
Los tulipanes, nunca se transformaran en rosas ni girasoles. Y si quieren negar su propia existencia vivirán una vida amarga y morirán.

Paulo Coelho descubre la vida de Mata Hari en su novela La espía, publicada por Planeta y que llega este martes a las librerías. El escritor brasileño ha llevado a cabo una investigación histórica para que todos los hechos relatados sean reales. Tan solo ha inventado algunos diálogos para unificar determinadas escenas y ha cambiado el orden de algunas cosas, según indica la editorial. El punto de partida fueron las cartas que escribió Mata Hari.
Coelho viaja desde las austeras y tranquilas ciudades del norte de Europa a la lejana y exótica Java, el París de la Belle Époque y la Europa de la Primera Guerra Mundial, al tiempo que va contando, en boca de la propia protagonista, la vida fascinante de una mujer que considera valiente y adelantada a su tiempo, que fue capaz de codearse con los personajes más famosos del momento.
En 1999 se hizo público el expediente Mata Hari, escrito por el servicio de inteligencia británico, al que se puede acceder en su contenido íntegro a través de la página web del autor.
Nacida en 1876 en la localidad de Leeuwarden, Holanda, en el seno de una familia acomodada, sus padres le procuraron una buena escuela, aprendió baile, equitación. Pero la suerte de la familia cambió en 1889 y, para que la situación no le afectase, la mandaron a estudiar a otra ciudad, Leiden. Poco después, los padres se separaron y su madre falleció. Un día, el director de la escuela la llamó a su despacho y la violó. De esta manera, Margaretha, a sus 16 años, asoció el sexo con algo mecánico que no tenía nada que ver con el amor.
Un día leyó el anuncio de un periódico en el que un oficial del ejército holandés, destinado en Indonesia, buscaba novia para casarse y vivir en el extranjero. Ella ve en esto una oportunidad y se pone en contacto con él. A pesar de los 21 años de diferencia que los separan, se casan a los tres meses.

Pero la vida en Indonesia –según relata la propia Mata Hari en una de sus cartas– resulta ser una pesadilla. Su marido es tosco y ella vive confinada en su casa. La llegada de su primera hija alivia un poco la situación, aunque solo de manera pasajera. Llega un segundo hijo, que muere envenenado por una niñera quien, al parecer, había sido apaleada y violada por su marido. Un día asiste a un baile, donde la mujer de otro oficial, sumida en una situación desesperada, se suicida delante de ella. Esto la marca y decide regresar a Europa. Posteriormente, en secreto, coge un tren hacia La Haya. Se dirige al consulado francés y habla con el cónsul. Le dice que es bailarina clásica de música oriental. El cónsul intenta seducirla y ella finge caer en la trampa. Consigue un billete para París y una carta de recomendación para un hombre influyente, Monsieur Guimet. Cuando él le pregunta por su nombre, no da el verdadero, sino que improvisa uno: Mata Hari. Ahí comienza su leyenda.