Juan Rulfo (1917-1986) es uno de los mejores narradores del siglo XX. También ejerció como fotógrafo e inmortalizó la realidad mexicana, sus edificios, sus pueblos, sus paisajes y retratos. Conocía bien su entorno, trabajó como antropólogo en el Instituto Nacional Indigenista.
En total escribió seis obras, enmarcadas en la corriente del realismo mágico y ambientadas en su México natal. Entre ellas destacan El llano en llamas (1953), un libro que recopila 17 relatos, y, especialmente, la novela Pedro Páramo (1955). A pesar de su breve obra, la calidad de sus escritos le valieron grandes reconocimientos como el Premio Nacional de Letras de México en 1970 y el Príncipe de Asturias de las Letras en 1983.
Significó el final de la novela costumbrista, tradicional de la revolución mejicana. Rulfo logró abrirse a experimentos narrativos de vanguardia: desorden cronológico, monólogos interiores cruzados...
"¡Lea esta vaina, carajo"
Autores como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Mario Benedetti se han mostrado interesados en la obra de Juan Rulfo.
Borges aseguró que era "una de las mejores novelas de todos los tiempos". Álvaro Mutis le llevó a García Márquez un ejemplar y le dijo: "¡Lea esta vaina, carajo, para que aprenda!". García Márquez contestó: "Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Desde la noche tremenda en que leí La metamorfosis no había sufrido una conmoción semejante".
Juan Rulfo se considera padre del "realismo mágico". Los protagonistas eras campesinos mexicanos muy enraizados en su medio, pero no se queda en el costumbrismo. Junto a la realidad, importan los sueños, hablan los muertos y los vivos se mezclan con los espíritus.
No es nada intelectual, utiliza un tono vital y usa las pasiones humanas básicas: la soledad, la muerte, el mundo hostil, la venganza, el amor.
En sus páginas encontramos un tono bíblico:
Nos pusimos a matarnos como ciegos, sin darnos cuenta.
Pedro Páramo le perdió interés a todo. Desalojó sus tierras y mandó quemar sus enseres. Unos dicen que porque ya estaba cansado; otros, porque le agarró la desilusión.
Estamos aquí de paso, luego seguiremos caminando.
En su obra, hace alusión a los sueños:
Dicen que de aquellos barrancos suben los sueños.
Comencé a llenarme de sueños, a llenarme de ilusiones. Y de este mundo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel sueño llamado Pedro Páramo.
En su mundo, hay un gran vitalismo:
No tenía ganas de nada. Sólo de vivir… Ya lo único que le quedaba por cuidar era la vida.
Defiende la santidad de un personaje:
Él sí que sabía hacer el amor.
Usa un estilo poético...
Tanilo se alivió hasta de vivir.
...y repeticiones coloquiales:
No se puede contra lo que no se puede… Voy a ver qué fue lo que fue… Así que te vas conmigo o te vas conmigo.
La producción de Juan Rulfo no es fácil de leer, pero es una obra maestra. Está disponible en ediciones de bolsillo, más económicas; y ha sido editada en multitud de ocasiones (Fondo de Cultura Económica, Austral, Cátedra o Planeta).