Es difícil pensar en Cinco horas con Mario y no imaginar a Lola Herrera en el papel de Carmen Sotillo. La actriz ha interpretado durante más de 35 años ese imperecedero soliloquio ante el cuerpo yacente de su marido durante el velatorio. Es la versión teatral de la novela más representativa de Miguel Delibes y una de las más leídas. Carmen va enumerando los conflictos conyugales y recriminando pensamientos que han dividido, no solo su matrimonio, sino a España. Cinco horas con Mario fue una obra muy renovadora que se presenta, cincuenta años después, como un testigo de su época.
Carmen reflexiona sobre la culpa, la soledad o el sentido de la vida mientras deja emerger su personalidad vanidosa y clasista, conformada a partir de los valores del antiguo catolicismo español y de su condición de clase media española. Frente a ella, la figura de Mario, profesor liberal e idealista. Con esa corrección lingüística tan castellana que caracteriza a Delibes, Cinco horas con Mario es una fotografía de la España de los años sesenta, en la línea de otras grandes obras como El Jarama (Rafael Sánchez Ferlosio/1955), Tiempo de silencio (Luis Martín-Santos / 1962), Señas de identidad (Juan Goytisolo / 1966) o Últimas tardes con Teresa (Juan Marsé / 1966).
La Biblioteca Nacional propone un recorrido por los cincuenta años de historia de la novela con una exposición que contiene desde la correspondencia mantenida entre el autor y su editor antes de que la novela llegase a las librerías hasta el manuscrito de la obra, pasando por cartas personales dirigidas al escritor a propósito de su nuevo libro por distintas personalidades del mundo de las letras.
Se divide en cuatro secciones temáticas: primeros pasos de una novela distinta; muchas ediciones y muchas traducciones, lecturas y relecturas de la novela; libros y artículos sobre Cinco horas con Mario; y a partir de la novela (adaptaciones al teatro y cine o argumento de una ópera).
"En Cinco horas con Mario el lector parece que oye directamente hablar al personaje", asegura Amparo Medina-Bocos, comisaria de la exposición. "Carmen, representante de la burguesía media provinciana, estaba de acuerdo con las ideas políticas que dominaban entonces en España. Repite lo que le han inculcado sus padres monárquicos, dice las cosas que gran parte del régimen del momento mantenía. Delibes fue hábil porque le hizo decir todo esto a ella y no a Mario", añade.
Medina-Bocos encuentra dos aspectos fundamentales en el sentido de ser reflejo de una época: "Se ve cómo vivían y pensaban ciertas clases sociales de las capas medias y es un documento lingüístico importantísimo porque muestra cómo formulaban sus experiencias con un lenguaje lleno de tópicos y clichés, se ve la lengua coloquial de este momento".
A lo largo de medio siglo la obra ha sido renovada con infinidad de ediciones, se ha traducido a numerosos idiomas, incluido el japonés o el ruso, y ha sido leída por generaciones de estudiantes. "Yo tenía 16 años cuando mi padre escribió esta obra", recordó Elisa Delibes, hija del escritor y presidenta de la Fundación Miguel Delibes. "Me pareció un coñazo pero pronto reconocí su importancia". Ese mismo año pidieron la primera traducción y al poco tiempo se convirtió en obligatoria para los estudiantes de COU. "Le hizo mucha ilusión, pero cuando tocó que su nieto estudiara esa novela, algo que encontraba un horror, esa ilusión se volvió en contra", rememoró entre sonrisas Elisa Delibes.
La exposición puede visitarse de forma gratuita hasta el 2 de mayo.