de su cancionero" es cosa que tira para atrás por pedante y por pomposa. Y que un libro sea presentado como "tolerado"… en fin, mejor no sigo.

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