Para los adultos de hoy, Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Superlópez, Esther, Capitán Trueno, el Guerrero del Antifaz o Carpanta no son personajes, sino un miembro más de la pandilla de aquellos recuerdos de niñez. Con ellos compartieron meriendas, aventuras y fantasías.
El Museo ABC reúne a todos estos personajes, creados por maestros como Ibáñez, Jesús Blasco o Víctor Mora, en la exposición "Historietas del Tebeo. 1917-1977", una selección de publicaciones y dibujos originales que repasan "esta parte de nuestro patrimonio artístico". Se ha elegido 1917 por ser el año en el que se publicó el primer cómic infantil y juvenil TBO. Es cierto que antes de esta fecha ya se vendía la revista Dominguín o el suplemento Gente Menuda, pero fue la publicación TBO la que terminó por darle nombre a todas las historietas contadas con viñetas. La muestra concluye en el año 1977 por marcar un antes y un después, por ser, como explica el comisario de la muestra Antoni Guiral, "el año en el que los cuadernos de aventuras ya han desaparecido y se inicia la edición de revistas de cómic para adultos como Totem".
"La edad de oro del tebeo corresponde a los años 40, 50 y 60", explica Guiral. "Es la etapa en las que más títulos se editan, algunos con tiradas de cientos de miles de ejemplares, y más empleos genera", añade.
Los primeros tebeos en colarse en las mochilas de los escolares que hoy superan los 70 fueron los tebeos de humor, incluidos en revistas como Chicos, Jaimito, Pinocho, Pumby o Pulgarcito, esta última en la que nacieron los agentes de la FIA de Ibáñez, por ejemplo.
Pero, "por calidad", destacan los tebeos de aventuras: Pantera Negra, El guerrero del antifaz y, por supuesto, Capitán Trueno, una de las colecciones de cuadernos de aventuras más vendidas en España –sus tiradas llegaron a los 300.000 ejemplares semanales–. Valía peseta y media.
"Tebeos oficiales" y "para niñas"
Los tebeos iban de la mano de la realidad social española, por lo que no faltan en este recorrido los "tebeos oficiales". Aparecían en revistas como Pelayos, que incluía la primera historietas del Bando Nacional, o Trampolín, de vocación religiosa.
Para entender hoy los tebeos para niñas, también llamados "románticos", hay que contextualizarlos, como insiste el comisario. Narran relaciones sentimentales desde una perspectiva que repetía el rol de la mujer como "madre" y "ama de casa" y aparecían en las revistas Mis chicas, Florita, Azucena, Serenata o Claro de Luna. "Reflejan la realidad social que tenían las mujeres en la sociedad. Esas viñetas enseñaban cómo hacer para conseguir el fin de toda mujer, es decir, conseguir marido", explica Antoni Guiral.
Esther y su mundo marcó la diferencia. El popular tebeo de Philip Douglas y Purita Campos nació como serie británica y "tenía una forma distinta de entender las relaciones". Y curiosamente, fue en un tebeo de esos que se vendían bajo el título de "para chicos" donde por primera vez hay "una muestra de respeto a la mujer". Sucede en El capitán trueno con el personaje de Sigrid, una mujer que "no hay que recatar, se vale por sí misma".
Los tebeos sentimentales supusieron, además, la entrada de las mujeres en el sector con un mayor peso. "Mujeres historietistas ha habido desde finales del siglo XIX, pero son los tebeos sentimentales los que marcan el inicio de la presencia de las mujeres como editoras y guionistas".
Tebeos rompedores
Desde 1968, los tebeos se dirigen a un público adulto. Surgen, por ejemplo, Drácula, un tebeo en formato fascículo que incluía historietas de terror y ciencia ficción; o el semanario satírico El Jueves.
Ficha:
Exposición: Historietas del Tebeo. 1917-1977
Fecha: Del 31 de octubre al 4 de febrero
Lugar: Museo ABC (C/ Amaniel 23-31, Madrid)
Precio: Entrada libre