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Mario Noya

Rubén, "un Baudelaire más triste y más bueno"

Rubén, "fabuloso derrumbe humano que iluminó Madrid" (Umbral), limpiando hasta la nitidez "la anquilosada lírica castellana" (Pla), nos devolvió el idioma.

En el centenario de, he decidido disfrutar leyendo sobre. Félix Rubén García Sarmiento, Rubén Darío o simplemente Rubén, fue el artífice de la renovación poética en España (Trapiello), "incluso diríamos que de la sensibilidad literaria de la literatura en castellano" (Trapiello), "un hombre al que todo el mundo quiso siempre como un niño, sin darse cuenta de la velocidad con que iba hacia una muerte de hombre" (Trapiello).

Rubén, "fabuloso derrumbe humano que iluminó Madrid" (Umbral), "se irguió frente al mar latino, congestionado de trascendencia" (Umbral), "creó una sensibilidad nueva" (Umbral) y, limpiando hasta la nitidez "la anquilosada lírica castellana" (Pla), nos devolvió el idioma (Umbral). Compuso "algunos de los más hermosos poemas de nuestra lengua, hondísimos de sentimiento y misteriosos de fondo" (Trapiello), "versos sonoros, embriagadores, musicales como no los había conocido antes la literatura española" (Trapiello). Versos de "una sintaxis nueva que reinventa el mundo" (Umbral), en los que se descubre "que todo rima con todo en la naturaleza" (Umbral) y que también dejaron estupefacto a Federico García Lorca, de quien el dicho dice que dijo la siguiente broma cuando leyó por primera vez aquello de "... que púberes canéforas te ofrenden el acanto":

Sólo he entendido el que.

Rubén, "el poeta que más poetas reclutó para su causa" (Trapiello), inadvertidamente segregó también el rubenismo o, peor, la rubenitis. "Le perjudica el modernismo como moda" (Umbral). "Desgraciadamente, este juego inteligente de influencias [eminentemente francesas] dura muy poco" (Pla) y ese "caudal de preciosidades y maravillosos engastes" es "malversado estúpidamente" por sus epígonos.

Y es que RD no había llegado para aventar "galicismos sin ton ni son" (Pla), sino para "suprimir" la "turbia realidad que a cada instante (...) subyuga con obligaciones ásperas" (Vargas Llosa) y sustituirla por una nueva donde únicamente no cabe "la sociedad que alberga al poeta" (Vargas Llosa). Una realidad nueva, erigida sobre la imaginación y el lenguaje que ya no media, por entero entregada a la Belleza. "La realidad coloreada, perfumada, disfrazada cuantiosamente, deja de serlo: se ha purificado" (Vargas Llosa). "Rubén es ese cristalero que trae a la espalda un espejo grande, transparente y limpio en el que la ciudad, al reflejarse, ya es otra" (Umbral). En Madrid, en su natal Metapa (hoy Ciudad Darío) o en Mallorca:

En Mallorca hay olivos viejísimos de troncos monstruosos, retorcidos, descarnados, sobre todo los situados al norte de Valldemosa (...) El poeta Rubén Darío convirtió estas plantas absurdas –la diosa Minerva convertida en una arpía– en un prestigio insular. (Pla).

***

Félix Rubén García Sarmiento, Rubén Darío, simplemente Rubén, fue "impar como una ruina, precolombino y único, parisiense, madrileño, poeta solo de la noche occidental, como un Baudelaire más nuevo, más triste y más bueno" (Umbral).

Según todos los que le conocieron, fue (...) un hombre fundamentalmente bueno, un niño grande cuyos errores y desarreglos procedían de su misma ingenuidad y exaltación sentimental, de típica inadaptación genial. Era tímido y audaz, místico y sensual, amante del placer y temeroso de la muerte, católico y pagano, noble y a menudo abyecto, inclinado al reposo familiar y siempre errante: pobre y grande humanidad la suya que despertaba admiración y compasión hasta en los más bajos. (Federico de Onís, cit. en Trapiello).

"Pese a morir joven, antes de cumplir los cincuenta años, Rubén dejaba detrás un movimiento consolidado y una estética que había llenado de seguidores América y España. Basta leer la tan bien informada Breve historia del modernismo de Max Henríquez Ureña para darnos cuenta de que desde el petrarquismo no había conocido fulgor parecido la poesía castellana, en la que Rubén hizo de nuevo Garcilaso" (Trapiello).


  • Trapiello, Andrés: Los nietos del Cid. Planeta, Barcelona, 1997.
  • Umbral, Francisco: Las palabras de la tribu. Planeta Bolsillo, Barcelona, 1996.
  • Pla, Josep: Diccionario Pla de literatura (Valentí Puig, ed). Destino, Barcelona, 2001.
  • Vargas Llosa, Mario: Diccionario del amante de América Latina. Paidós, Barcelona, 2010.

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