Si Raymond Aron viera cómo el término ‘posverdad’ va a ser incluido en el Diccionario de la RAE, se llevaría un disgusto, porque una de sus máximas era el respeto escrupuloso a los hechos, sean cuales fueran.
Raymond Aron es uno de los intelectuales más influyentes, del que curiosamente se dejó de hablar. Un filósofo que tiene mucha repercusión en ámbitos especializados de la política, en los que Óscar Elía ha indagado, hasta culminar el libro Raymond Aron, del existencialismo a los estudios estratégicos.
La filosofía del Aron está muy pegada a los conflictos de la sociedad francesa del siglo XX, como es la lucha contra el comunismo. Precisamente por ello quizás dejó de hablarse de sus teorías: tras la caída del muro del Berlín el debate público desaparece. Sin embargo, sus obras de fondo siguen siendo libros de referencia en grandes universidades (no solo las francesas, sino que son destacadas lecturas en universidades americanas.
Aron ha marcado la historia, la política, la sociología o el periodismo, pero su influencia más actual es la menos conocida: sus estudios sobre la conciencia humana o filosofía de la historia. Las grandes peleas del siglo XX quedan atrás, pero los trabajos de barricada tienen una actualidad permanente, y ahí está su punto de perdurabilidad. Este es el caso de un libro de 1938, Introducción a filosofía de la historia, la propia tesis doctoral de Aron, que es complicada de leer pero que conecta con los grandes filósofos del XX e incluso anteriores.
El eje de toda su obra es una pregunta: ¿cómo podemos conocer la historia?, que circula en torno a su propia vida, tal y como lo expresó:
Era intransigente en la defensa de los hechos: son los que son y nadie está autorizarlo a falsearlos, a minimizarlos o a esconderlos. En la vida política hay que racionalizar, argumentar, con un enorme rigor intelectual, la lógica aristotélica más absoluta. En la era de la ‘posverdad’ brillan por su ausencia los pensamientos de altura sobre la realidad. La ideología acaba siendo la corrupción de la realidad, porque aplica sobre los hechos una serie de factores que moldean el discurso.
¿Cómo clasificar a Raymond Aron?
Él mismo huía de las etiquetas pero se movería las coordenadas de un liberal - conservador, lo que puede ser en sí mismo una contradicción. Es un absoluto defensor de la conciencia humana situada en el devenir de la historia, mientras que es conservador en algunas cuestiones (como el régimen y la tradición). Por poner algún ejemplo, se situaría entre Marx Weber y Leo Strauss, para los entendidos en teoría política.
El principio de incertidumbre, de gran ignorancia del ser humano, no le lleva a ser relativista. De hecho, cuando presenta su tesis doctoral sabe que va a ser un impasse en su trayectoria, porque empieza a ser considerado como un elemento corrosivo del sistema universitario francés.
La universidad francesa
Su pasado por la École Normale Supérieure, de la ortodoxia ilustrada francesa,le hizo mostrar cierto desapego por ese mundo. Su formación coincide con el ocaso de la República de Weimar y con la llegada de Hitler al poder. Un momento de convulsión en el que se pregunta: ¿cómo un judío francés puede influir en el devenir de la historia? Es una reflexión viva sobre los gobernantes, la sociedad y el transcurso de las cosas.
Jean-Paul Sartre coincide con Aron en sus estudios, y pese a su amistad ambos llevan unas trayectorias políticas y vitales y divergentes. Mientras que Sartre se convierte en el gran fabulador e indignado, mientras que Aron es el reflexivo, frío, sosegado y aburrido. Son dos versiones distintas de la política y la filosofía: del revolucionario al partidario de la prudencia.
Aron acaba vinculando a otra icónica figura francesa, la del General Charles De Gaulle, con sus luces y sus sombras. Aún siendo politólogo, su independencia era tan marcada que no terminó de encajar con ningún líder político, pese a que le tentaron con ser el ‘Kissinger francés’, pero pesó más ser un intelectual que tener un cargo.
Óscar Elía Mañú. Raymond Aron, del existencialismo a los estudios estratégicos. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2017. 286 páginas. 24 euros. ISBN:9788425917332