"Después de las doce campanadas, tendréis noticias mías": así terminaba su pródigo –según la cuarta acepción del DRAE; especifico, no sea que germinen las dudas- discurso en la noche de este jueves, el exdirector de El Mundo, Pedro J. Ramírez, quien acudía al Ateneo de Madrid para presentar, ante su público y ante los decimonónicos rostros de los retratos que inundan la institución, su último libro y, sobre todo, para aventurar algo, un breve pero intenso latigazo de luz tras la cortina, de su cada vez más cercano proyecto periodístico y digital.
El Ateneo estaba efervescente. Pedro J. Ramírez sabe movilizar a sus masas, genera expectación, hasta tiene un club de fans por Twitter. El periodista presentaba Contra unos y otros (La esfera de los libros, 2014). "Su prosa brillante (…) sirvió de cauce a la rebeldía ciudadana frente a los abusos del poder", reza la nota de prensa sobre la obra, como equiparando los tirantes del periodista riojano con la coleta del eurodiputado ése que sale tanto en Las mañanas de Cuatro.
Al tomar posesión de su trono, Pedro J. miraba a su público, de un lado para otro, como pasando lista. Cristina Alberdi, Cayetana Álvarez de Toledo, Ana –de- Palacio, presentes. También su musa, Ágatha, con ese look como de galería de arte contemporáneo. Eduardo Inda, primero con los periodistas; después, más cerca del que fuera su jefe. David Gistau, Manuel Jabois y Alfonso Ussía arropaban al autor de la obra. El primero añoraba el "periodismo más clandestino" que se hacía en El Mundo de Pedro J., a diferencia del "institucional" de ABC; el segundo citaba a Javier Krahe y remataba con brillo: "Mientras haya ballenas en España, habrá arponeros", y por último Ussía, más moreno que en la tele, recordaba a Machado, a Tip y a Mingote, hacía una apología de la verdad y la libertad, y calificaba a Pedro J. como un "fundador de medios fundamentales".
Pedro J. abandonaba la mesa oficial, se colocaba en la tribuna, agarraba el micro, y arrancaba su discurso. Señalaba, a modo de paradoja, que un "líder de izquierdas" –Zapatero- dio con él un ejemplo de tolerancia, mientras que uno de "centro-derecha" –Rajoy- "se lanzó ferozmente a mi yugular" tras los mensajes telefónicos de Bárcenas. El periodista arengaba a las masas, cargando contra esos unos y otros que no han mejorado la calidad de nuestra democracia, que han subido los impuestos, o "han incubado y protegido la corrupción". En especial, Pedro J. se refirió a las víctimas del terrorismo etarra: "Recordad a Bolinaga como recuerdo yo a Ortega Lara". También criticó al PP y al PSOE por no "esclarecer la sentencia del 11-M".
Pedro J. explicaba que "es muy difícil que la nueva política pueda brotar de las madrigueras en las que siguen atrincheradas las comadrejas de la vida política". Recordaba cómo Carrillo pactó con Suárez y, por ello, no ve "ninguna razón por la que Albert Rivera no se ponga de acuerdo con Pablo Iglesias, o Santi Abascal con Alberto Garzón". Pedro J. pidió una reforma constitucional que dé más poder al pueblo, que reduzca aforamientos o modifique la ley electoral y, sin mencionarla, criticaba la reforma federal que plantea el PSOE: "Si es para eso –para dividir al país, se refería-, que la Virgencita y las Cortes Generales nos dejen como estamos".
"Después de las campanadas, tendréis noticias"
Finalizaba el discurso Pedro J. refiriéndose a su futuro medio de comunicación. Decía que "los gobiernos y sus aliados económicos son capaces de controlar los medios habituales, pero asisten estupefactos" a la proliferación de los nuevos medios virtuales.
"2015 será el año más importante de mi vida periodística. Ahí estaré desde el 1 de enero", proclamaba Pedro J. ante sus fieles, minutos antes de concluir así: "Después de las doce campanadas, tendréis noticias mías". Y la afición correspondió con un aplauso.