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Christian Gálvez escribe cuentos infantiles y una serie de dibujos animados

Conoció a su mujer cuando la invitaron a Pasapalabra. En las próximas semanas aparecerá su segunda novela, Rezar por Miguel Ángel.

Christian Gálvez | Cordon Press

El presentador de uno de los programas-concursos de mayor audiencia en las televisiones españolas, Christian Gálvez, que cumplirá en mayo treinta y cinco años, tiene al margen una faceta que acaso desconozcan muchos de los espectadores que lo siguen de lunes a viernes a partir de las 8 de la tarde en Telecinco: la de escritor de relatos infantiles. Lo curioso es que el personaje central de todos ellos es el mismo, Leonardo Da Vinci, sobre quien ya el pasado año publicó su primera novela, de la que lleva vendidos más de treinta mil ejemplares.

Los cuatro cuentos editados últimamente en dos volúmenes rememoran la niñez de aquel genio florentino del Renacimiento y sus primeros inventos, a partir de la edad de ocho años. Y, no sólo eso: Christian Gálvez está preparando los guiones de una serie de dibujos animados con destino a la pequeña pantalla, asimismo centrados en la vida de Leonardo Da Vinci, que claro está es su personaje favorito de la historia.

Si ya en su novela Matar a Leonardo Da Vinci mezclaba elementos históricos y biográficos con técnica de thriller, lo que trata de ahora en adelante es imbuir en sus jóvenes lectores y posibles telespectadores de la serie la inquietud para superar toda clase de dificultades que nos presente la vida hasta alcanzar los fines que nos trazamos. Porque mantiene que su personaje fue muy disciplinado, ejemplo del fracasado y perdedor que acabaría logrando los éxitos que perseguía. Muy tarde desde luego.

Entretenimiento y cultura son los conceptos que maneja el celebrado presentador a la hora de elaborar sus trabajos. Esa obsesión por Da Vinci lo llevó hace ya tiempo a leer cuantos libros encontró sobre él, pero también a investigar in situ en aquellos lugares donde transitó, viajando hasta ellos cuando sus compromisos televisivos se lo permitieron.

Mas no se detiene ahí su inquietud constante, casi obsesiva sobre Leonardo, pues en esa búsqueda afanosa de tal personaje del Renacimiento dio no hace mucho sobre el no menos célebre Miguel Ángel, el padre de la Capilla Sixtina, autor de históricas esculturas localizadas sobre todo en el Vaticano y en Florencia. En las próximas semanas está previsto que aparezca en las librerías su segunda novela, Rezar por Miguel Ángel, con la que contribuirá a la moda literaria de los últimos tiempos en los que florecen relatos sobre personajes y sucesos históricos adobados por la imaginación de sus autores, con mayor o menor rigor sobre su figura.

Christian Gálvez, que es un minucioso investigador,tiene preferencias hacia aquellos personajes que se empeñaron, tras luchar consigo mismo, en sacar adelante sus proyectos. Su actitud personal es la de mantener siempre la curiosidad, el don de la observación, la perseverancia, incluso soportando sacrificios, si se quiere llegar a una meta. Consecuencia de ese modo de ser y pensar es que da conferencias para grupos de empresa con estos dos conceptos como eje de su discurso: la motivación y la búsqueda de talentos.

No es Christian un charlatán lenguaraz que se aproveche de su éxito en televisión. Porque es el primero que se ha acostumbrado a luchar contra los reveses del destino: en 2012, arrastrando una dolorosa hernia de columna vertebral vióse obligado a someterse a una delicada intervención quirúrgica; duro envite en el que, sin tener absoluta certeza de si saldría con vida del quirófano, contaba con la posibilidad de someterse el resto de su existencia a transitar en silla de ruedas, inválido para los restos.

Por suerte, con su fe, su convencimiento y seguridad en los cirujanos de que la operación sería afortunada, ha podido contarlo. No obstante a cambio de una severa y continua rehabilitación: cuatro días a la semana se somete a una tabla de ejercicios bajo la vigilancia de un preparador físico. Y así, poco a poco, su antigua lesión de espalda va dejando lentamente de molestarle. Su victoria es que superó los primeros pasos tras aquella salida del quirófano, cuando hubo de aprender a correr de nuevo y a realizar algo tan sencillo para todo el mundo pero no para él en aquellos dramáticos momentos: girar su cintura con cierta normalidad. Porque, entre otras cosas, entonces las piernas no le obedecían cuando él trataba de moverse.

Y uno se pregunta: ¿cómo administra su tiempo para conjugar todas esas actividades mencionadas sin fallar ningún día en su trabajo en Pasapalabra, aunque se emita grabado, o en lo que se entiende por falso directo? Pues con orden, constancia, voluntad, virtudes que adornan a Christian Gálvez.

De grata presencia y destacada telegenia, se muestra natural ante las cámaras, resolviendo además los problemas que originan los programas-concursos, animando a los que participan en ellos sin caer en hipócritas palabras de aliento. Y ello ejerciendo su autoridad sin caer jamás antipático para los perdedores. Este joven natural de un pueblo madrileño, Móstoles, tras cursar unos años parte de dos carreras (Magisterio y Filología Inglesa) se decantó por el mundo de la interpretación. Ya con quince años hizo su debut televisivo en Médico de familia, al que siguieron en años sucesivos papelitos en otras series conocidas, La casa de los líos, Al salir de clase

Fue reportero en Caiga quien caiga, entre 2005 y 2007, año este último en el que recogió el relevo de Jaime Cantizano en Pasapalabra. Desde entonces está al frente del espacio, que le ha deparado un premio Ondas, en 2008 y varios TP de oro.

Pero lo más importante para él es que a poco de incorporarse a Pasapalabra conoció a una de las invitadas al programa, con quien simpatizó a las primeras de cambio: la gimnasta Almudena Cid. A los tres años se casaron. Y desde entonces viven muy felices. Con ella, los fines de semana, se pierde de viaje por esos mundos, preferiblemente la zona italiana de la Toscana. Siempre, como se ve, tras los pasos de sus adorados personajes del Renacimiento.

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