Se acaba de publicar en España Adiós en azul, la primera novela de la serie protagonizada por el investigador Travis MacGee, tan popular en Estados Unidos como estimada por grandes autores. (Aquí mismo, dio noticia muy atinada de ella Juanma González). Su creador, John D. MacDonald (1916-86), no debe ser confundido con el gran Ross MacDonald; estuvo destinado en Asia durante la Guerra Mundial y se hizo luego famoso por esta serie, que responde a los principios de la novela negra: crítica social, intriga ingeniosa, estilo brillante, abundante violencia y erotismo, aparente cinismo que encubre un fondo muy sentimental...
Algunas de estas novelas fueron llevadas al cine: "Más oscuro que el ámbar", con Rod Taylor, y "El cabo del miedo", con Robert de Niro y Jessica Lange. Se habló de que “Adiós en azul” la filmaría Oliver Stone, con guión de Lehane y Leonardo di Caprio como protagonista. Se anuncia ahora que lo hará James Mangold, con Christian Bale.
El "azul" del título (The Deep Blue Good-by) se refiere al mar de Florida. Travis McGee es un personaje curioso y atractivo: vive en un barco que ganó a las cartas; conduce un viejo Rolls-Royce, convertido en camioneta, pintado de azul eléctrico, al que llama "Miss Agnes", como a una antigua profesora suya. Se define como "Recuperador" (“Salvage Consultant”): si alguien ha perdido algo ilícitamente, él intenta recuperarlo a cambio del 50% de su valor: es mejor eso que perderlo todo... Tiene éxito con las mujeres, es astuto y más fuerte de lo que aparenta.
Esta novela se publicó en 1964 y sucede un par de años antes. En ella, el protagonista se relaciona con dos chicas, Cathy y Lois, robadas y maltratadas por el malvadísimo Junior Allen.
Travis "vive al margen de la sociedad establecida", recela de
las tarjetas de crédito, las deducciones de la nómina, los seguros, las rentas para la jubilación, las cuentas corrientes, los cupones de ahorro, los relojes, los periódicos, las hipotecas, las sermones...(p. 22).
En cambio, a él le gusta
caminar por la playa, beber ginebra, bromear, vivir tranquilo, ser iconoclasta y descreído, llevar la contraria... (p. 32).
Y las mujeres hermosas, por supuesto.
El estilo es brillante, irónico
Nunca te sientes en la primera fila para ver un espectáculo de danza" (p. 14).
Así describe a una azafata, que quiere intimar con el personaje:
Mostraba unas ostentosas cualidades para la lactancia, pero su blusa no estaba convenientemente adaptada (p. 121).
Curiosamente, Travis se singulariza por creer firmemente en unos valores, al margen de las modas: "Se supone que el mundo está repleto de conejitas adorablemente amorales para las que el sexo es una placentera labor social. La nueva cultura. Y de hecho sí que están ahí, a disposición, en cantidades agotadoras, pero hay algo curiosamente desabrido en ellas. Una mujer que no se respeta a sí misma no puede ser demasiado valorada por nadie" (p. 30). (Con más ironía, el anarcoide Georges Brassens canta algo parecido en La concurrence déloyale).
En la vida social, Travis descubre dos grupos: los que quieren ser dominados y los que se aprovechan de eso. Por eso, "asume el actualmente inasumible planteamiento de que el mal, sin diluir por ningún indicio de trauma infantil, existe en el mundo, existe porque sí..." (p. 86). El investigador desengañado encubre un moralista; el cínico, "un romántico incurable" (p. 86): ama y sufre con un par de mujeres, que han sufrido un “asesinato simbólico”.
Esta combinación de factores heterogéneos determina que la novela resulte muy atractiva (para el lector que ame el género "negro", por supuesto). El gran Stephen King opinó que MacDonald es "el escritor más entretenido y fascinante de nuestra época". El primer adjetivo me parece más ajustado.
John D. MacDonald: "Adiós en azul", Barcelona, ed. Libros del Asteroide, 2015, 268 págs., 18’95 euros. ISBN: 978-84-16213-50-4.