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Andrés Amorós

El gran gigante bonachón

Acaba de publicarse en España el libro en que se ha basado la última película del director Steven Spielberg.

La semana pasada, en el programa de Federico, comentaba Andrés Arconada el estreno de la última película de Spielberg, Mi amigo el gigante: no le gustó nada. Pero sí elogió el libro en el que está basada esa película, que acaba de editarse en español. Os recomiendo su lectura. El título original es El Gran Gigante Bonachón (1982) pero, aprovechando el tirón de la película, aparece con el título de ella.

El autor, Roald Dahl (1916–1990), es un inglés muy curioso, del que acaba de cumplirse el centenario de su nacimiento. Hace poco recomendé su estupenda novela corta El librero (Nórdica Ediciones). Miles de lectores del mundo entero han seguido con fervor sus obras para niños: Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda, Los gremlins... Y para adultos: Relatos de lo inesperado. En los dos terrenos, le caracteriza el humor irreverente.

Su biografía es muy novelesca: le llamaron Roald por el explorador Amundsen. Durante la guerra mundial, fue piloto de la RAF y sufrió un grave accidente, que le hizo perder la vista durante cierto tiempo (igual que el protagonista de El paciente inglés): lo primero que pudo ver fue el rostro de una hermosa enfermera... y se casó con ella. Luego, con Patricia Neal (la protagonista de El manantial, junto a Gary Cooper). Como uno de sus hijos padecía hidrocefalia, investigó esa enfermedad. ¡Cuántas cosas!

Vuelvo a este gigante, una de sus más famosas historias, con las populares ilustraciones de Quentin Blake. Está dedicada a su hija Olivia, que vivió sólo 7 años. Una niña, Sofía, es raptada por un gigante bondadoso, que colecciona sueños en tarros de cristal, comete continuas equivocaciones lingüísticas. Como otros gigantes malvados devoran niños, los dos protagonistas, que se han hecho amigos, visitan a la reina de Inglaterra, para salvar a los chicos...

Usa Dahl un estilo directo y sencillo; consigue que lo fantástico, en ese mundo, sea verosímil. Su humor es inteligente y crítico. Habla de los ingleses con ironía; nos advierte de que el hombre es el único animal que mata continuamente a los de su misma especie...

En esta novela, un elemento decisivo es la creación del lenguaje propio del gigante, muy bien traducido, creo, por Pedro Barbadillo: una comida es "supercaldisustanciosa"; a los gigantes les encanta beber "gasipums", que producen un efecto poco correcto, "popotraques"; los sueños – como los hongos –pueden ser "felicissimus doratus" o “jorobanoches”. Al final, los contrastes de tamaño recuerdan a un moderno Gulliver, entre liliputienses...

En la etiqueta de la librería donde lo he comprado, sitúan este libro en la sección de "Literatura de 9 a 12 años". Supongo que a los lectores de esa edad les gustará mucho; tanto como a mí, que –me temo– ya la he superado. Es uno de los méritos evidentes de Roald Dahl, autor de culto tanto para lectores juveniles como adultos.

Rolad Dhal: Mi amigo el gigante, ilustraciones de Quentin Blake, traducción de Pedro Barbadillo, Madrid, ed. Alfaguara, junio de 2016, 203 págs, 13’95 euros. ISBN: 978-84-204-8467-9.

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