A punto de cumplir noventa años, Andrea Camilleri sigue en plena forma literaria, publicando con regularidad sus excelentes novelas del comisario Montalbano, tan populares en España y en toda Europa. Pero no se limita a esa serie su producción. Nos llega ahora un libro editado en Italia hace un par de años, en el que cuenta una historia real, sucedida en Sicilia, en los años veinte.
Los hermanos Sacco son unos honrados trabajadores que, gracias a su esfuerzo, van mejorando su situación económica hasta que reciben una carta, en la que se les exige el pago de cierta cantidad. En vez de aceptar, como hacen los vecinos del pueblo, deciden negarse y denunciarlo a los carabineros. Cuando comprueban que éstos no hacen nada, comprenden que tienen que defenderse por su cuenta: así comienza una sucesión de atentados, que les obliga a huir a las montañas y se acaban convirtiendo en la "banda" que da título al libro.
Lo terrible de la historia, por supuesto, radica en que es verdadera. Asegura Camilleri que, en su relato, no ha variado nada esencial: se ha basado en los documentos que le ha proporcionado un descendiente de la familia.
No es nuevo que un gran novelista sienta la tentación de narrar un hecho real. (García Márquez, por ejemplo, lo hizo con su historia del náufrago). Camilleri cuenta la historia en presente, como si estuviera sucediendo delante de nosotros; huye de las metáforas, de la retórica barata, de los comentarios innecesarios: "Los hechos son los hechos" (p. 67). Eso es lo que nos da, con estilo lacónico, implacable, de gran fuerza. Y, en la segunda parte, añade algunas "Consideraciones sobre los capítulos", para contextualizar los hechos o formular preguntas.
No faltan sabrosos detalles, propios de un buen narrador: cómo los campesinos comen pan con una sardina o huevo duro; los oficios de pistachero y atrapamoscas; la novia que ve detener a uno de los Sacco y lo espera casi cuarenta años...
De los hechos se deducen consecuencias claras: la Mafia sustituye al Estado cuando éste brilla por su ausencia. La "vieja Mafia", que ahora algunos idealizan, se diferenciaba de la "joven" sólo por su "código de honor": en realidad, una monstruosidad, que no tenía en cuenta la vida ni el honor auténtico de sus víctimas.
El capo de la Mafia tiene muchas caras: "En algunas ocasiones se muestra como un páter familiar bueno y conciliador; en otras, como un mediador agudo y sagaz, y, a veces, como un juez severo. O, mejor dicho, como un verdugo feroz" (p. 24).
Usando un título de Sciascia, llama Camilleri a su libro "un western de la Cosa Nostra". Como testimonio, es implacable. (Me ha recordado una vieja película, Salvatore Giuliano, de Francesco Rossi). Pero lo tremendo es que el foco se va desplazando de la Mafia a los carabineros, los jueces, los políticos, los abogados: la corrupción general que la hace posible.
El lector de Camilleri no disfrutará, en este libro, con su habitual y estupendo sentido del humor: en esta historia, no tiene cabida. Pero sí encontrará el ejemplo de una familia que sufrió terribles desgracias solamente por no doblegarse.
Andrea Camilleri: La banda de los Sacco, Barcelona, ed. Destino, 2015, 189 págs, 15 euros. ISBN: 978-84-233-4907-4