El Supremo israelí dictaminó que el legado compuesto por cientos de manuscritos literarios y epistolares de Franz Kafka, sobre el que litigaban herederos de su amigo y biógrafo Max Brod, se queden en la Biblioteca Nacional de Israel.
La sentencia, dictaminada por la máxima instancia judicial del país, ratifica otras dos similares emitidas por cortes israelíes y pone fin a un proceso legal de más de ocho años.
En virtud del dictamen, los manuscritos kafkianos que estaban en poder de su amigo y biógrafo Max Brod cuando éste los trajo consigo a Palestina bajo Mandato Británico al escapar del nazismo en 1939, finalmente dejarán de estar en manos privadas y en cámaras bancarias para ver la luz pública en la Biblioteca israelí.
Vered Yerushalmi, portavoz de la Biblioteca Nacional de Israel, aseguró a Efe que el dictamen judicial era una "decisión importante", que "cumple con la voluntad de ambos" escritores y anunció que se traducirán los textos del alemán a diferentes idiomas y se harán accesibles al público.
El Supremo rechazó una demanda interpuesta por las hijas de una heredera y antigua secretaria de Brod, Esther Hoffe, que argumentaban que habían recibido legalmente como parte de una herencia los manuscritos, que actualmente permanecen en cajas fuertes en Tel Aviv y en la ciudad suiza de Zúrich.
El Tribunal israelí arguyó en su sentencia que "Brod quería que su propiedad terminara en manos confiables de un organismo que fuera apropiado para sus ambiciones como escritor". "No quería que su propiedad fuera vendida al mejor postor, sino que encontrara el lugar correcto en un santuario literario y cultural para el que era el trabajo de su vida", recoge la sentencia de la que da cuenta el diario Haaretz.
Se prevé que la decisión de la corte impida que sigan vendiéndose manuscritos del legado kafkiano en subastas públicas fuera de Israel. El manuscrito original de la novela de Kafka. El Juicio fue subastada por 2 millones de dólares en 1988.