Jesús Egido, alma de Reino de Cordelia, ha hecho un Quijote de rompe y rasga. Nada de traducciones, ni traslaciones, ni miedos a lo académicamente correcto. El texto original. Un Quijote rico, riquísimo, pero sin que el sabio Francisco Rico, la voz más autorizada y respetada en la materia, presida la mesa.
Una caja con dos tomos, 1.400 páginas en total, que llevan un gran trabajo filológico fiel a Miguel Cerbantes con b, así firmó en 76 ocasiones. El dato ha sido cotejado por los filólogos Pollux Hernúñez, doctor en Filología Clásica por la Sorbona y Emilio Pascual, editor, poeta y también crítico. Cotejar y cotejar hasta afinar la letra de Cerbantes y los errores de los impresores. Hernúñez y Pascual en modo multipantalla han trabajado sobre todas las ediciones de la primera gran novela de la historia, desde 1738 a 2015.
Las claves de la edición
El Quijote pop aporta importantes novedades filológicas. Por primera vez se ha organizado todo el texto por versículos, 13.666, un sistema de búsqueda universal, utilizado en la Biblia o en la Divina Comedia. Nadie lo había hecho hasta ahora. Se podrán localizar y referir citas o pasajes independientemente de la edición que se maneje. Los números de los versículos van en rojo y son pequeños para no interferir en la lectura. El más corto es la inmortal frase "yo soy el que soy".
Los dos filólogos han encontrado casi medio centenar de enmiendas textuales a las ediciones más conocidas. Por ejemplo la confusión de imprenta entre lercha, palabra que no existe, y percha, lo que quiso escribir Cerbantes. En las recientes publicaciones de Trapiello y Rico está sin corregir. Algunos expertos han fosilizado palabras desconocidas en español apuntando que sólo las utilizó Cerbantes. Alguna hay, pero otros son errores tipográficos ignorados durante años. Hernúñez y Pascual han recordado lo humano que era imprimir en la época: colocando a mano las letras una a una en planchas. Artesanía pura. Se corregían faltas cuando se podía y mientras tanto las máquinas no paraban.
Otro de los propósitos de este Quijote "para disfrutar" es que las notas a pie de página no fueran el gran lastre de las ediciones más conocidas. Son prácticas y precisas para facilitar la comprensión de las palabras en desuso.
Otra de las creaciones para la ocasión es un Dramatis personae, un índice con todos los personajes que aparecen en la novela, aunque sea una sola vez. Por ejemplo, Don Quijote tenía una sobrina, Antonia Quijana, ¿pero era hija de su hermano o de su hermana? El escritor nos lo llega a aclarar: de su hermana.
Una edición que te saca los ojos
150 ilustraciones a color, una por capítulo, escenas y bodegones, obra de Miguel Ángel Martín, dibujante distinguido en Italia con el Oscar de la historieta, el Premio Yellow Kid. En tinta china y acuarela sobre papel de 100 gramos ahuesado traído para la ocasión de Finlandia.
Miguel Ángel Martín, creador de la imagen de la marca Subterfuge, explica sus dibujos con referencias a los Spaghetti Western de Sergio Leone, árida y amarilla era la Mancha o a la violencia de Quentin Tarantino. Martín ha encontrado a Sancho Panza en Bud Spencer y a don Quijote en Terence Hill. La armadura está inspirada en el hombre de hojalata de El mago de Oz y Sancho lleva un pijama rosa como los vaqueros del Oeste.
Los dibujos de Martín como siempre son tramposos. A través de colores llamativos y unos rasgos casi Disney te suelta el mayor de los zurriagazos visuales. La España de Don Quijote es así: cruel, de humor bruto, dolorosa, sangrienta, podrida, cabezona, de moscas, de pedos.
El dibujante, premio Libertad Digital de Cultura 2015 en la modalidad de cómic, cree que la mayoría de las ilustraciones anteriores del caballero andante han sido demasiado poéticas, románticas, recuerdan las de Dalí, Doré o Mingote. Él se ha inspirado en los dibujos del ilustrador Daniel Urrabieta Vierge (1851-1904). Don Quijote aparece como un loco huesudo que va perdiendo ropa al ritmo que se agota y que recupera su cordura. Las ilustraciones no rompen en ningún momento el ritmo de lectura.
Este 2015 se cumplen 400 años de la publicación de la segunda parte de El Quijote y el próximo 23 de abril de 2016 habrán pasado otros 400 de la muerte de Cervantes. Perdón, Cerbantes (la editorial ha tenido que registrar las dos versiones en el ISBN).