'Septiembre puede esperar': una escritora, un espía y una desaparición
Susana Fortes publica Septiembre puede esperar, una novela sobre la desaparición de una prometedora autora casada con un genio.
La británica Emily Jane Parker era una de las escritoras más prometedoras de la primera mitad del siglo XX. Estaba casada con Alan Pearson, un genio de las matemáticas que trabajó codo con codo con Alan Turing en Bletchley Park, las instalaciones donde se realizaron los trabajos de descifrado de los códigos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Pero un buen día, en pleno centro de Londres, durante la conmemoración del décimo aniversario del final de la contienda, Emily J. Parker desaparece sin que se vuelva a saber nada más de ella, sin que parezca interesarle a nadie... o a casi nadie. La escritora se convierte en la obsesión de Rebeca, una profesora de inglés gallega y aspirante a funcionaria, que trata de reconstruir su biografía para su tesis doctoral –y para calmar su alma–. En escena aparece otro sugerente personaje: Robert Whelan, un profesor jubilado que había conocido personalmente a la autora desaparecida y que se ofrece a dirigir la tesis de Rebeca. Bajo su tutela, Rebeca empieza a recomponer una biografía con demasiadas sombras.
Este es el punto de partida de Septiembre puede esperar (Planeta), el nuevo libro de Susana Fortes. Confecciona una novela situada en el Londres de la II Guerra Mundial que va dejando un rastro de migajas de carácter histórico muy interesantes, como el papel que jugó el centro de inteligencia británico de Bletchley Park en la caía de los nazis o las investigaciones de Alan Turing, el hombre que logró descifrar los códigos de la máquina Enigma. El principal problema que el lector encuentra –o, quizá, digamos desilusión– es que todo gira entorno a Emily J. Parker, que resulta ser un sugerente pero ficticio personaje. Eso sí, Fortes lo cuenta de tal modo que termina atrayendo por igual.
Para mí Londres era el hogar de la literatura. Tenía una beca de postgrado de la Fundación Barrié de la Maza y seis meses por delante para desarrollar una investigación, que sería el preludio perfecto para mi tesis doctoral. Una monografía sobre una escritora prácticamente desconocida, una mujer guapa, pelirroja y de naturaleza dubitativa que un día escribió: "He visto mi cabeza servida en bandeja a la hora del té..."; una de las novelistas más individuales y sutiles de su generación, que desapareció sin dejar rastro el 8 de mayo de 1955, cuando contaba apenas treinta y dos años, en medio de una inmensa marea de confeti, banderines y exhibiciones aéreas cuando Londres, al igual que otras capitales europeas, celebraba el décimo aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
Es una novela ágil, con guiños literarios a James Matthew Barrie, Virginia Wolf o James Joyce que resultan estimulantes y una trama intrigante que mantiene al lector expectante. Como en un buen thriller, hay que esperar hasta el final para encontrar la verdad.
Susana Fortes es autora, entre otras novelas, de El amante albanés, finalista del Premio Planeta 2003, Quattrocento (2007) y Esperando a Robert Capa, Premio Fernando Lara de novela 2009.
Susana Fortes. Septiembre puede esperar. Planeta, 2017. 272 páginas. Precio: 19’90 euros.
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