El 23 de agosto de 2014, en el curso del tercer día de una febrada horrible, me distraía en Twitter publicando tuits deprimentes cuando de pronto me sorprendí a mí mismo con este tuit nostálgico:
Cuando no había Twitter y había que publicar las novelas por entregas.
— Diego Buendia (@dbuendiab) agosto 23, 2014
¡Guau! ¡Twitter en los tiempos de Víctor Hugo! Me fascinan esas ucronías: el papa Urbano segundo publicando en su Facebook la convocatoria para la Primera Cruzada. Dostoyevsky blogeando El jugador cada noche desde Baden-Baden. Y Cervantes persiguiendo la fama en Twitter, desesperado por superar en seguidores a Lope de Vega... Enseguida, siguiendo con la broma, escribí los dos últimos tuits de esa hipotética edición tuitera:
20426 no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías
— Diego Buendia (@dbuendiab) agosto 23, 2014
y 20427. que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale. FIN El Quijote
— Diego Buendia (@dbuendiab) agosto 23, 2014
Tengo ya la edad de El Quijote, pero conservo el hábito de hacer estimaciones que adquirí de joven, así que durante un rato calculé lo que se tardaría en tuitear El Quijote:
En menos de 55 años, a tuit diario, se puede tuitear todo el Quijote. Y ni siquiera tienes que hacerlo tú. Tengo acabado un bot para hacerlo
— Diego Buendia (@dbuendiab) agosto 23, 2014
Esto último era una baladronada. Todavía no tenía el troceador de textos, pero sabía cómo hacerlo. Dejé el tema ya de madrugada, pero estoy seguro de que durante el sueño estuve dándole vueltas a este último tuit:
Incluso libros tochos como el Ulises de Joyce, entrarían bien si alguien lo publicara tuit a tuit..
— Diego Buendia (@dbuendiab) agosto 23, 2014
A pesar del tono burlón, en el fondo es una tesis seria: debe haber alguna forma de acercar la gran cultura a las personas que viven en el mundo virtual. El problema es no saber cómo hacerlo.
El por qué
La razón primera es hacer algo que nadie ha hecho antes, y que en primera instancia parece un sinsentido. Visto así, lo que me gusta es la propia naturaleza de locura quijotesca que tiene la idea.
Luego ya se van encontrando razones plausibles:
- La efeméride próxima del 400 aniversario de la muerte de Cervantes.
- La curiosidad por ver la respuesta de Internet ante la propuesta.
- El desafío técnico de programarlo todo.
Me gusta pensar que cada cual encontrará la forma de dejarse acompañar por El Quijote durante este tiempo. Algunos aceptarán la lentitud de la propuesta, y saborearán las palabras encontrando bellezas que quizás les pasaron desapercibidas.
Otros se acercarán al libro para sortear su impaciencia, y al día siguiente reconocerán lo leído como se reconoce a un viejo amigo. Y otros más intertextualizarán, al estilo de internet, comentando palabras, buscando en Google o en la Wikipedia el sentido de algunas cosas.
Y seguro que hay maneras de usar esta propuesta que yo no llego a imaginar. En todo caso, mi obra también pertenece ahora al mundo, y es un alivio dejarla marchar y que se someta por sí misma al juicio de la gente.
QUIJOTE 2. del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
— QuijoteEn17000Tuits (@elquijote1605) septiembre 1, 2014