Tarde de verano en la isla. Mediados de los años 60. La plaza está que arde. El ambiente es brutal. Chicos con media melena, bigote a lo Ringo, camisas ajustadas, músculos prietos a la vista y las piernas cruzadas; chicas con pelo corto y ropa amplia, sentadas sin preocupación. Locos y locas ebrios de juventud. Cubanos en estado de alboroto... y de excepción. Pero en La Rampa de La Habana, entre el ambiente, alguien siempre está observando. Y ficha. Los delatores, con uniforme casual, son esos mansos a los que basta repartirles vendas para que ellos solos se tapen los ojos. Podríamos comprender el miedo de aquellos informantes, su ignorancia, la fuerza de la propaganda utópica, la debilidad humana y lo cara que es la valentía; pero, claro, a mediados de los años 60, hubo quienes se la jugaron por bailar a The Beatles en la Cuba de Fidel.
Las citas juguetonas de esta tarde de verano acabarán en un autobús sellado. 10 horas de viaje. Un pueblo tras otro pueblo en los que no se para. Gritos de auxilio y de "¡agua, agua!" por las ventanillas del ómnibus. Deposiciones, sed, hambre. Cháchara. Llegada de madrugada a grandes estadios deportivos con focos a todo trapo, cegadores, como un plató de cine. No, esto es la cruda realidad, hermano. Última parada: granjas de confinamiento humano. Llegaron a ser 25.000 los presos.
Al llegar, uno de los pasajeros ve por la ventanilla el cartel: "El trabajo os hará hombres". Y se dice, "ni lo pienses, loco". Otro en cambio, más leído, el poeta José Mario Rodríguez (1940 -2002) se da cuenta de que algún capo militar comunista ha adoptado el lema nazi "arbeit macht frei", "el trabajo os hará libres", bienvenida que se daba a los judíos en Auschwitz.
Hace 50 años la dictadura homófoba, racista y sectaria de Fidel Castro creó su versión de los campos de concentración, con vallas electrificadas y torres de vigilancia donde apartar a los "desviados sexuales, hippies, testigos de Jehová o prostitutas", en una palabra, "el lumpen" social que diría el Che Guevara, y que según Fidel Castro "hacían ostentación de su desvergüenza".
Llamaron a los campos UMAP, Unidades Militares de Ayuda a la Producción, eufemismo del tamaño de la crueldad que albergaron. Los "pájaros" enjaulados (denominación para los homosexuales en Cuba), producirían de sol a sol tabaco, azúcar, podarían las espinosas matas de aroma y a mano arrancarían las malas hierbas; la metáfora es obvia. Como en Europa objetivo del comunismo de Castro fue aniquilar al hombre interior. En las granjas les despojaron de sus ropas, les mataron de hambre, los maltrataron hasta la muerte, abusaron sexualmente de ellos y por supuesto los sometieron a la re-educación, con proyecciones Pávlov y una nueva alfabetización: repite conmigo: "M de marxismo, R de Raúl, C de Castro". En Cuba, como en la Alemania nazi, los denunciantes fueron premiados con la casa del marica, porque ya no la iba a necesitar... Algunos no lo soportaron y se suicidaron, otros pasaron a la lista de desaparecidos.
Hace 50 años, en 1965, empezaron las depuraciones morales, las humillaciones públicas y los allanamientos privados. En diciembre de 1964, el Che Guevara, capo y verdugo de la cárcel de La Cabaña, había dicho ante la Asamblea General de las Naciones Unidas: "fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte".
1984, el año de 'Conducta impropia'
En 1984 se estrenó el documental Conducta impropia de Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal. Los directores entrevistaron a víctimas de las UMAP, "a esas locas las consigo yo" les aseguró el escritor Reinaldo Arenas, refugiado en Nueva York. Un documental que fue producido por la televisión pública francesa de François Mitterrand. Con todo detalle, con pena y humor, inteligencia, se denuncia el maltrato de Fidel y del Che a los escritores y artistas homosexuales y lesbianas.
Por cierto, cuando se estrenó en Francia, la cinta fue teatralmente criticada por Tomás Gutiérrez Alea, que casi años más tarde dirigió Fresa y Chocolate (1993).
Otras películas que denuncian la persecución del régimen comunista cubano son Seres extravagantes (2003) de Manuel Zayas, y con narración de Reinaldo Arenas; Antes que anochezca (2000) de Julian Schnabel o Nadie escuchaba también de Néstor Almendros.
Y mientras, Pablo Iglesias baila la conga
El 4 de julio de 2015 Pablo Iglesias bailó en el escenario montado para las fiestas del Orgullo Gay de Madrid. A ninguno de los organizadores le importó que el líder de Podemos dedicara su programa de televisión a aquellos maravillosos años "de liberación y conquistas sociales" del régimen castrista.
Actualmente, los homosexuales, transexuales y lesbianas cubanos siguen denunciando redadas, abusos, maltratos y exclusión. Iglesias tenía el rostro pálido esa noche en Chueca, y mira que hacía calor. Fue porque se le situaron al lado, sujetando la pancarta los fantasmas de Reinaldo Arenas y Virgilio Piñera. Yo los vi.