Todos los cuadros esconden una historia. Blanca Luz Miranda, una empresaria crepuscular que ha levantado todo un imperio a través de la moda, ha tenido como único objetivo en la vida "amasar una gran fortuna para comprar arte". En una subasta en Nueva York, la enigmática anciana mantiene una feroz puja por hacerse con un lienzo del artista Martín Pendragón. Tras un pago millonario –y, a juzgar por las expectativas, desorbitado– lo aprehende y se marcha ante la mirada incrédula de una periodista que ya intuye que detrás de esa escena debe de haber una gran historia.
Lo que hallará esa periodista –y el lector por consiguiente– es una historia de amor contada con destreza, ternura y sin almíbar, el ideal de romance juvenil imposible que perdura en la memoria para siempre. La pasión por el arte y la búsqueda de la inspiración serán los cauces de la narración. Eso es El color de la luz (Suma de letras), la segunda novela de la periodista Marta Quintín (Zaragoza, 1989).
El germen de la novela lo encontramos en la propia experiencia de su autora, que en 2012, cuando trabajaba como corresponsal en Nueva York, cubrió en Sotheby’s la subasta de El grito, de Edvard Munch, vendido por 120 millones de dólares. ¿Qué le lleva a una persona a pagar un montante tan abultado por un cuadro? En el caso que nos ocupa, el amor. O la nostalgia.
El color de la luz es un romance que cicatrizó mal. Quintín retrata con un lenguaje muy rico y una prosa elaborada la ternura que existe en el desamor. A pesar de su juventud, transmite con eficacia las experiencias y sentimientos de una persona curtida en los desaires del corazón.
Los años habían conseguido que ya supiera aquella verdad que era a la vez más reconfortante y la más triste de todas: que, aunque sea sin la persona a la que más has querido, la vida está diseñada para pasar al siguiente capítulo.
La protagonista va rememorando su vida y reflexiona sobre esas decisiones tomadas desde la volatilidad de un alma adolescente y que, sin embargo, marcarán toda su vida. Son encuentros y desencuentros, sentimientos de culpa que no se acallan ni con autoengaños.
- ¿De qué te arrepientes tú?
- De no haberte dicho en su momento todos los te quiero que quería decirte, porque presumí que tendría toda la vida por delante para hacerlo.
Hay dos protagonistas –los dos enamorados– y un tercero que teje la existencia de ambos y conduce la historia: el cuadro de Martín Pendragón, que no deja de ser el bálsamo anhelado que debe calmar heridas. Además, a través de esta pintura la historia viaja al ambiente bohemio del París de los años 30, a la Guerra Civil española o a la II Guerra Mundial.
Me temo que solamente es una historia de personas débiles, que se equivocan, a veces se arrepienten, pero que no por eso recuperan lo que perdieron.
Marta Quintín. El color de la luz. Suma de Letras, 2018. 427 páginas. 17,90 €. Ebook: 7,59€